Carta escrita a los 30 años
-Mi madre dice que nací en mitad de la guerra.-
En la ciudad y en la montaña se abría fuego
con el arma más fuerte:
la de un pueblo que grita patria o muerte
con la garganta repleta y el corazón afilado
-Ayer nacimos pequeños. Hoy seremos gigantes-
El cielo reventaba. Los niños lo sabían desde hace ya tiempo:
ese tronar rabioso no era de fiesta,
era el seco temblor del miedo
el picante olor de la pólvora.
-Nicaragua libre, Nicaragua-
Nací en mitad de la sangre,
en los pasillos celestes de aquel hospital roto.
Heridos, heridos en la carne.
Heridos, nunca muertos en el pecho.
-"Cristo ya nació," cantaban en misa-
Y el campo se teñía de flores rojas
y la ciudad se colgaba pintas rebeldes
pero hermanos y hermanos, la guerra no acaba.
Ay, ay, esto apenas comienza.
-Y el invierno llovía cálido sobre Managua-
Mi madre le rezó a la santa italiana
la joven de la fe abierta en llagas,
mientras paría, mientras lloraba
afuera la guerra, afuera la guerra, santa.
-"La flor más linda," te cantaban, Nicaragua-
Toda revolución se apaga.
30 años después y hermanos, hermanas,
se comen el hambre, el hastío, la rabia.
-Mi madre dice que nací en mitad de la guerra,
Pero es que esa guerra, aún no se acaba.-
estudia el doctorado en Sociología e Historia en la New School for Social Research. Su último libro de poesía se titula Transversa (Literal, México, 2009).