I
El niño vio eso
Que hechizaba al jardín.
La guerra iba a hablar.
Cerró la puerta.
II
Luego el silencio.
Pudo verse lo que era más verdadero.
Los árboles tensaron la nota.
Pero fue la guerra. Punto.
Aún más daño infligido al paisaje.
Y cierto sol se elevó.
XVI
La guerra ahí no tenía nada.
Escrita esa mañana en la nieve,
Tan felizmente blanca.
Los árboles estaban
De pie, negros, al acecho.
Ningún otro signo.
Y el silencio. Había
Tanto para el ojo
Que no quedaba nada para el oído.
XXVIII
Estaba la puerta.
Estaba la jaula.
Estaba la ventana.
Se volteó hacia
Una y hacia otra.
Había una guerra,
Estaba su olor.
Examinó sus uñas.
Era blanca la sangre.
La guerra a sus pies
Cayó. Cayó. Él
Se miró los zapatos.
Miró la jaula.
Ahí estaba el pájaro. Luego
Miró por la ventana.
No vio más que praderas.
Caminó hacia la puerta.
Ahí se detuvo el niño. Ahí
No había nada de la guerra.
Ninguna noticia. – Traducción de Tedi López Mills