La Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada viene celebrando una serie de conciertos de música antigua (impulsados por el director de la biblioteca Juan Manuel Herrera y coordinados por Claudine Gómez) con solistas y grupos de cámara de la mayor relevancia a nivel mundial. Gracias a ese trabajo, especializado en música antigua, han logrado traer a una de las glorias mundiales de la viola da gamba, leyenda ya, el maestro Wieland Kuijken (Bélgica, 1938), quien el pasado 15 de mayo tocó –junto con dos singulares músicos mexicanos, Miguel Cicero (clavecín) e Israel Castillo (viola da gamba)– un programa conformado por obras de Marin Marais (Francia, 1656-1728) y Monsieur de Sainte-Colombe (Francia, 1640-1701).
Esta es la tercera ocasión que Kuijken visita nuestro país. La primera vez tocó con instrumentos modernos; la segunda, con copias, y esta tercera, con una viola original de 1705 construida por Nicolás Bertrand (1686-1735), uno de los más célebres constructores de violas. En el concierto se destacó la calidad de fraseo, los adornos múltiples, los vibratos en lugares muy específicos y notados en la partitura, lo cual nos refleja que ya existía el vibrato como noción en el barroco, y no es exclusivo del romanticismo.
Después de la suite del primer libro de piezas de Marais, continuó un concert à deux violes esgales de Sainte-Colombe y, después, el famosísimo “tema y variaciones” Les Folies d’Espagne de Marais, tema muy trabajado por los compositores de la época. Al terminar, Kuijken tocó de encore una obra de Carl Friedrich Abel (Alemania, 1723-1787), donde fue muy notable la riqueza de sonoridades de sus arcadas, de sus acentos y adornos ricamente dibujados, dibujando paisajes de tiempos muy lejanos que quedaron guardados en esa memoria que es la partitura y que el maestro, ¡mago!, la trae viva a nuestro presente.
En el clavicémbalo estuvo Miguel Cicero, músico especializado en el continuo barroco. Siempre pertinaz y mesurado, el maestro Cicero tocó en un clavecín copia de un Nicolás Blanchet (1660-1731). En la otra viola da gamba estuvo Israel Castillo, alumno de Kuijken, quien tocó con total soltura su viola de siete cuerdas e hizo gala de virtuosismo.
La innovación de una séptima cuerda se atribuye a Sainte-Colombe, personaje enigmático del que se sabe poco. Obsesionado por el recuerdo de su mujer fallecida, se recluye en su granja, donde desarrolla la técnica y la música para este instrumento. Son famosos sus tríos para viola que tocaba con sus dos hijas. Sin embargo, no existe ningún retrato grabado de Sainte-Colombe, ni acta de naturalización, ni honorarios en calidad de miembro de la Cámara del Rey, tampoco ningún inventario tras su defunción; ningún escrito personal: Monsieur de Sainte-Colombe es un músico sin biografía, al contrario de Marais, una de las figuras más destacadas de la escuela francesa de viola de gamba que surgió a final del XVII. Estudió composición con Lully y fue discípulo de Sainte-Colombe durante seis meses. Su gran destreza al tocar le llevó en 1676 a Versalles para actuar como violista en la corte francesa de Luis XIV. En los años siguientes fue nombrado Violista Regular de la Casa del Rey y allí permaneció hasta su retirada en 1725. Es el compositor más prolífico de música para viola da gamba (500 composiciones) y sus obras más importantes para este instrumento fueron publicadas en cinco colecciones entre 1686 y 1725.
Kuijken, que ha grabado para tantas compañías disqueras y orquestas que ni siquiera recuerda el número, también dio un curso de viola y chelo en el Cenart. Hace años que dejó de dar clases, por lo que es muy valioso que haya accedido a dar este curso en México.
El maestro, fundador del célebre grupo La Petite Bande y del Cuarteto Kuijken, y que ha colaborado con sus hermanos Sigiswald y Barthold, así como con Gustav Leonhardt, Frans Brüggen, Alfred Deller y Anner Bylsma, comenta un detalle curioso: siendo parte de una familia de músicos (recientemente tocó con su hijo Piet), cuenta de su padre, el séptimo de nueve hijos, que todos los hermanos tocaban salvó él, muy desafinado.
Kuijken, de actitud serena, dice que le gusta México y espera seguir regresando, sobre todo porque le gustan el tequila y las margaritas. Nosotros nos percatamos de que Kuijken sigue teniendo la razón en su interpretación de la verdad… musical. ~