Como ha sido cientรญficamente demostrado, el 99.99% de los mexicanos ha logrado mantenerse indiferente a los intentos de escritores y editores por seducirle para el vicio de la lectura. Si es un hecho tratรกndose de libros accesibles de rรฉdito instantรกneo, el pรบblico interesado por libros especializados en materias cientรญficas o humanรญsticas es un porcentaje francamente liliputiense.
Hay un conflicto en la zona donde confluyen la necesidad de publicar de los especialistas (atizada por las condiciones que regulan los ascensos en el SNI y en otros programas de โestรญmulos acadรฉmicosโ), y los recursos โnecesariamente pรบblicos- para realizar esas publicaciones. Las editoriales universitarias o institucionales que publican miles de libros de limitadรญsima demanda se encuentran cada dรญa mรกs castigadas en sus presupuestos, y mรกs incรณmodas por una realidad impermeable a sus productos. Asรญ, no es extraรฑo que esos tรญtulos, una vez cubierto su magro mercado y/o las compras institucionales, se conviertan en saldos. Su mejor destino es si acaso la barata perpetua; el peor, su reciclamiento: una lata de aluminio pero de papel.
El titular del Instituto Nacional de Antropologรญa e Historia (INAH), Alfonso de Maria y Campos, ha declarado el sรกbado 28 de julio al diario Reforma que las publicaciones de ese instituto serรกn reducidas y serรกn impresas โsobre demandaโ. Una declaraciรณn llamativa que, supongo, no tardarรก en provocar reacciones incรณmodas, pues todo investigador ansรญa ver encuadernado y empastado el fruto de sus labores, sin menoscabo de su grado de especializaciรณn y sin escrรบpulo ante un mercadeo impensable.
Asรญ pues, de entrada, lo dicho por el director del INAH me parece de un laudable realismo. Me parece sensato y aun necesario que un libro especializado sรณlo circule sobre demanda. Un breve porcentaje de lo que cuesta imprimir libros y llenar bodegas, puede gastarse en difundir la existencia del libro. Un correcto sistema de producciรณn y envรญos puede implementarse tambiรฉn de manera ahorrativa.
Hace poco un pequeรฑo libro mรญo fue dictaminado de forma positiva para merecer publicaciรณn en la UNAM. Le dije al jefe de publicaciones, al hablar del tiraje, que, a mi entender, bastarรญa con trescientos ejemplares: doscientos para los raros lectores y cien para las bibliotecas (extranjeras, claro). Agreguรฉ que si se optase por publicar sรณlo ejemplares sobre pedido, o de hallar una forma adecuada de poner el libro en la internet, me darรญa no sรณlo por bien servido, sino ademรกs satisfecho con mi conciencia ecologista. ยฟQuรฉ me importa que lo lean cien mil personas o cien?
Es paradรณjico que una buena parte del tiraje de un libro especializado tenga como destino dejar de ser libro: para los programas de productividad se convierte en โdocumento probatorioโ; para los amigos y familiares en objeto para decorar mesas de centro o para calzar mesas chuecas; para los clientes del autor, en tarjeta de visita. Un gasto cuya justificaciรณn resulta escasamente proporcional al costo de impresiรณn, almacenamiento y distribuciรณn de cada ejemplar. No entiendo por quรฉ debe ser costeado por dinero pรบblico.
Pero para que esta higiene predomine y encuentre menor resistencia, tambiรฉn es crucial no sรณlo que otras editoriales universitarias e institucionales sigan su ejemplo, sino que los sistemas de estรญmulos comprendan que la importancia de repartir puntos (es decir, salarios mรญnimos) no debe estar necesariamente ligada a la publicaciรณn de libros impresos, y menos aรบn al tiraje. Los sistemas de estรญmulos acadรฉmicos solicitan actualmente el tiraje en la informaciรณn sobre artรญculos o libros publicados, como si tuviera importancia acadรฉmica que sea de 10,000 o de sรณlo 500. Porque yo entiendo que un libro titulado Enzimas nucleosas del bicarbonatucleico subpotรกsico pueda tener enorme importancia con un tiraje de 100 ejemplares, del mismo modo que Hacia la liberaciรณn del gรฉnero humano como tal pueda vender 10,000 sin dejar de ser irrelevante.
ยฟQuรฉ hacer? Las mรกquinas que imprimen libros sobre pedido son baratas y funcionales, lo mismo que una tienda por internet bien llevada. Convertir un libro en un CD es fรกcil y barato, lo mismo que agregarle una portada. Hospedar libros completos en websites lo mismo. Tanto que las grandes compaรฑรญas cibernรฉticas e internรฉticas avanzan inexorablemente en la digitalizaciรณn de absolutamente todos los libros que se han publicado desde el comienzo de la historia. Es un hecho que ese librito mรญo que no ha aparecido aรบn, espera ya turno en las mรกquinas digitalizantes de Google o de Microsoft o de lo que sea. Oponerse a ello es tan necio como en su momento lo fue desdeรฑar los tipos mรณviles de Gutenberg. Los libros y los lectores invariablemente se las arreglan para encontrarse.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.