Ryan
Adams deberรญa estar muerto. O por lo menos eso es lo que,
durante los รบltimos tres aรฑos, esperaban buena parte de
la prensa musical y los detractores del seรฑor Adams a lo largo
y ancho del mundo de la mรบsica. Los fanรกticos no nos
hacรญamos demasiadas ilusiones tampoco, todo ha de decirse.
Ya
se sabe, Ryan Adams el incontinente que, tras los aclamados
Heartbreaker
(2000) y Gold
(2001) inicia un periodo serio de autodestrucciรณn que, tiene
cierta gracia, empezรณ con un disco inocente, hecho de
descartes, llamado Demolition
(2002). Demoliciรณn. Cรณmo no. A partir de
ahรญ, ya no hubo vuelta atrรกs. Hasta ahora.
Luego
vino el รกlbum que Adams esperaba fuera su obra maestra, Love
is Hell. Su discogrรกfica, Lost Highway,
todopoderosa en este negocio del alt
country, no pensaba lo mismo y convenciรณ a Adams
para que escribiese otro disco al que Love
is Hell servirรญa de apoyo dividido en dos eps. Ryan
Adams dijo ok. Y entregรณ Rock
nโ Roll, que le tomรณ dos semanas. Si hay algo que
Ryan Adams sabe hacer, rรกpido y bien (bueno, a veces no tan
bien), son canciones. Se sienta y las escribe, y a veces ni se
sienta: tres de sus ya nueve discos fueron escritos en la carretera,
suena difรญcil de creer pero es asรญ, la guitarra, lรกpiz
y papel y ahรญ va otra canciรณn de Ryan Adams.
Rock
nโ Roll era una broma, una broma divertida que empieza a
agotarse rรกpido para pasar, casi sin transiciรณn, de
entretenida a infantil. A mรญ me gustรณ, o eso recuerdo,
porque me cuesta pensar en la รบltima vez que puse el disco en
el reproductor y, ahora caigo, es el รบnico disco de Ryan Adams
que no tengo en mi iPod. Por esa รฉpoca โsigamos con la
autodestrucciรณnโ se hicieron famosos los conciertos en que
Adams salรญa completamente borracho, tambaleรกndose sobre
el escenario, aporreando la guitarra e insultando al pรบblico,
que le gritaba de vuelta (el pรบblico gritaba mucho en los
conciertos de Ryan Adams, incluso habรญa quien gritaba que
tocase โSummer of 69โ, canciรณn de Bryan
Adams, y se exponรญa a que el mรบsico bajara
del escenario y lo echase, como ocurriรณ una vez), lo cual, o
bien le enfurecรญa aรบn mรกs o bien le animaba, y
fue asรญ que la loterรญa que siempre habรญa sido un
concierto de Ryan Adams se convirtiรณ en una especie de ruleta
rusa, con dos posibilidades: a) Show de tres horas o b) Ryan Adams se
cae del escenario y se rompe el brazo dando por finalizado el
recital. Y una tercera, consecuencia de la segunda, y que yo hube de
sufrir dos veces en carne propia aquรญ en Espaรฑa:
cancelaciรณn.
Al
alcohol, a todo el alcohol que Adams consumรญa por ese entonces
ha de sumรกrsele el consumo tambiรฉn abusivo de drogas,
muchas drogas. Lo contaba en una reciente entrevista con el New
York Times: โEsnifรฉ mucha heroรญna,
mezclada con coca. Me metรญ speedballs
a diario por varios aรฑos. Y pastillas (โฆ) Sentรญa una
soledad muy intensa, tenรญa la sensaciรณn de que el mundo
se iba a acabar metida en la cabezaโ.
Ryan
Adams como el retrato del artista adolescente y suicida. Ryan Adams
como el autor del nada irรณnico The
Suicide Handbook, uno de los tantos discos inรฉditos
grabados por Adams y que se ha anunciado en una caja recopilatoria
para el aรฑo que viene. Ryan Adams aporreando una guitarra y
componiendo canciones y mรกs canciones mientras esnifaba una
raya y otra raya. Ryan Adams llamando borracho a medianoche para
insultar a un crรญtico que habรญa escrito una mala reseรฑa
sobre uno de sus conciertos. Ryan Adams como una especie de Kurt
Cobain del alt country,
gritando por ayuda mientras empuรฑaba otra botella de whisky y
mezclaba mรกs heroรญna y mรกs cocaรญna y mรกs
pastillas.
โEstuve
a punto de cruzar la raya hacia donde ya no hay vuelta atrรกs,
pude sentirlo. Veรญa fantasmas y oรญa cosas. Tenรญa
pesadillas horribles. Estaba poniendo toda la distancia posible con
la gente, tanta que si algo terrible llegaba a pasarme no pudiese
hacerles daรฑoโ, confesaba en la misma entrevista del New
York Times.
