Morelos en don Lucas

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El espรญritu de partido

mancha todo aquello que cae

bajo su poder e influencia.

Lucas Alamรกn

 

Don Lucas Alamรกn, recuerda Arnaiz y Freg, hablรณ de la “crueldad calculada de Morelos, de su rostro torvo y ceรฑudo, inalterable en toda circunstancia”, mientras elogiรณ “el buen semblante de Calleja, su aire majestuoso y su conversaciรณn amena y agradable”.

Don Lucas muestra en las fisonomรญas que describe el disgusto que le producen los insurgentes –Hidalgo, el primero– y, de rebote, la adhesiรณn ferviente en casi todo momento a la causa de la Corona espaรฑola y al orden social que impuso en estas tierras.

Asรญ, de Morelos se regodea describiendo que “procedรญa de una de las castas mezcladas de indio y negro, aunque en sus declaraciones se califica รฉl mismo de espaรฑol”, y murmura que el mulato “como por desgracia era tan comรบn en el clero bajo, y en especial en los curas de pueblos cortos, sus costumbres no eran puras, y sus propensiones eran meramente materiales y groseras, asรญ tuvo varios hijos en mujeres desconocidas de su pueblo”. Eso de “mujeres desconocidas” estรก muy bien a la hora de ningunear: “Casรณ X con mujer desconocida.” En la prole figura, segรบn dicen, el inexplicable Almonte.

Los retratos estรกn ideologizados; se dirรญa que estamos oyendo al diario Reforma  hablar sobre Lรณpez Obrador, o a La Jornada de Calderรณn. Vean este otro rasgo trazado por don Lucas: “Las armas a las que era mรกs aficionado eran las pistolas, de las que llevaba un par en las bolsas de su chaqueta, otra cuando iba a caballo en la cinta y dos pares en la silla, delante y atrรกs de ella; cuando dormรญa siempre las tenรญa en su cabecera y frecuentemente se ejercitaba por las tardes en tirar con ellas.” Eso por aficiรณn, que no es poca cosa y tiene sus riesgos, supongo.

¿No es verdad que esta informaciรณn parece chisme? Asรญ ha sido y es siempre la polรญtica, cuyas pasiones hacen a la gente, casi inevitablemente, baja, repulsiva, mentirosa y soez.

Sin embargo, no rebajรณ a don Lucas, quien dice tambiรฉn de Morelos que, por ejemplo, “en cinco aรฑos de campaรฑa entraron en su poder grandes sumas de dinero, siendo su gasto personal muy corto, y nada separรณ para su provecho particular; de suerte que a su muerte nada tenรญa…”. Y esta imparcialidad del historiador, que le facilita reconocer tanto la probidad como la serenidad burlona o, por supuesto, el claro talento polรญtico y militar de su oponente, rescata el interรฉs de las pรกginas de historia de Alamรกn.

Describe ademรกs con frecuencia situaciones que, aunque las circunstancias y personajes sean diferentes, son iguales a las de hoy, cosa que despierta en nosotros esa sensaciรณn de que la historia, de algรบn modo, se repite constantemente. Por eso, Schopenhauer declara que le basta leer dos capรญtulos de Tรกcito para penetrar en toda la historia universal.

“Las dificultades mayores con que Morelos tenรญa que luchar no eran las que le suscitaban sus enemigos con quienes hasta entonces (1811) habรญa tenido que combatir, ni las que ofrecรญan hacerse de recursos y armas para sus tropas, sino las que procedรญan del desorden de la revoluciรณn, sino de las pretensiones de algunos de sus compaรฑeros y de los comisionados de la misma, en la Junta de Zitรกcuaro, que se titulaba soberana, que intentaban intervenir en sus operaciones.” Pareciera que estรก hablando del PRD o de cualquier otro partido, grupo o tribu de izquierda que sufre achaque de ser ingobernable y, claro, fรกcilmente se desmenuza en รกtomos polรญticos.

En cuanto al propio don Lucas hemos de decir que lo afligรญa ser, como dice Borges, de estatura poco ambiciosa, breve, aunque de facciones bien compuestas y pelo –cuando lo conociรณ Guillermo Prieto– completamente cano. Se ataviaba con sumo cuidado: cuando a los veintiocho aรฑos se le nombra ministro de Relaciones, lleva extraรฑos anteojos de vidrios verdes y se expresa con un toque de acento francรฉs. En Madrid lo llamaron “diputado de filigrana”. La clase adinerada a la que pertenecรญa quedรณ extinta y รฉl sobreviviรณ a su รฉpoca. Pese a su lucidez de economista, la vastedad de su cultura y el interรฉs indiscutible de sus escritos, sentimos que batalla inรบtilmente contra una corriente de modernidad, aunque todavรญa caรณtica, marea imparable, que lo rebasaba y deja atrรกs.

Externรณ Bonaparte, como todo mundo sabe, que con tres Morelos (no estoy seguro de este nรบmero) podรญa conquistar el mundo. ¿Cuรกntos Morelos se precisarรญan para sacar el paรญs de su presente postraciรณn? ¿Mil?, ¿tres mil?, ¿mรกs? ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.


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