A veces, despierto entre la niebla
Me saco del pecho el corazón
Y oigo su sonido de tezontle metálico,
Acaso más fuerte que mis lágrimas
Que manchan las huellas
De unos pies ya perdidos,
No los pasos.
Siento cómo alcanzan detrás de los balcones
La claridad de mis turbias emociones:
Caballos o perros sin amo
En caminos de dos o tres autos.
Comprendo el rencor de la luz que proyecta
Esta ya fatal asociación
De mi vida con los días. –
La bolsa del mandado
No se cómo te sientes querido amigo mío Pero a mí la vida sigue mordiéndome con dientes…
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