Señor Director:
A proósito del tan llevado y traído tema de las modernizaciones me siento obligado a decirle que me parece increíble que el país más poderoso del mundo, el más "civilizado", actúe de tal manera ante los acontecimientos internacionales. Su realismo político ha caído en la exageración y la imprudencia. Me temo que, si no se le pone un alto a Estados Unidos, teminarán por dar al traste con la modernidad que más importa: la del alma. –