Quizá he hecho más cosas en colaboración que en soledad. Lo que me alegra.
Roberto Miranda estudió teología y filosofía pura, fue misionero en Ruanda hasta que lo expulsaron del país, luego fue cura obrero en pueblos de Aragón. Se enamoró de la maestra, se casó y aunque hubiera querido seguir siendo cura tuvo que dejarlo y se hizo periodista en El Día de Aragón. Roberto Miranda es el humor puro, infantil, inteligente y expresionista. Ha sido mi mentor en ciencia, filosofía, humor y alegría. Copiando frases suyas pasé unos años maravillosos en El Día. Yo firmaba las columnas y él me las dictaba, aunque sostiene que las hacíamos a medias. Algunos de sus inolvidables reportajes los recogió la Asociación de la Prensa de Aragón en un libro editado por Antón Castro y titulado Aragón tal como viene: artículos, reportajes y crónicas, 1985-1998.
Con Roberto hicimos en El Día un suplemento de humor de verano llamado “La noche” en el que también escribía y sugería titulares el añorado Joaquín Carbonell. Más tarde escribimos a medias con Roberto cuatro libros breves, alguno está inédito y Xordica publicó El entierro de Líster, un delirio genial (por su parte, yo tecleaba y me reía) que no tiene nada que ver con Líster. El pintor, dibujante y caricaturista José Luis Cano hizo las ilustraciones de algunos de estos artefactos indefinibles.
Con Cano, Miranda y Carbonell sugerimos durante varios años los Encuentros Culturales en Belchite viejo (ruinas) que se perpetraron a las 12 del mediodía cada primer domingo de diciembre con buena participación, entre treinta y sesenta personas: cada cual presentaba o leía o cantaba o manifestaba lo que quisiera. Se convocaban por email sin más difusión. Labordeta estuvo en todos y fueron una experiencia estupendísima, con la fetiche palabra de Félix Romeo, esencial en esto y en todo. Era un acto sin protocolo, incluso hubo una vez en que se celebraron dos. Alguna vez el escritor Félix Teira y su mujer invitaron a la concurrencia a comer en su peña de amigos, que estaba bajo las ruinas de una casa bombardeada. Cuando empezó la Feria del Libro Aragonés de Monzón, como coincidía en las mismas fechas, dejamos de convocarlo.
Con el periodista deportivo José Antonio Ciria y con Luis Alegre (que no firmó ni escribió pero estuvo siempre en todo) escribimos la vida del campeón mundial de boxeo Perico Fernández. Lo mejor fue pasar un verano los tres con Perico, con Benito Escriche, Paco Millán y otros amigos suyos. La intención era hacerle una entrevista, pero como se iba alargando y estábamos tan bien juntos propusimos al periódico –el ya citado El Día, entonces dirigido por Plácido Díez– hacer una doble página diaria para el verano. Perico nos facilitaba álbumes de fotos y su incomparable forma de ser y de expresarse. También entrevistamos a más de treinta personas de su entorno, incluyendo a periodistas o a púgiles como José Legrá. Para hacer esa doble página diaria aprendí a maquetar, con tipógrafo. Fue lo último a mano, enseguida empezamos a trastear con ordenadores. Esas páginas centrales las publicó en dos tomos el diario en su colección popular “Los libros de El Día”, que rescató tantos textos aragoneses inencontrables.
No sé si esto entra en trabajos en colaboración: a principios del 2000, llevado por el vicio repentino del html y css hice páginas web a un montón de amigos y amigas y a cada cual le pedía sus fotos, textos, libros… lo que quisiera publicar. La página más completa, por trayectoria y por el interés que Él se tomó, fue la de José Antonio Labordeta, que enseguida me daba los discos o libros que iba sacando. También publicamos en ese sitio –10lineas.com– la antología sobre Miguel Labordeta que habían publicado años antes Antonio Pérez Lasheras y Alfredo Saldaña. Con el tiempo salieron los blogs y luego las redes sociales y lo fuimos dejando. También dejé de renovar el dominio y el hosting pero el camión escoba que es Archive.org había recogido bastantes páginas y todavía se pueden consultar, funcionan los enlaces, etc. Es una cata arqueológica, un tiempo detenido: https://web.archive.org/web/20040604031031/http://www.10lineas.com/.
Para la Asociación de la Prensa de Aragón coordiné el libro Los caballos no compran periódicos, donde 111 periodistas contaban sus anécdotas de la profesión. Las colaboraciones las solicité por email, excepto en algunos casos, que hubo entrevistas personales. El pdf, gracias a Antonio Tausiet, que lo rescató, está en: https://www.gistain.net/wp-content/uploads/Los-Caballos-No-Compran-Periodicos-Anecdotas-Z-Library.pdf.
Hay algunas anécdotas delirantes, como la de Ángel Pérez, al que en su primer día de becario en un periódico le encargaron cubrir un crimen que se había cometido esa noche y telefoneó al marido de la víctima y le preguntó “¿Es usted el asesino?” Le cayó una bronca pero acertó y el marido acabó confesando.
Con Pilar Clau, mi mujer, escribimos cinco libros a cuatro manos entre 2009 y 2012: Lo mejor de Zaragoza, que incluye treinta testimonios de personas; las novelas Agua y cielo, Zaragoza, tú y yo y Dulces piedras escondidas, y el reportaje sobre la evolución de los negocios en torno al baile y el ocio de la familia Arnau “Generación row”. Sobre esta familia yo había publicado en la colección Biblioteca Aragonesa de Cultura Florida 135 Cultura de club, que incluía una de las primeras sesiones del festival Monegros Desert: en esa jornada en el desierto me acompañaron Félix Romeo, Ismael Grasa y su hermano César.
Con Pilar Clau, que ha publicado las novelas Pétalos de luna y La sobrina y los libros de poemas Mujer de otoño y Estar viva, he aprendido a dar talleres de escritura creativa, cosa que seguimos haciendo.
Aprovecho este recuento para agradecerles a mis coautores y coautora tantas y tan buenas horas de creación y trabajo compartido. ~