(29 de octubre de 1998)
Despuรฉs del vendaval y el aluviรณn, en la inminencia del invierno veo
un halo pรกlido de medialuna en una neblina medioterrena,
la luz de la cazadora, Artemisa, fina como el gato
en el arte de matar, reservada como el gato,
venerada por eso, seductora para el sacrificio.
Pero la maรฑana, de Apolo y Afrodita,
ilumina tambiรฉn con crueldad a los colonos, a los criadores
de moribundo ganado, de siega.
Luego es el amor lo que lastima, no la frialdad.
Se le impone servir a ambos al que nace en pleno verano,
obligatorio el cuidado de niรฑos mediohuรฉrfanos,
asistente magnรกnimo, amigo.
Intocadas el dรญa de su muerte
en una u otra luz las oscuras manzanas de Devonshire niegan
que me alcรฉ de la semilla en una costa mรกs รกspera
de su jardรญn y en su memoria.
Las ramas colmaron los รกrboles,
enduraron, maduraron el fruto que trasciende nuestros dรญas. –
Versiรณn de Aurelio Major