La imagen en el aire de un cometa: ¿es el aire? Ah, la estupidez del oxígeno, el hidrógeno.
El volantín de Luis le rebanó su meñique: aquello: tan real. La pesadilla de la sangre.
Fue la sangre belleza. Todo era bueno, inclusive morir. Matar: por ejemplo, una vez, saliste
a jugar al porche. ¿Luis existió? Sí, fue real. Pero ahora el rojo es figura geométrica
–una constante estadística–, un poliedro adjetivo (a todo acompaña). Me rebané el dedo:
fue el hilo de mi volantín: aún me quedan nueve. Lo que me interesa de la palabra:
su pulmón y su talla: ya no me digas que vienes del barro. Se sabe tu interés. Un poema de amor.
A ver: ¿cuánto mide un poema de amor? La magnitud de su estrella, igual a ese grito:
el hilo curado cercenando la carne: polvo de vidrio: sinónimo de Poder es un vidrio entero:
se refracciona la luz, pero la lágrima del negro se llama luz. A través de la claridad
te diré mi nombre. Tengo uno. Otro. ¿Un insectario completísimo?, ¿las alas de la Danaus,
la cara de un solo? Ni de calles ni vuelos –una mariposa abisinia– me hables: esta gramática,
el aleteo de una mariposa sobre el glande –negación– descifrar: qué detrás, persuadir al conserje:
ve, dímelo ahora: ¿una figurilla de barro pondría Dios en el horno? Hubo estetización
proveniente del grito: Luis gritó: tú gritaste: fue la sangre escritura y la escritura fue horror:
La imagen en el aire de un cometa: ¿es el aire? En mi pueblo, volantín: la estupidez de pasar:
Ah, la estupidez del oxígeno, el hidrógeno: átomos escudados en transparencia, ¿quién hiere?
La niñez: qué dices: digo un laboratorio donde se ensaya el habla. Yo te hablo a ti.
Tu poder consiste en domesticar un grillo. Yo tenía poder, pero la revolución del grillo
consiste en el salto: sí, fue real: no, no lo fue: amigo Luis, con tu rojo, y tu cometa hacia el miedo.
Mi estética es ver. ¿Una lucha muy gélida? Caída de ventisquero: sangre del papel llamada nieve. ~
Este poema fue tomado del libro Transversal (El billar de Lucrecia, 2007, elbillardelucrecia.blogspot.com).