Quien haya pasado aunque sea brevemente por un albergue de migrantes de inmediato entenderá y probablemente compartirá el sentimiento del fotógrafo Alex Dorfsman tras su estancia en el albergue Hermano en el Camino en Ixtepec, Oaxaca en 2011 para hacer un fotoreportaje para Gatopardo: "Después del albergue, mi vida cambió."
Imágenes inquietantes sobre la migración de tránsito por México abundan. En los últimos años se han producido varios documentales y películas (Which Way Home (2009), Sin Nombre (2009), La Bestia (2011), Nora en la Frontera (2013), ¿Quién es Dayani Cristal? (2013), Entre Serpientes y Escaleras: Desaparecidos (2013), La Jaula de Oro (2013), entre otros), y se han publicado un sinnúmero de artículos de periódicos, revistas y reportes de ONG y organizaciones como Amnistía Internacional, que dan cuenta de los riesgos, los abusos y la vulnerabilidad que enfrentan los migrantes centro y sudamericanos, mexicanos y de otras nacionalidades, que atraviesan el país para llegar a Estados Unidos; pero también de su fortaleza, su firmeza, incluso hasta su buen humor pese a las circunstancias. En estas imágenes, lugares inhóspitos se contraponen a la belleza de los paisajes por los que atraviesa "la Bestia", y el miedo y la desconfianza tanto de los compañeros de viaje como de cualquier autoridad o del coyote al que han confiado todos sus ahorros y su vida, contrastan con el alivio de encontrarse con la generosidad de quienes reparten comida o albergan a los migrantes por unas horas o días. "Dentro de todo ese dolor hay esperanza", dice el padre Alejandro Solalinde, quien abrió el albergue Hermano en el Camino en 2007.
La exposición fotográfica "Remanso", inaugurada el jueves pasado en el Museo de Memoria y Tolerancia se suma a todos estos esfuerzos por dar a conocer la situación de los migrantes en tránsito por México y transformar la forma en que se percibe y se da respuesta a esta situación. Los retratos de Alex Dorfsman proponen una mirada más íntima no a los migrantes sino a los seres humanos que estaban en el albergue cuando lo visitó en 2011, "viviendo un mismo momento, sufriendo el mismo calor".
Aunque la colección permanente del Museo de Memoria y Tolerancia solo hace una breve mención en la sección de Nuestro México "a las migraciones que han contribuido al enriquecimiento cultural de nuestra nación", el tema de la protección de los derechos de los migrantes ha estado cada vez más presente en el Museo por medio de cursos y eventos. El haber colocado esta exposición justo a la entrada del museo, con el objetivo de llegar a un público más amplio, es una señal de la importancia que se le empieza a dar al tema en espacios como este. Aunque los textos que acompañan a algunas de las fotografías de Dorfsman no explican con suficiente detalle el contexto de la migración de tránsito por México y sus implicaciones, las imágenes provocan una pausa, una segunda mirada, que ojalá logre el objetivo de crear conciencia y transformar actitudes.
Me quedan grabadas dos fotografías en particular:
La de un travesti hondureño rodeado amistosamente por cuatro hombres, y el texto contrastante que acompaña la foto, explicando que cuando llegó al albergue pidió dormir en el cuarto de mujeres por miedo al posible acoso dentro del cuarto de varones; pero las mujeres tampoco le admitieron dentro de su cuarto. Según el texto, a partir de entonces un elemento de seguridad duerme junto a los travestis en el cuarto de hombres;
Y otra imagen sin rostros, sin palabras pero que dice tanto sobre lo que es el albergue y sobre la tenacidad de quienes llegan a ese remanso: la tela raída de un colchón.
Fotos de Alex Dorfsman, publicadas en Gatopardo (2011) y en el catálogo de la exposición Remanso (2014).
es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.