Yuri y Laura, alpinistas

Cuando escuchamos que alguien conquistó la cumbre del Everest, la imagen de la proeza es por lo regular sonrisas, nieve, cielos despejados y encuadres de paisajes montañosos que sólo se logran desde los 8,848 metros de altura. En esta entrevista Laura González del Castillo y Yuri Contreras Cedi, una pareja de alpinistas, comparten con nosotros esas imágenes pero también nos cuentan lo que generalmente no sale en las fotos: años de entrenamiento, códigos entre alpinistas, colas para “atacar la cumbre”, la obsesión del “recuerdito” y la basura.
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“Que tu paso por la montaña no deje rastro”

Cuando escuchamos que alguien conquistó la cumbre del Everest, la imagen de la proeza es por lo regular sonrisas, nieve, cielos despejados y encuadres de paisajes montañosos que sólo se logran desde los 8,848 metros de altura. En esta entrevista Laura González del Castillo y Yuri Contreras Cedi, una pareja de alpinistas, comparten con nosotros esas imágenes pero también nos cuentan lo que generalmente no sale en las fotos: años de entrenamiento, códigos entre alpinistas, colas para “atacar la cumbre”, la obsesión del “recuerdito” y la basura.

 

Ustedes hicieron cumbre en el Everest el 21 de mayo de 2009 a las 5 a.m. ¿Para cuándo esto sucedió cuántos días atrás había comenzado esta aventura?

Laura: Llevábamos 60 días de haber llegado a Katmandú, en Nepal. Tras eso 5 años de entrenamiento.

Hay dos rutas principales para escalar el Everest. La del Collado Sur y la del Collado Norte. Ustedes escalaron por el Collado Sur. ¿Cuéntenme brevemente cuáles son los puntos que toca esta ruta?

Yuri: El Collado Sur es el lado de Nepal, el otro da al Tíbet. Por esta ruta primero tocas el campo base que está a 5,450 metros. Llegar a este punto nos tomó aproximadamente 13 días, porque Laura y yo nos fuimos antes para hacer una caminata de aclimatación. Después sigue el Campo I que está a 6,100m., el Campo II a 6,400m., el Campo III que está a 7,100m., y después el Campo IV a 7,950m. A este último campo llegas unas horas antes de hacer el ataque a cumbre.

¿Qué equipo y provisiones necesitaron para hacer este viaje?

Yuri: Usamos un equipo de alta montaña muy especializado, sobre todo para el frío. Llevábamos dos sleepings de pluma de ganso uno para -40°C y otro para -30°C, equipo de seguridad personal: piolet, arnés, crampones, gogles, mosquetones y cuerdas; más todo el equipo de las tiendas de campaña.

¿De cuántos kilos estamos hablando?

Yuri: Por persona, unos 40 kilos.

¿Cuarenta kilos que tiene que cargar durante 60 días hasta la cumbre?

Yuri: No, son 40 kilos que llevamos desde México. En la expedición éramos 5 personas y fácilmente eran dos toneladas de equipo. A la cumbre cada uno llegó con 15 kilos de equipo.

¿Incluidas las provisiones?

Yuri: Las provisiones no son peso ni problema hasta el campamento más avanzado porque antes de eso llegan yaks una vez a la semana que traen verduras y carne. ¡El yak mismo es una carne! Para la parte alta de la montaña utilizamos alimentos liofilizados.

Laura: Nosotros desde el campo base cargamos con las provisiones que íbamos a comer en los siguientes campamentos y las fuimos subiendo de campo en campo. El peso de las provisiones no era significativo, pero entre más alto estás, más pesan las mochilas por la falta de oxígeno.

Laura, diez metros antes de atacar la cumbre y siendo ésta tu primera vez en el Everest ¿Qué pensabas?

Laura: Estaba muy emocionada. Esos metros los hice llorando. Iba a tocar el cielo…

¿Y cómo se llora a 8,848m. de altura?

Se llora hielo. A esa altura el frío el duele.

