Pienso en ellos como invitados.
Lo más cerca que estamos, en este pulcro barrio, de lo salvaje,
ese olor en el cobertizo
como a cicuta, o estos jirones de papel
donde una vez tuvimos bulbos o semillas;
ese deslizamiento de huesos y pellejo
que persiste, en un sueño semiolvidado,
durante semanas, no más
consistente que el viento que escuchamos
detrás de las tertulias y los telediarios; una corriente oculta
de calidez y espanto, viva bajo el hogar
que sólo es nuestro a medias, compartiendo su miedo,
como si nuestras vidas estuvieran escritas en el aire
o cifradas en polvo
igual que almizcle, o una huella. ~
Versión de Jordi Doce