Veracruz a la deriva

Veracruz vive desde hace ya varios aรฑos uno de los periodos mรกs oscuros de su historia reciente y, aun dentro del panorama poco alentador del resto del paรญs, parece un estado marginal, a la deriva.
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Segundo estado en el que mรกs aumentรณ la pobreza y la pobreza extrema de 2012 a 2014 (5.4% y 2.9%, respectivamente, segรบn CONEVAL); tercero mรกs endeudado del paรญs (40 mil 952 millones, segรบn la SHCP); cuarto en analfabetismo (segรบn el INEGI); en los primeros tres en opacidad (de acuerdo a la Auditorรญa Superior de la Federaciรณn); primero en periodistas desaparecidos (segรบn la Fiscalรญa Especial para Delitos contra la Libertad de Expresiรณn, de la PGR)… Las cifras podrรญan acumularse. Definitivamente algo se pudre –o mejor dicho, se pudriรณ, hace tiempo– en Dinamarca. Ajeno a la alternancia democrรกtica (gobernado ininterrumpidamente por el PRI y sus antecedentes desde los aรฑos treinta del siglo pasado), cada vez mรกs pobre (solo superado histรณricamente por entidades como Chiapas, Guerrero y Oaxaca), presa de la inseguridad (disparada en los รบltimos dos sexenios estatales, el de Fidel Herrera Beltrรกn, durante el cual el crimen organizado se enseรฑoreรณ del estado ante la indiferencia de su gobierno, en el mejor de los casos, y el actual, de su heredero Javier Duarte de Ochoa), sin una autรฉntica libertad de prensa (los medios de comunicaciรณn locales con mayor presencia estรกn al servicio del gobierno y los periodistas crรญticos e independientes apenas tienen espacios o son reprimidos), Veracruz vive desde hace ya varios aรฑos uno de los periodos mรกs oscuros de su historia reciente y, aun dentro del panorama poco alentador del resto del paรญs, parece un estado marginal, a la deriva, como aquella Penรญnsula que Josรฉ Saramago imaginara desprendiรฉndose de Europa en La balsa de piedra (dicha situaciรณn, por cierto, contrasta con la histรณrica riqueza y vitalidad artรญstica y cultural del estado).

El clima de inseguridad ha alcanzado niveles raras veces vistos. No se trata รบnicamente de la habitual cuota de ejecuciones o secuestros, generalmente asociados al crimen organizado, sino de una violencia atรญpica, dirigida, casi especializada. Apenas el 5 de junio pasado, en Xalapa, un grupo de estudiantes de la Universidad Veracruzana fue brutalmente agredido por encapuchados que entraron a su domicilio armados de machetes y palos (sobra decir, no hay culpables). El reciente homicidio en la ciudad de Mรฉxico del fotรณgrafo Rubรฉn Espinosa, que trabajรณ varios aรฑos en Veracruz, y cuatro mujeres, ha hecho voltear a ver de nuevo la crรญtica situaciรณn que se vive en el estado. Las causas y los responsables del multihomicidio estรกn aรบn por determinarse; lo que no estรก por determinarse, lo que es un hecho, es que Espinosa abandonรณ Veracruz porque se sentรญa acosado, intimidado, por ejercer su labor periodรญstica, como consta en esta entrevista.

En Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi, novela sobre un viejo periodista portuguรฉs que se rebela contra la opresiรณn salazarista, el protagonista remata su carta de denuncia con estas lรญneas: “Invitamos a las autoridades competentes a vigilar atentamente estos episodios de violencia, que a su sombra, y tal vez con la complicidad de alguien, se estรกn perpetrando hoy en Portugal”. Para este caso, lรฉase Mรฉxico, lรฉase Veracruz.

 

 

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(Xalapa, 1976) es crรญtico literario.


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