Lo
curioso, lo realmente curioso es que, sumido en esa vorรกgine
de drogas y alcohol, el seรฑor Adams se las arreglase para ser
aรบn mรกs prolรญfico que de costumbre. Pero, ya se
ha dicho, si hay algo que el seรฑor Adams hace rรกpido y
bien (a veces no tan bien), y al parecer en cualquier circunstancia,
es escribir canciones. Para unos cuantos entre los que me cuento,
2005 serรก recordado como el aรฑo en que Ryan Adams sacรณ
tres discos a la calle. Uno sublime, que araรฑaba las alturas
alcanzadas por su sorprendente y en apariencia tan lejano debut:
Jacksonville City Nights.
Uno bastante mรกs que aceptable pero no mucho mรกs: Cold
Roses. Y uno mediocre con canciones a rescatar: 29.
Dos
aรฑos despuรฉs, un buen dรญa, Ryan Adams aparece
sobrio y recuperado, con nueva novia del brazo (Jessica Joffe,
escritora y modelo), diciendo a cuanto micrรณfono le ponen por
delante que ha madurado, que ha dejado las drogas y el alcohol, que
estuvo a punto de morir y que como si seguรญa hundiรฉndose
el รบnico camino era morirse (o matarse) decidiรณ virar
el timรณn y vamos a ponernos religiosos, al fin de cuentas esto
es country, un
buen dรญa, de la mano de esa novia y sus amigos de Alcohรณlicos
Anรณnimos, resucitรณ.
Asรญ,
Ryan Adams, quien a la fecha cuenta con 32 aรฑos, parece haber
dejado el infierno, y es desde ahรญ, desde el purgatorio de su
sobrevenida madurez, que nos canta su รบltimo trabajo: Easy
Tiger (2007). El enfant
terrible ha muerto, viene a decirnos el seรฑor
Adams, porque โen otra entrevista con sus viejos amigos del
todopoderoso portal Pitchforkmediaโ โยฟenfant
terrible? Creo que eso no ha sido lo peor que se ha dicho
de mรญ, de cรณmo se me percibรญa. Me parece que el
consenso general es que soy sencillamente un imbรฉcilโ.
Cierto, aunque a muchos de nosotros, que esperรกbamos sus
discos aรฑo a aรฑo (o cada semestre), nos importaba
bastante poco; nos preocupaba, eso sรญ, que un dรญa
volviese a caerse desde lo alto de un escenario y no pudiera
levantarse, pero poco mรกs. Ahora, a รฉl, parece
realmente importarle. Y la muestra es este Easy
Tiger.
Un
disco algo mรกs que correcto, al que precediรณ una
expectativa tremenda y del que venรญa hablรกndose desde
hace meses en la red. Buena parte de los trece temas podรญan
oรญrse en versiones en directo en distintas webs y blogs; en la
pรกgina de Rolling
Stone, mรกs de un mes antes del lanzamiento, podรญa
leerse que la redacciรณn entera estaba entusiasmadรญsima
con รฉl; y un devoto Stephen King escribรญa en Amazon.com
que se trataba del mejor รกlbum de Adams hasta la fecha, un
Ryan Adams del que el maestro del terror dice que no dirรก que
es el mejor escritor de canciones de Norteamรฉrica desde Neil
Young, โpero tampoco dirรฉ que no lo esโ.
No
es de buena educaciรณn contradecir al seรฑor King, pero,
lastimosamente, Easy Tiger
estรก lejos de ser el mejor รกlbum de Ryan
Adams. Es un disco correcto, con algunas letras inspiradas y melodรญas
mรกs fรกciles de lo habitual, incluso a rato sosas. Hay
un puรฑado de temas que roza lo mejor de su producciรณn
(โGood night Roseโ, โThese Girlsโ, โI Taught Myself How to
Grow Oldโ), pero el conjunto no satisface. Falta algo. Falta
fuerza. Falta rabia. Un disco de madurez, sรญ, pero uno no
espera un disco de madurez de Ryan Adams. Uno aplaude su sobriedad y
su resurrecciรณn pero confรญa en que la rabia permanezca,
en que el mรบsico se siga abriendo en canal cada vez que abre
la boca para cantar o rasguรฑa la guitarra. Y eso, aquรญ,
estรก algo lejos de ocurrir.
Un
disco de transiciรณn, mรกs bien. O eso espera quien tiene
todos y cada uno de sus discos y sigue esperando poder verlo actuar
en vivo y sigue aguardando esa obra maestra que todos sabemos puede
regalarnos un dรญa. La transiciรณn ha sido dura, lo
sabemos, de โnuevo Dylanโ a superventas a suicida potencial a ex
drogadicto a mรบsico maduro. La transiciรณn ha sido dura
y si Easy Tiger era
el disco que Ryan Adams necesitaba para superarla, enhorabuena. Yo,
por mi parte, sigo esperando un opus
magnus. ~
(Lima, 1981) es editor y periodista.