Milenio: ¿Cuál es su opinión sobre la polémica en torno a Bryce y el Premio FIL?
CDM: Como van pasando los días va quedando cada vez más claro que el jurado cometió un grave error al premiar a Bryce Echenique. Fue, para empezar, una falta de tacto. En una de las ocasiones en que yo fui jurado de ese Premio, había un candidato muy bueno, un escritor de primera línea, que en ese momento estaba en un litigio judicial por asuntos editoriales. Decidimos, para no ponerlo ni a él ni al premio en un predicamento, optar por otro candidato. Son varios los escritores que cada año están en condiciones de honrar al premio y de ser honrados por éste, En lengua española (la principal materia del premio) sobra, por fortuna, el talento. ¿Qué necesidad había de crear una situación tan equívoca?
La polémica refleja la preocupación, por fortuna creciente en México, de darle transparencia a los dineros públicos, de los cuales proviene buena parte del monto del premio. Este galardón no es un capricho de particulares sino una tradición respaldada por la segunda en importancia de las universidades públicas del país, la cual debe estar por encima de todo sospecha y no enviar el mensaje de que los artistas están exentos de la honorabilidad que se le exige a cualquier profesionista, a cualquier ciudadano. El asunto es moral, por razones obvias y es literario. El premio se otorga no a un par de novelas sino a una trayectoria. Los artículos, para bien y para mal, forman parte de la obra de un escritor. No voy a ser yo, un ensayista, quien apoye opiniones que consideran morralla a la escritura de artículos, una actividad subsidiaria de naturaleza alimenticia donde se vale aquello que es indecoroso en verso o en prosa de ficción. ¿Habrían pensado eso Ortega y Gasset, o Paz, cuyo pensamiento se manifestó, en la gran mayoría de los casos, a través de artículos? ¿Lo habría pensado Borges, cuyas primeras obras maestras fueron humildes reseñas para El hogar, una revista de modas?
Milenio: ¿Qué opina de la defensa de Bryce?
CDM: Incluso suponiendo que Bryce fuese exculpado de las acusaciones de plagio, lo cual parece imposible a estas alturas dada la solidez del caso y lo endeble de su defensa, lo prudente habría sido, si tanto interés había en premiarlo, dejar el asunto para el futuro.
Lo más curioso en la defensa que Bryce ha hecho de su caso es que no nos ha dicho si los artículos plagiados son o no son parte de su obra. Yo no premiaría a un escritor que carece de potestad sobre sus palabras. Insisto: no se está juzgando a Bryce por un asunto extraliterario, relacionado con su vida privada o sus ideas políticas. Es su concepción del trabajo literario lo que yo encuentro que ha quedado en entredicho.
Milenio: ¿La obra de Bryce tiene los méritos literarios para recibir el premio?
CDM: Por supuesto que los tiene. No leído una sola opinión que ponga en duda la relevancia de Un mundo para Julius o de La vida exagerada de Martín Romaña, de varios de sus cuentos. El problema no radica allí. En condiciones normales –es la conducta de Bryce, sus plagios, la que las ha tornado anormales– la crítica y el público habrían recibido el premio con beneplácito.
Milenio: ¿A qué atribuye que el jurado no midiera las consecuencias de darle el premio a Bryce?
CDM: No lo sé. En todo caso me sorprende la temeridad del jurado, creer que la opinión dejaría pasar un premio de esa naturaleza con el precedente, hace unos meses apenas, del caso de Sealtiel Alatriste.
Milenio: ¿Debería renunciar Bryce al premio FIL?
CDM: La salida está en manos de Bryce, quien respetando a los jurados que se la jugaron por él e impidiendo que la asociación civil que rige el premio tome medidas extraordinarias, debe renunciar al premio.
(Aparecido en el suplemento Laberinto, del periódico Milenio)
(Imagen)
es editor de Letras Libres. En 2020, El Colegio Nacional publicó sus Ensayos reunidos 1984-1998 y las Ediciones de la Universidad Diego Portales, Ateos, esnobs y otras ruinas, en Santiago de Chile