Yuri, sé que ésta no era tu primera en el Everest, pero haz memoria ¿qué pensaste en 1997 cuando llegaste a la cumbre por primera vez, qué pensaste ahora?

La primera vez fue más emocionante estar a punto de llegar que llegar. En esa ocasión iba solo, Héctor Ponce, mi compañero, se había quedado atrás y la cumbre estaba sola para mí. Cuando iba a llegar pensé en mi padre, él había muerto cinco años de ese día y él que me había inculcado el alpinismo, no había visto nada de esto. Más que pensar en mi padre, lo sentí.

Y en esta ocasión -la tercera- venía regañando a Laura (risas) Llegar ya no tenía la parte poética de las veces anteriores, pero me sentí gozoso de alcanzar la cumbre con la mujer que amo.

Y llegando a la cima del Everest, ¿cuánto tiempo pasó antes de que ustedes pensaran en el descenso?

Laura: Yo desde que toque la cima pensaba: “ya quiero regresar”, pero no eran ganas de bajar, sino de contar la experiencia y volver a escalar la montaña de nuevo. También estábamos muy conscientes de que estar allá arriba no es “el final”, es sólo la mitad del camino. A los 30 minutos tuvimos que pensar en bajar pensando también en la cantidad de gente que estaba llegando. La vez que subimos había mucha gente intentando la cumbre. A la media hora los sherpas que iban con nosotros nos carrereaban para que dejáramos de tomar fotos y bajáramos.

¿Es desmotivante estar en la cima del mundo y tener que pensar “bueno, ahora hay que bajar”?

Laura: No. Hemos estado en otras montañas en donde sólo puedes estar 5 minutos por el viento o por el frío. Nosotros sabemos que no se trata de estar dos o tres horas para que valga la pena.

¿Bajar es tan difícil como subir?

Laura: A veces es más difícil. Depende de la ruta.

Yuri: Depende de lo cansado que estés. Hay veces que en la subida das todo y no guardas energía para bajada. Yo al principio no lograba calcularle al punch de subida y al de bajada. Controlar el dispendio de energía sólo se logra con colmillo, con experiencia.

Volvamos a la cumbre. Mencionan que el día que ustedes llegaron a la cumbre había mucha gente intentando lo mismo ¿cuánta gente cabe en esa cima?

Laura: En la cumbre caben cerca de 10 personas y el día de nuestro acenso había unas noventa personas intentando la cumbre.

¿Había cola para cumbre del Everest?

Laura: ¡Sí! Como cola para las tortillas.

¿Que dejaron ustedes como recuerdo de su paso por esa cima?

Laura: Llevábamos banderas de nuestros patrocinadores y fotos de nuestros hijos, pero decidimos dejar la bandera de México. Yuri la amarró muy bien junto a la bandera de los tibetanos y de otros países.

¿Cómo se atestiguaba el paso de otros alpinistas por esta cima?

Laura: Dejan de todo: Medallas, cruces, banderas, fotos.

¿Le llamó la atención algo en particular de entre todos estos recuerdos dejados por otros alpinistas?

Yuri: Los sherpas pusieron un buda en la cumbre. No sé cuánto tiempo vaya a durar porque lo pusieron en una cajita de cristal.

En una cumbre en donde sólo caben 10 personas ¿dónde deja la gente todos estos recuerditos?

Yuri: Donde puede….Por lo general lo amarran a un trípode que está clavado profundamente en la montaña. También usan estacas de hierro.

Y de recuerdito en recuerdito contaminan la montaña…

Yuri: En ese punto hay opiniones encontradas. Yo estoy de acuerdo en que hay mucha basura en la montaña y nosotros escalamos bajo la consigna de “que tu paso por la montaña no deje rastro”. Pero es difícil que la gente no quiera dejar un recuerdo.

Desde 1953 han subido más de 4000 personas. Si cada uno de esas personas se empeñó en dejar su recuerdito en la cumbre, ya no cabría nadie

Yuri: La madre naturaleza con el primer jet stream se encarga de llevarse todo lo que pusieron los alpinistas, incluidos algunos cadáveres.

