Se dice que Vicente Batistessa vivรญa en los sรณtanos del Hospital de Clรญnicas de Buenos Aires, mismo sanatorio en que se internรณ Horacio Quiroga para ser tratado por las terribles afecciones de una enfermedad que pronto se confirmรณ como un avanzado cรกncer de prรณstata. Quiroga se enterรณ de esto; que en la entraรฑas del hospital se encontraba encerrado un “monstruo”. A pesar de su dolor y de su enfermedad, exigiรณ que Vicente Batistessa —un paciente caracterizado por las deformidades espantosas que le causรณ la elefantiasis y que lo confinaron a la soledad— fuera instalando en su misma habitaciรณn. Asรญ se hicieron amigos. Tanto, que fue a รฉl a quien Horacio Quiroga confesรณ sus intenciones de suicidio. Se le adelantarรญa al cรกncer, no esperarรญa a que la muerte viniera por รฉl; รฉl irรญa por ella. Asรญ lo hizo. El 19 de febrero del 1937, delante de Vicente —que algunos conocรญan como Quasimodo o como El hombre elefante argentino en alusiรณn a Joseph Carey Merrick—, Quiroga tomรณ un vaso de cianuro provocรกndose una muerte rรกpida en medio de terribles dolores.
En el entendimiento popular se considera monstruo a un ser que estรก fuera de lo normal, de nuestro entendimiento. Alguien que principalmente inspira terror por su aspecto, como si solo por su apariencia pudiera hacernos daรฑo y asรญ se se ha abordado muchas veces en la literatura. Se ha dotado con facultades sobrenaturales a los seres que tienen caracterรญsticas diferentes a las de los humanos “promedio”. Los seres mitolรณgicos, por ejemplo, que forman una de las bases para la literatura —sentando la forma del relato รฉpico tal y como lo concebimos, determinando en gran medida el rol del hรฉroe—, se destacan por ser en su mayorรญa seres con formas que causan horror y por tener ciertas facultades que los hacen muy poderosos. Estรก la Hidra de Lerna, por ejemplo; una serpiente acuรกtica de mรบltiples cabezas que custodiaba la puerta a los infiernos en el pantano de Lerna y que tenรญa la facultad de que cuando le era cercenada alguna de sus cabezas regeneraba dos mรกs. El Minotauro: una bestia que todos recuerdan por tener cuerpo de hombre y cabeza de toro, y que solo se alimentaba de carne humana. La Quimera: un monstruo horrendo que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaรฑos y animales. El Can Cerbero, las Arpรญas, las Gorgonas, etcรฉtera. Todas bestias que representaban una amenaza para el ser humano y a las cuales habรญa que enfrentarse.
Jean Chevalier dice en su Diccionario de sรญmbolos que los monstruos representan el conjunto de dificultades a vencer por los hรฉroes de los cuentos. “Aunque los monstruos representan una amenaza exterior, revelan tambiรฉn un peligro interior; son como las formas asquerosas de un deseo pervertido. Proceden de una cierta angustia, de la cual son imรกgenes”. Es decir que mรกs allรก del aspecto, lo monstruoso es la representaciรณn de un estado de la mente. Son las manifestaciones de los miedos, de la amenaza, el encuentro con nuestro lado oscuro. Asรญ como el doctor Frankenstein, emulando a Prometeo, pretende ser dios al dar vida y crear su propio monstruo, nosotros hemos moldeado nuestros propios miedos.
Buena parte de la producciรณn literaria europea de la Edad Media, se caracterizรณ por la reiterada apariciรณn de animales fabulosos, de grandes proporciones, con las que habรญan de enfrentarse los hรฉroes caballerescos. Retomaron seres mitolรณgicos, como los dragones, esfinges, temibles puercos salvajes, el ya mencionado Can Cerbero y a la propia Medusa, para crear sus propias bestias. Sin embargo, las bases de los monstruos, tal y como se conocen hoy en dรญa, fueron instauradas en el Romanticismo. Demonios, vampiros, fantasmas. Son las imรกgenes que adoptan principalmente los romรกnticos oscuros y que se incorporan en su relaciรณn con la literatura gรณtica. Aunque, a diferencia de esta, que tiende a inspirar terror a travรฉs de elementos melodramรกticos, macabros y sobrenaturales, el romanticismo oscuro se fija principalmente en el misterio sombrรญo y el escepticismo sobre la condiciรณn humana. Los monstruos se convierten en seres con alma; se empiezan a delinear bajo los patrones de la rebeldรญa, del amor o de la salvaciรณn. Asรญ surge la estรฉtica de lo feo. Se retoma la importancia de las ideas de un mundo interior y un redescubrimiento de la belleza frente al materialismo del mundo exterior. Baudelarie es uno de los principales exponentes de esto y desde luego Edgar Allan Poe que se permite hacer una amplia fusiรณn: convierte, por ejemplo, la monstruosidad de la muerte de su amada en un acto sublime y de alguna manera en algo bello.
Drรกcula de Bram Stoker —quizรก el monstruo mรกs terrorรญfico por su similitud con la naturalezaโฏhumana y los aspectos carnales que representa—; Frankenstein de Mary Shelley; El fantasma de Canterville de Oscar Wilde. En todas estas obras mรกs que el monstruo, lo importante es que se pone a prueba la debilidad humana, los propios miedos; el terror a la muerte y los grandes tormentos anรญmicos. El verdadero horror muchas veces es aquello sin forma, algo que no se puede ver. El monstruo ha sido y serรก รบnicamente la representaciรณn de nosotros mismos, de una meta a vencer. En los cuentos de los hermanos Grimm la monstruosidad, representada de tantas maneras, siempre concluye siendo una moraleja. ¿Quรฉ nos enseรฑa el horror acerca de nosotros mismos? ¿Quรฉ nos muestra? De acuerdo a San Bernardo, la estรฉtica de lo monstruoso seduce y repugna al mismo tiempo. Nos atrae y nos repele. Quizรก porque nos refleja. Para Karls Rosenkran, los monstruos, su deformidad y su atrocidad, son representados de diversas formas, por un inconsciente colectivo, con el fin de enseรฑar valores morales.
En la literatura infantil este tema se ha abordado infinidad de veces. Donde viven los monstruos de Maurice Sendak, por mencionar un libro, nos habla sobre un niรฑo cuya mayor fantasรญa es ser un monstruo que aterrorice a todos. Tras ser castigado por su mal comportamiento logra acceder al sitio donde viven los monstruos y se vuelve el rey, el mรกs temible de ellos. Sin embargo, al final, decide volver a casa, a su cuarto, con sus padres. Quizรก Max, el protagonista, รบnicamente hizo un viaje a su interior para conocerse a sรญ mismo. En este libro, que causรณ tanta controversia en los aรฑos 60, Sendak tal vez nos habla sobre la convivencia constante que tendremos, durante toda la vida, con nuestros monstruos internos.
Siempre estarรกn ahรญ y hay que aceptarlos. Justo como hizo Quiroga con Batistessa. No porque รฉl fuera un monstruo, sino porque demostrรณ que el verdadero horror era ese sentimiento de rechazo hacia รฉl. Un miedo absurdo. Al final Vicente fue el รบnico que pudo comprenderlo, entender su dolor. Fue su รบltimo amigo, su cรณmplice; la persona que le ayudรณ a terminar con el sufrimiento. El monstruo nunca estuvo viviendo en los sรณtanos del Hospital de Clรญnicas de Buenos Aires. El monstruo estuvo viviendo en la mente de aquellos que lo condenaron al abandono.
Autor de cuentos y ensayos. Colabora en diversos medios impresos y electrรณnicos.