Los corridos de la Redacción

Ahora que versificar sobre el narco podría ser motivo de sanción, ¿de qué hablarán los corridos? Encontramos una opción: el dúo formado por Antonio y Francisco José le cantan al periodismo.
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Según Notimex, la “Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados aprobó [la noche de este miércoles] la modificación al dictamen que sanciona hasta con tres años de cárcel a quien por medio de corridos, mantas o vídeos en Internet, haga una apología del delito y de la violencia”. Eso me pone a pensar un poco: ahora que versificar sobre falsos retenes, cargamentos de droga y ajustes de cuentas podría llevar a algunos a la cárcel, ¿de qué hablarán los corridos?  Hurgando en mi colección de discos encuentro un compilado pirata que podría abrir una brecha temática dentro de la música nacional y sobre el cual haré una breve reseña.

Antonio “El jefe de jefes de redacción” y Francisco José “El príncipe encartador” son un par de ex trabajadores de medios impresos que un día decidieron incursionar en la música con los llamados “corridos de la prensa y del corazón”. Sus canciones, que empezaron a ser populares en las áreas de distribución de los rotativos, en poco tiempo llegaron a la sección de espectáculos, al grado de convertirse en un auténtico fenómeno. Convencidos de que había demasiados cantantes rimando las hazañas de los narcos, Antonio y Francisco José pensaron que sería buena idea  tratar las tribulaciones de los periodistas, pero no de aquellos héroes de la crónica, el reportaje o los artículos de fondo, sino las tristezas reales de reporteros menores, editores y correctores de estilo. El resultado de ese plan artístico es el álbum Amor de última hora (paren las rotativas).

Se trata, a mi humilde parecer, de un disco maduro, que va de la nostalgia más melosa (“Un domingo sin noticias”) al vil despecho (“No quiero ningún consejo (ni siquiera editorial)”). Eso no quita que toque temas sociales, como la falta de dinero (“Descuento por falta de ortografía”) o la crítica a un mundo gobernado por la prisa (“Corro, vuelo y reporteo”). Me detendré en algunas estrofas de sus canciones para compartir con los lectores el alcance de una lírica que ha traspasado el mero día a día:

 

Ella dijo, opinó,

consideró, afirmó,

aseveró y señaló

que no me quería.  

 

En respuesta, yo le indiqué,

opiné,  expuse, dije, expresé,

informé, di a conocer,

que ella era todo en mi vida

(De la canción: “Y ella finalizó”)

En el párrafo anterior escuchamos la historia de un reportero enamorado de una chica de Comunicación Social de una dependencia, cuyo amor no puede realizarse al estar ella empeñada en que gobernador del estado va todo con letras mayúsculas. Durante el solo de acordeón, él le explica las reglas del Manual de Estilo, que le impiden tomar esas libertades, pero ella termina por abandonarlo e irse con un abogado de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que la asesora en su liquidación.

Pero la antología de estos dos compositores parece tocar todos los temas. En “Me gustas cuando callas”, un precandidato entona una canción de amor a un periódico y “Mi informante secreto” relata las vicisitudes de un romance que no puede decir su nombre. 

Un claro ejemplo de la versatilidad de Antonio y Francisco José es el corrido “Más abajo del organigrama” que cuenta el triste descenso a los infiernos de un redactor en jefe que termina su vida de voceador bajo un semáforo. Esta decadencia lenta y dolorosa es descrita por los cantantes sin escatimar detalles, sobre todo en lo referente a los puestos cada vez menos importantes que ocupa el protagonista. En ese mismo tono melancólico, “La primera pre-impresión jamás se olvida” narra los recuerdos de un hombre que abandona un medio de comunicación al que vio nacer y que de repente, tras 15 años de cubrir la política local, tiene que enfrentarse a que su propio diario cambie de giro para privilegiar los choques en carretera, los deportes y las mujeres recién salidas de las albercas.

Una de mis predilectas del disco es “Errata inmunda”, debido a que se ocupa de un personaje tan insignificante como el corrector de estilo. En esta canción, un corrector llora su desgracia ante un comunicado de prensa con suficientes faltas de ortografía como para hacerlo pensar que leía una noticia en otra lengua. Van algunos de los versos:

Errata inmunda
boletín rastrero
escoria de la prisa
reportaje mal hecho

Desinformado

lenguaje de gobierno
con mala ortografía
cuánto daño me has hecho

corregirte es una hazaña

palabra ponzoñosa
nota de policía

te odio y te desprecio

Otra de mis favoritas cuenta la historia de una joven reportera que sospecha de su marido y cada noche lo acosa con sus celos (“Quién, qué, cuándo, dónde y por qué”). Es una canción hecha sólo de inquietudes, provenientes de alguien que quiere llegar al fondo del asunto, aunque también, en su interior, tiene miedo de saber la verdad. Sin embargo, si he de elegir un corrido de Antonio y Francisco José para escuchar en una isla desierta tendría que ser “Este amor va de principal (por favor lo cabeceas)”, descrita por un crítico musical como “una auténtica canción desesperada que concentra en sus tres minutos y medio lo que a cualquier poeta diría en 20 poemas”. Esta pieza está dedicada a una directora editorial, incapaz de ver en su jefe de reporteros al amor de su vida. Él le llora, según nos dice, “en todos los estilos de texto posibles”  y al final le confiesa: “Lo que quieras saber en mil caracteres te lo digo en cinco: te amo”. Qué puedo añadir, incluso ahora que escribo pensando en la canción, también lagrimo.

De esta manera, Amor de última hora (paren las rotativas) es el soundtrack perfecto para cualquiera que haya trabajado en un medio de comunicación impreso y sepa lo que es cubrir notas en días feriados, algo que bien resume una de sus canciones: “Desde que soy periodista extraño tanto vivir”. 

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es músico y escritor. Es editor responsable de Letras Libres (México). Este año, Turner pondrá en circulación Calla y escucha. Ensayos sobre música: de Bach a los Beatles.


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