El futbol y la carne

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Un dato: la รบltima medalla olรญmpica que el deporte mexicano ganara en deportes de conjunto fue la de bronce del basquetbol en Berlรญn 1936. Como nos cuesta mucho trabajar en equipo, y en algunos casos ni siquiera lo conseguimos, alcanzar el logro grupal significa para nosotros un esfuerzo mayor. Un esfuerzo que trasciende nuestra pobre capacidad grupal para insertarse en la triste tendencia de entender todo de forma melodramรกtica y de preferir la derrota a cualquier otra forma de vida.

Algรบn periodista brasileรฑo sentenciรณ que el futbol nos da cada fin de semana la victoria que la vida nos niega en la semana. Tal vez en Brasil, pero nosotros hemos tenido que luchar contra el inevitable sentimiento de derrota, con la percepciรณn continua de saber que no podremos; incluso nuestra porra favorita, “sรญ se puede”, demuestra que abajo, en la base de esa afirmaciรณn, normalmente no se ha podido.

Cuando con calma esperรกbamos la llegada de la Copa de Oro apareciรณ el nuevo enemigo del futbol nacional: la carne. Se supo que, como cinco jugadores habรญan dado positivo en clembuterol en un control interno, se les daba de baja del equipo debido a la carne que habรญan comido. Y empezรณ la danza de la informaciรณn. La prensa amiga de los monstruos de dos cabezas y de los juicios morales llenรณ de humo el asunto y por supuesto no conocimos la verdad. Un doctor de la FIFA anunciรณ que otros cuatro futbolistas habรญan dado positivo pero no iba a decir quiรฉnes. Finalmente, la Federaciรณn exculpรณ a los jugadores, y todos contentos. A pesar de este berenjenal, la selecciรณn ganรณ el torneo. Dรญas despuรฉs, algunos jugadores del mazacote sub-22 con cinco refuerzos que permitiรณ la Concacaf y que la Federaciรณn parchรณ para enfrentar el torneo mรกs importante del continente, con el mismo รกnimo que Sabines, decidieron canonizar a las putas sin pensar que, ademรกs de recibir su paga, los podรญan robar (lo dicho, la carne). Al conocerse el tema, se dio de baja a ocho jugadores, entre ellos Jonathan dos Santos, un especialista en el arte de darse de baja, y se enfrentรณ el torneo con los resultados mรกs tristes posibles.

A pesar de esto, algo extraรฑo ha sucedido en el futbol mexicano: ha mejorado. Este aรฑo calificamos por primera vez a los mundiales de cada especialidad. La selecciรณn mayor ganรณ con autoridad la Copa de Oro, la sub-20 alcanzรณ las semifinales en el torneo de Toulon en Francia, y la sub-17 acaba de ganar su mundial por segunda ocasiรณn sin dejar escapar siquiera un punto. Incluso en semifinal pudo remontar y asรญ escribir la historia que soรฑamos desde pequeรฑos: ir perdiendo contra Alemania, empatar con un gol olรญmpico y luego ganar en el รบltimo minuto con un gol de chilena de un jugador herido. (“Claro –dirรก el corazรณn mexicano– pero lo hizo de local.” Desde que se juegan los mundiales de esta especialidad, solo tres equipos locales han llegado a la final y solo Mรฉxico la ganรณ.) Parece que no es un espejismo, deportivamente nunca hemos estado mejor. Es mรกs, sin considerar los mundiales a los que no asistimos, luego de la tragedia de 1978, Mรฉxico ha calificado a la segunda ronda en todos los mundiales, Copas de Oro y Copas Amรฉrica (salvo la presente) en los que ha participado, y es uno de los tres equipos, junto con Brasil y Alemania, que ha pasado a octavos de final en las รบltimas cinco Copas del Mundo.

Este producto deportivamente mejorado y econรณmicamente exitoso falla en un tercer elemento: la imagen. Como la Federaciรณn es una reuniรณn de dueรฑos y no un organismo que regula un deporte, las decisiones se toman para solo satisfacer a los propietarios: las dos cadenas de televisiรณn se reparten los equipos, chupan del tesoro y no importa. No existe ningรบn plan de mercadotecnia, el manejo de los jugadores es desastroso y no se controlan ni las conferencias de prensa.

La muerte es una puta caliente segรบn Nicanor Parra. Una vez mรกs demostramos que en el paรญs no solo lo malo estรก mal hecho, tambiรฉn lo bueno. Los logros deben venir acompaรฑados de una serie de manchas, sombras y mentiras melodramรกticas. Directivos torpes incapaces de la menor gestiรณn, sin capacidad para convencer a un organismo como la Concacaf, cuya corrupciรณn se apoya en la sola fuerza de aportar 46 votos insulares y diez continentales a las elecciones de la FIFA. Jugadores igualmente torpes que no aprovechan las oportunidades y que creen que su entrenador es un policรญa y no un maestro, y ya se sabe que cuando los maestros quieren ser policรญas solo hacen el ridรญculo. Medios que contribuyen a la sombra y que piensan antes en censurar que en investigar. Si los jugadores atentaron contra un reglamento, que se les castigue (yo entenderรญa que en el reglamento se asentarรญan las sanciones) y punto. No es necesario el escarnio pรบblico, la cacerรญa de brujas, y sobre todo, los discursos moralistas dispuestos a lanzar la primera piedra.

Quรฉ bien le harรญa la transparencia al futbol mexicano, aunque tal vez falte en nuestro adn. Mientras tanto, que se siga culpando
a la carne que los acecha y enamora con su ojo lรกnguido. “¡Anda putilla del rubor helado, / anda, vรกmonos al diablo!” ~

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Como escritor, maestro, editor, siempre he sido un gran defensa central. Fanรกtico de la memoria, ama el cine, la mรบsica y la cocina de Puebla, el รบltimo reducto espaรฑol en manos de los รกrabes.


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