Y eso sólo dispersa el problema en el resto de la montaña. Entiendo que en 1997 una expedición recogió 1,078 kg de basura entre el campo base y el campo II y que para abril de este año se prepara una nueva expedición que planea recoger en la zona de la muerte (arriba de los 8,000m) cerca de “dos toneladas de basura y dos cadáveres”, quizás son estos los cadáveres que mencionaste…

Yuri: Sí, sí. Es un problema serio que afortunadamente ahora está mucho más controlado. Hay algunas expediciones que se encargan de la limpieza de la montaña arriba de los 4,000m. Hoy en día trata de haber un control de los residuos: “Todo lo que sube tiene que bajar”

Laura: Nosotros bajamos de todos los campamentos toda nuestra basura. No dejamos ni un papel. Toda la basura la concentramos en el campo base y nuestra expedición tenía muchos porteadores y yaks exclusivos para bajarla. Esto está incluido en el costo de la expedición. Pero te encuentras a gente que no le importa y que tira las cosas enfrente de ti.

El rastro que no debe dejarse en la montaña ¿incluye las heces fecales?

Yuri: Esa es una de las cosas que también se promueven y que los montañistas no quieren cambiar: “Defecar en bolsas de papel y bajar esas bolsas”. Y es complicado, pero es parte de los cambios que tenemos que entender. Tener conciencia de que a la naturaleza hay que dejarla como la encontramos.

¿Y se hace?

Yuri: En algunas expediciones

¿Ustedes lo hicieron en ésta?

Laura: No en ésta, pero sí nos tocó en la Aconcagua (Cordillera de los Andes). En la entrada te dan una bolsa que tienes que traer a la vuelta con tus desechos, si no te cobran una multa muy cara.

No quiero sonar morbosa, pero ¿qué con eso de los cadáveres?

Laura: Es complicado…

Yuri: Es complicado, sí. Si sucede un accidente y tú tienes que bajar a una persona lastimada, la situación se pone complicadísima. Yo siempre digo, en broma y no, “Si a mí me pasa algo por arriba de los 8000m, con mis 80 kilos, ¡Déjenme ahí!” Scott Fisher, por ejemplo, se murió y lo dejaron ahí porque bajar un cadáver a esa altura es muy difícil.

¿El camino hacia la cumbre está sembrado de basura y cadáveres congelados?

Yuri: Pues no es como si fueras por el bordo de Chalco…

Laura: No, en esta ocasión hasta el campamento IV no vi basura ni cadáveres. En el IV vimos tanques de oxigeno tirados y basura de días previos, se veía sucio. Pero el camino a la cumbre no es como ir por un basurero.

Yuri, dices estar consciente de que si te sucede algo grave arriba de los 8,000 tienen que dejarte ahí. ¿Te ha tocado dejar alguien?

¡Me ha tocado que me dejen a mí!

¿Es parte del código de los alpinistas?

Yuri: Pues sí, es un código no escrito: “Si hay en riesgo una vida, no puedes sacrificar otra”.

¿Y qué se siente ser al que abandonan?

Yuri: Prefiero no hablar de eso…

 

Pero te dejaron porque era parte del código ¿no?

Yuri: Es parte del código sí, y en esta entrevista podemos hablar del código y de la filosofía de lo que “debe ser “, pero cuando estás allá…

¿Los códigos cambian?

Yuri: La desesperación… No es que cambien los códigos. Yo no sé si tú has estado a punto de morir, pero cuando a mi me pasó eso no hubo nada de romántico, no pasó la película de mi vida, ni nada por el estilo. Sólo estaba consciente de que me iba a morir y de que no tenía sentido nada de lo que yo había hecho. Me estaba tocando perder porque si llegas a la cumbre y no bajas, perdiste el juego.(*)

– Cynthia Ramírez

(*)[dewplayer:/blog/blogs/media/blogs/redaccion/YuriEverest1.mp3]

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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