Por otro lado, me gustaría que alguien me explique ¿para qué demonios hay tantos diputados y senadores y asambleístas, si la abrumadora mayoría va a hacer únicamente lo que les ordena su líder?
Los quinientos diputados de la cámara no hacen nada que no podrían hacer cincuenta, si no es que cinco. ¿Qué necesidad hay entonces de que sean quinientos? La misma necesidad que hay, digamos, de que no sean cinco mil: es decir, ninguna.
¡Cientos de diputados y senadores y asambleístas que cuestan miles y miles de millones de pesos (en salarios, viajes, seguros, empleados, bienes raíces, secretarias, burocracia, choferes, peluqueros, boleros, amantes y langostas) para algo que podría hacer exactamente igual la décima parte!
Si nuestros representantes “populares” en realidad representan a sus líderes (que a su vez representa al pueblo, claro) ¿Para qué se necesitan los intermediarios?
Es absurdo, por ejemplo, que la cantidad de diputados, senadores y asambleístas pese más al interior de su partido que frente a los otros partidos. Que el PRD necesite 200 diputados –o los que sean– no para oponerse al PAN y al PRI (algo que lo mismo hacen diez votos que cien), sino para oponerse a otra facción de su propio partido. Y si cien legisladores del PRD van a hacer lo que le diga Ortega y cien lo que les diga AMLO, ¿para qué se necesitan doscientos si pueden hacerlo dos? ¿Y si los del PRI hacen todos lo que ordena Beatriz Paredes, y los del PAN hacen todos lo que les ordena Calderón?
Puro amor mexicano a la bola.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.