Otro centenario

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Al cumplir el mes pasado dos aรฑos como rector de la Universidad Nacional Autรณnoma de Mรฉxico (UNAM), el Dr. Josรฉ Narro Robles hizo una crรญtica de la enorme, compleja, imprescindible instituciรณn. Me parece laudable. La UNAM estรก obligada a la autocrรญtica: sรณlo en la medida en que sea capaz de conocerse con inteligencia y honestidad, de enfrentar sus deficiencias, detectar sus errores y reconocer sus fallas, cumplirรก su misiรณn con honestidad e inteligencia.

En tiempos en los que se habla alegremente de “refundarlo” todo, y en el aรฑo de su centenario, hace bien el rector en recapacitar en las fortalezas y debilidades de la UNAM, para evocar el tรญtulo de la evaluaciรณn que realizรณ el rector Jorge Carpizo en 1986, aquella severa crรญtica (“una universidad gigantesca y mal organizada”) que se diluyรณ en un congreso eterno y estรฉril, saboteado por las fuerzas polรญticamente “progresistas”, pero acadรฉmicamente conservadoras, aposentadas en la UNAM. Triste cosa: hoy persisten debilidades idรฉnticas a las seรฑaladas en 1986, como que haya facultades y escuelas en las que la eficiencia terminal de licenciatura sea de apenas el 10%. Y hay otras que siguen ahรญ, aunque no se mencionen, como la preeminencia de las consideraciones polรญticas sobre las acadรฉmicas.

“Aรบn falta mucho por hacer”, dijo el rector. Suenan bien estas palabras cuando se refieren a la UNAM. Le contagian realidad y prudencia a una instituciรณn orgullosa y propensa a celebrarse y cantarse a sรญ misma. El rector juzgรณ que es menester aumentar la movilidad acadรฉmica en el escenario internacional; que es necesario crear fuentes de financiamiento, como las becas-crรฉdito; que la cantidad de patentes logradas por la investigaciรณn universitaria es mรญnima (2 de cada 100 el aรฑo pasado); que falta seguridad en algunas instalaciones; que la enseรฑanza de idiomas no rinde frutos adecuados; que se necesita mejorar la vinculaciรณn de la investigaciรณn con el sector productivo; que es necesario renovar la planta acadรฉmica; que es imperativo fomentar una “actitud emprendedora” entre sus estudiantes.

El rector, que practica un protagonismo importante en el escenario polรญtico nacional, aporta la positiva seรฑal de que el buen juez por su casa empieza: ordenรณ a los directores ahorrar recursos controlando el uso de telรฉfonos celulares, vigilando la compra de gasolina y los gastos de representacion, cancelando las reuniones forรกneas, las “comidas y actos de fin de aรฑo” y la adquisiciรณn de nuevos vehรญculos y mobiliario (que la UNAM le entregue automรณvil, chofer y gasolina a sus decenas de bien pagados directores no va con los tiempos, pero menos aรบn con una universidad pรบblica y gratuita). Y deplorรณ que la UNAM no haya logrado recuperar para su comunidad el auditorio “Justo Sierra” de la Facultad de Filosofรญa y Letras, expropiado hace diez aรฑos por un puรฑado de empresarios privados dedicados a la compraventa de religiรณn e ideologรญa. Un precio elevado para la lecciรณn no aprendida sobre la facilidad con que la UNAM suele sucumbir a las necesidades y estrategias del voluntarismo.

Criticar a la UNAM, sobre todo desde el interior de la UNAM, es un ejercicio de bรกsica higiene intelectual. Es extraรฑo celebrar por extraordinario algo que deberรญa serle sustancial. La autocrรญtica, en una universidad pรบblica, no es conducta optativa, sino definitoria: le suma lucidez a su proyecto, afina su responsabilidad, explica el patrocinio del Estado.

Gracias, Sr. Rector, por poner el ejemplo.

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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