a partir de Frank O’Hara / a partir de Roger Reeves
Ocean, no tengas miedo.
El final del camino está tan adelante
que ya nos ha quedado atrás.
No te preocupes. Tu padre es solo tu padre
hasta que uno de ustedes olvide.
Así como la columna vertebral
no recordará sus alas
da igual cuántas veces nuestras rodillas
besen el pavimento. Ocean,
¿escuchas? La parte más hermosa
de tu cuerpo es donde sea
que cae la sombra de tu madre.
Aquí está la casa con la infancia
tallada a un simple cable de trampa rojo.
No te preocupes. Solo llámalo horizonte
y nunca lo alcanzarás.
Aquí está hoy. Salta. Te prometo que no es
un bote salvavidas. Aquí está el hombre
cuyos brazos son lo suficientemente amplios para recoger
tu partida. Y aquí el momento,
justo después de que las luces se apagan, cuando todavía puedes ver
la antorcha tenue entre sus piernas.
Cómo la usas una y otra vez
para encontrar tus propias manos.
Pediste una segunda oportunidad
y te dan una boca dentro de la cual vaciarse.
No tengas miedo, los disparos
son tan solo el sonido de la gente
tratando de vivir un poco más. Ocean. Ocean,
levántate. La parte más hermosa de tu cuerpo
es el punto hacia donde se dirige. Y recuerda,
la soledad es aún tiempo pasado
en compañía del mundo. Aquí
está el cuarto que contiene a todos.
Tus amigos muertos que pasan
a través de ti como el viento
a través de una campanilla de viento. Aquí
está un escritorio con la pierna coja
y un ladrillo para que dure.
Sí, aquí está un cuarto
tan cálido y cercano como la sangre,
te lo juro, te despertarás;
y tomarás estas paredes
por piel. ~
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Versión de Mariana Rodríguez.
(Ho Chi Minh, Vietnam, 1988) es poeta y ensayista. Este año apareció su colección de poemas Night sky with exit wounds (Copper Canyon Press)