Los árboles se están cubriendo de hojas
como si algo estuviera por decirse.
Recientes brotes se distienden y abren;
una especie de pena es su verdor.
¿Acaso ellos renacen y nosotros
envejecemos? No, también se mueren.
El acto anual de su renovación
está escrito en anillos de madera.
Sin embargo, castillos incansables,
se trillan cada pleno y denso mayo.
Murió el año, parecen ya decir;
comienza nuevamente, nuevamente. –
Traducción de Hernán Bravo Varela