Uno se acostumbra a cualquier cosa. Yo me estoy acostumbrando a que mis amigos se suiciden. Primero fue el Gordo Reboiras, con su cara redonda de bebé de sesenta kilos. El Gordo era mi…
No me avergüenza reconocer que crecí en el error. Durante toda mi infancia pensé que Hanna Barbera era una abuela bonachona que se encargaba de coordinar el entretenimiento de los niños del…
Durante muchos años mi familia celebró Navidad en la casona del Desierto de los Leones. Fue construida sobre una barranca a inicios de la década de los setenta, y tenía tres niveles: el…