UsurpaciĆ³n de tensiones

Ahora los ultras de la UACM acusan a la rectora de no tener tĆ­tulo acadĆ©mico.Ā 
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Quienes consideran que la rectora, Dra. Esther Orozco daƱa el “modelo” de la Universidad AutĆ³noma de la Ciudad de MĆ©xico (UACM) la atacan ahora arguyendo que carece de “tĆ­tulos” acadĆ©micos y cĆ©dulas profesionales. Los opositores acudieron a las instituciones que los tramitan, no los hallaron y pusieron el grito en el cielo de la pureza revolucionaria. La Dra. Orozco respondiĆ³ que el “tĆ­tulo” estaba en la casa familiar, y que la cĆ©dula no es obligatoria para quien se dedica a la academia.

Unos dĆ­as mĆ”s tarde, en su pĆ”gina web, la rectora recogiĆ³ la opiniĆ³n de siete premios Nobel sobre la calidad de su trabajo cientĆ­fico y educativo. Sus detractores no les han exigido, hasta ahora, copia notariada de sus diplomas Nobel. SĆ­ acudieron en cambio a la ProcuradurĆ­a de Justicia a presentar una demanda penal contra la rectora “por hechos posiblemente constitutivos de delito”, es decir, la “usurpaciĆ³n de profesiĆ³n”.

De ser encontrada culpable, la Dra. Orozco irĆ­a a la cĆ”rcel de uno a seis aƱos y pagarĆ­a multa de 100 a 300 dĆ­as. Se dirĆ­a que la ultra de la UACM (y sus asesores), que lucha contra la “antigua y anacrĆ³nica estructura” universitaria, querrĆ­a hacer tambiĆ©n pionera a su universidad en otro campo democrĆ”tico: encarcelar rectores (sĆ³lo tumbarlos ya es anticuado).

Cuando la Dra. Orozco tomĆ³ posesiĆ³n, la UACM habĆ­a titulado a 87 estudiantes en 10 aƱos. AƱo y medio mĆ”s tarde ya eran 300 titulados. A la cĆ”rcel con ella por no tener “tĆ­tulo”. QuĆ© paĆ­s tan raro.

El CĆ³digo Penal Federal (art. 250) seƱala que usurpa una profesiĆ³n quien carece “de tĆ­tulo profesional o autorizaciĆ³n para ejercer alguna profesiĆ³n reglamentada”. El tĆ­tulo, con la consecuente autorizaciĆ³n, se gana en el examen profesional ante un jurado que levanta un acta. Esa acta es la que titula: el papelote es el “tĆ­tulo”, no EL tĆ­tulo. No importa: la demanda quiere inducir en los bobos la impresiĆ³n de que carecer de “tĆ­tulo” equivale a no haber realizado los estudios ni presentado el examen profesional.

Gabriel Zaid explicĆ³ que en MĆ©xico se otorgan licenciaturas en nataciĆ³n. Y MonsivĆ”is decĆ­a que ser licenciado es requisito para tener la nacionalidad mexicana. El tĆ­tulo como certificado del ascenso social es el objeto mĆ”s venerado en MĆ©xico (luego de la tilma de la Morenita y las “charolas” de diputados o judiciales). El tema del joven que le lleva su tĆ­tulo a su madrecita, de preferencia moribunda, era obligatorio en las pelĆ­culas mexicanas de la Ć©poca de oro. MĆ”s que la competencia profesional de un sujeto, el “tĆ­tulo” certificaba la llegada de la familia a la decencia y su adquisiciĆ³n de plusvalĆ­a social. (La prĆ³spera industria de la falsificaciĆ³n, claro, no tardĆ³ en doctorarse.)

Recuerdo vagamente mi “tĆ­tulo” de licenciatura. Lo tramitĆ© porque la preparatoria que me ofreciĆ³ trabajo lo condicionĆ³ a su evidencia. Fue laborioso. JamĆ”s olvidarĆ© a la gorda que desde su ventanilla plenipotenciaria me retachĆ³ un documento que me habĆ­a tomado un mes conseguir porque, dijo, “presenta melladura”.  

DespuĆ©s de inumerables sinsabores obtuve no el tĆ­tulo –que ya tenĆ­a— sino el “tĆ­tulo”: autĆ©ntico pergamino de (supongo) cuadrĆŗpedo, sellos, suajes, marcas de agua, firmas trepidantes, Ć”guila, cĆ³ndor, y mi cara metida en ese ovalito que –como su nombre lo indica— me certificaba como un profesional reciĆ©n empollado.

CumplĆ­ con el ritual. Se lo entreguĆ© a mi madrecita que enunciĆ³ el lacrimoso “aymijito” y lo colgĆ³ por ahĆ­. Luego me lo regresĆ³ en alguna mudanza y, claro, acabĆ© perdiĆ©ndolo, lo mismo que la cĆ©dula que hacĆ­a constar que si alguien necesitaba aprender espaƱol o saber quiĆ©n carajos fue Gonzalo de Berceo, podĆ­a confiar en mĆ­.

De la maestrĆ­a y del doctorado ya no tramitĆ© ni tĆ­tulos ni cĆ©dulas, francamente. Si la UNAM, la SEP, el CONACyT y las universidades extranjeras se han dado por bien servidas con las actas… ¿quĆ© caso tenĆ­a?

Pues ahora sĆ­ tiene: los paladines del “nuevo modelo educativo” que defienden a la UACM del “eficientismo” podrĆ”n meterme a la cĆ”rcel de uno a seis aƱos.

Chin. 

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Es un escritor, editorialista y acadƩmico, especialista en poesƭa mexicana moderna.


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