Los pies se doblan, empequeรฑecen, huyen,
curvan su miseria y su miedo en unas lรญneas
que son las de la mano y no lo son.
Los pies son extensiones de Dios
(por eso estรกn abajo),
de allรญ su angustia, su volumen redondo, su desajuste.
Los pies son como crustรกceos asustados.
Tan sensibles los pies.
Se doblan y apeรฑuscan al hacer el amor
como si ellos fueran sus sujetos.
Los pies, asรญ, no estรกn hechos ahora
para prenderse como avispas
a cada aguja,
a cada rama del alma que allรญ los haga.
Son mรกs alas que pies,
chiquititos y frรกgiles y humanos.
Tan desconsiderados que los tenemos. ~