Fotografรญa: Jordi Socรญas

La venta de Tusquets

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No es un secreto que el sector editorial en Espaรฑa (y por extensiรณn en todo el mundo hispanohablante) estรก sufriendo la crisis con mucha severidad. Algunos hablan incluso de la tormenta perfecta, esto es, la concurrencia de la crisis de consumo y de un cambio tecnolรณgico. Sin entrar ahora en un debate sobre el libro electrรณnico, que supone un margen infinitesimal de las ventas del sector y que todavรญa no es mรกs que una amenaza para los vetustos usos de la industria, lo que es indiscutible es que el libro sufre mรกs allรก de su merma de lectores: estรก perdiendo tambiรฉn su capacidad de influencia. Podrรญamos atribuir este detrimento de su ascendiente al carรกcter secundario al que sucesivos gobiernos han relegado a la cultura, pero eso serรญa admitir que la cultura debe venir deglutida, aprobada y dosificada por las autoridades, lo que no es mรกs que una puerta abierta a la manipulaciรณn y al clientelismo. Tambiรฉn es fรกcilmente achacable a la pobreza de la prensa cultural y, sobre todo, a la precariedad del ejercicio de la crรญtica, que ha sido dinamitada por los periรณdicos (ellos a su vez en aprietos econรณmicos) con el objeto de evitar que algo tan prescindible como la literatura les procure conflicto alguno. Sin embargo, serรญa rayano en lo obsceno no detenerse en el cambio que se ha operado en el lector potencial. Un estudio reciente revelaba que el perfil medio del usuario de videoconsolas tiene mรกs de 35 aรฑos.[1]Sรญ, ya sรฉ que jugar con un videojuego no implica no ser lector, pero sรญ denota cambios importantes en los hรกbitos de entretenimiento y una infantilizaciรณn galopante de nuestra poblaciรณn adulta.

En estas circunstancias de bajada drรกstica de ventas y deterioro del prestigio del libro, se han producido recientemente dos movimientos editoriales que perfilan un nuevo mapa cultural de nuestro paรญs y de Latinoamรฉrica. Primero fue la editorial Anagrama que, tras mรกs de una dรฉcada de especulaciones sobre la herencia del gran editor Jorge Herralde, hizo pรบblico su acuerdo con la italiana Feltrinelli. Fue una jugada maestra. Feltrinelli, a pesar de ser un grupo ingente, era extranjero, con lo que se evitaban los lugares comunes que pesan sobre  los grandes grupos espaรฑoles. Era ademรกs progresista, lo que reforzaba la idea de que el acuerdo aseguraba la continuidad de la editorial sin caer en las manos del vil capital. En definitiva, una operaciรณn redonda desde el punto de vista financiero y que ademรกs dejaba intacta la imagen de la editorial. Quedaba la duda de quรฉ sucederรญa con Tusquets. Ademรกs de los numerosos paralelismos entre ambas casas editoriales (fundadas en 1969, literarias, con estructuras parecidas…) el hecho de que tanto Jorge Herralde como Beatriz de Moura, la editora de Tusquets, tuvieran mรกs de setenta aรฑos habรญa despertado todo tipo de rumores sobre cuรกl serรญa el procedimiento escogido para garantizar su continuidad. Tusquets habรญa tenido hace aรฑos dos matrimonios efรญmeros, uno con Planeta y otro con RBA. Aunque ninguno prosperรณ, de su matrimonio con Planeta surgiรณ una amistad con Josรฉ Manuel Lara que se ha prolongado hasta nuestros dรญas y que ha fraguado en un nuevo proceso de fusiรณn. Si nos atenemos a los prejuicios, Planeta podrรญa parecer el sรญmbolo del capitalismo menos sensible, del gigante corporativo sin escrรบpulos, pero lo cierto es que Planeta es un grupo bastante respetuoso con la labor de los editores (mucho mรกs que otros grupos pequeรฑos, pero en los que la propiedad es mucho mรกs invasiva, como RBA). Ademรกs, lo que Tusquets ha dejado entrever del acuerdo con la familia Lara parece mรกs encaminado a garantizar el futuro de la editorial y de sus trabajadores cuando Beatriz de Moura decida dejar las armas que a la necesidad inminente de hacer caja.

En un sector que tiende a elaborar teorรญas a velocidad de vรฉrtigo, no han tardado en aparecer las voces que ven en estas dos ventas un reflejo claro de la dificultad que tienen las editoriales de mediano tamaรฑo para capear la crisis. No parece que sea el caso. La incertidumbre del sector del libro es general, afecta a los editores de todas las dimensiones y solo es superada por la zozobra de la prensa escrita. Es posible que estemos en un cambio de ciclo e incluso puede que se cumplan todas las amenazas y asistamos al fin de un modelo que ha sobrevivido durante siglos. Pero que Jorge Herralde y Beatriz de Moura intenten garantizar la pervivencia de sus respectivas empresas editoriales poniรฉndolas en otras manos no es mรกs que el paso natural tras cuarenta aรฑos de andadura. Estoy convencido de que esto mismo o algo muy parecido habrรญa pasado si las aguas no hubieran estado tan turbulentas. Dejar atado el futuro de cada una de estas dos casas en las que trabajan una veintena de personas, que forman parte de la educaciรณn sentimental y literaria de muchรญsimos lectores y sin las cuales no se puede entender la cultura en espaรฑol en las รบltimas dรฉcadas no era una opciรณn, era casi una obligaciรณn moral. Lo venidero es incierto por definiciรณn y en el mundo del libro hay mรกs sombras que claros, pero Beatriz de Moura y Jorge Herralde, mientras siguen al timรณn, se han asegurado de amarrar en buen puerto. Nunc est bibendum.~



[1] Segรบn la Asociaciรณn Espaรฑola de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento (aDeSe).

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(Barcelona, 1973) es editor at large en el grupo Enciclopedia.


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