Señor director:
Me sorprendió desfavorablemente la carta firmada por el señor Miguel Ortega Gutiérrez, aparecida en el número 45 de su apreciada revista. Por lo visto, y aunque yo lo creía casi desaparecido, el angosto prejuicio del provincianismo de campanario todavía está vigente en amplias regiones de nuestro país. La problemática de la ciudad capital y su imparable deterioro compete a todos los ciudadanos conscientes, nacidos o no en ella. No nací en el Defectuoso y no estoy suscrita a su revista, y si algún día dedican un número al "espantoso" problema del aeropuerto tapatío, la compraré sin ningún empacho, como hago desde su aparición. ~