Padre

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Mientras los padres viven, con sus cuerpos

están entre la muerte y nosotros, sus hijos:

miramos el destino como a través de un velo.

Sentí dolor al ver tus manos secas

cuando moriste, oh padre mío único:

aún tuyas, y ahora ajenas, se sumieron

tan hondas que no pude yo alcanzarlas,

en el aire, muy cerca, aquí, en la fuente

de las lágrimas, donde tiendo mi rostro y lloro.

Aquella tarde grande, aterradora,

justo al lavar tu cuerpo ya marchito,

por devolver bella inquietud al mundo,

yo asumí claramente, como un cristal, perplejo,

mi propia muerte humana: ahora el padre soy yo,

yo la herida desnuda que exasperadamente

va protegiendo al hijo del golpe del granizo

con la sola extinción del cuerpo propio

que crece en la memoria hacia el futuro

y canta, ritmo en danza, la nieve del adiós.

Vuelo hacia el otro lado, según la ley del ave

migratoria, y llorando, vuelvo a ti,

padre mío.~

 

(En el tercer aniversario de su muerte,

30 de diciembre de 1994.)

____________

Versión de Laura Repovš

y Andrés Sánchez Robayna.

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(Belgrado, 1953) es poeta, dramaturgo, traductor y ensayista. Es profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Liubliana. Su libro más reciente es Definicije (Definiciones, 2013)


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