Chiefly his reflection, of which the portrait Is the reflection once removed.
โJohn Ashbery
1.
La conversaciรณn que incluye la palabra selfie โdistinguida por el Oxford English Dictionary como la palabra del aรฑo en 2013โ por lo general se dirige hacia el reproche. No necesariamente hacia una condena de ferocidad iconoclasta; es mรกs comรบn que el desagrado se exprese con ironรญas y sutilezas. Aunque no siempre, al selfie o se le canta con entusiasmo o se le adjunta el regaรฑo.
Como producto de importaciรณn, selfie no es un vocablo grato al paladar. El apรณcope en diminutivo del tรฉrmino para referir a un autorretrato viene acompaรฑado de una musicalidad tipluda que molesta. La entonaciรณn propuesta por el uso precisa que se sostenga la /i/ un poco mรกs al final de la palabra, como anunciando su llegada. Inevitable, ya estรก uno reprochรกndole al tรฉrmino que, dicho como lo dicta la convenciรณn, se oye espantoso.
Segรบn el OED, el registro escrito mรกs antiguo de la palabra en su acepciรณn actual apareciรณ en un foro de la Australian Broadcasting Corporation el 13 de septiembre de 2002. El contenido del breve pรกrrafo en que aparece es el relato de un traspiรฉ provocado por la embriaguez y la documentaciรณn de herida consecuente. Segรบn Judy Pearsall, directora editorial del diccionario Oxford, el inglรฉs australiano tiene la costumbre de emplear el sufijo -ie para hacer diminutivos de palabras de uso comรบn, una prรกctica que robustece la hipรณtesis de que dicho registro de un golpe contra un escalรณn en 2002 coincida con el origen escrito del tรฉrmino que ahora puebla el imaginario autorreferencial.
2.
Que se sepa, Cristo solo tuvo tiempo de realizarse tres proto-selfies en vida. Uno ayudado por Verรณnica, que le secรณ el rostro mientras รฉl sufrรญa cargando los maderos. El otro, discutible, casi no califica como tal, porque el sudario lo envolvรญa ya muerto. Y el tercero del que se tiene noticia fue enviado por รฉl, relata la leyenda, a un rey de Edesa que le escribiรณ una carta pidiendo auxilio con algรบn padecimiento. El rostro impreso en una sรกbana era milagroso y se perdiรณ en el saqueo de Constantinopla.
3.
Hijo de la tecnologรญa portรกtil y la compulsiรณn, el selfie no entra dentro de las preocupaciones de James Hall en su muy completa historia cultural del autorretrato (The self-portrait. A cultural history, Thames and Hudson, 2014). A รฉl le preocupan mรกs los derroteros de una tรฉcnica y un gรฉnero particular, y si bien le dedica tiempo y anรกlisis a esculturas y otras manifestaciones del autorretrato fuera del bastidor o el muro, el grueso de sus consideraciones las enfoca en la pintura. Su explicaciรณn es paciente y pedagรณgica โcada capรญtulo hace la cuenta de lo revisado hasta el momento y expone los temas por venir; una historia cultural que busca ubicar el ejercicio de retratarse en el sitio que le corresponde: la zona de trasiego de la identidad de una รฉpocaโ. El autorretrato, dice, es โproducto de la imaginaciรณn y la memoriaโ. A lo largo de los capรญtulos refuerza esta aseveraciรณn contraintuitiva y la complementa con un par de ideas que se repiten. La primera viene de Plotino: segรบn el griego los autorretratos no se pintan mirando un espejo sino adentrรกndose en el ser. La segunda, una frase hecha, atribuida en una antologรญa de anรฉcdotas a Cosme de Mรฉdici: โTodo pintor se pinta a sรญ mismo.โ Aunque la idea detrรกs de este casi lugar comรบn ha sido denostada tanto como repetida, sirve como un punto de tensiรณn conceptual a lo largo de libro. Las anรฉcdotas reciben de estas y otras ideas sobre la concepciรณn del autorretrato a travรฉs de la historia una densidad renovada: no son meras ilustraciones para completar un panorama sobre el oficio de pintarse a sรญ mismo. Son episodios decisivos para la formaciรณn de la identidad.
4.
Bak, escultor del faraรณn, tallรณ su autorretrato en cuarcita alrededor del 1300 antes de nuestra era. Aparece junto a su esposa Taheri y se le ve panzรณn, como correspondรญa a los prรณsperos.
โLa humildad conspicua โdice Hallโ es un tรณpico comรบn del autorretrato medieval.โ No solo eso, tambiรฉn un humor de caricaturista mordaz. Hildeberto se dibuja junto a su asistente Everwino justo al momento de lanzar una pedrada contra un ratรณn que lo distrae. โMaldito seas, ratรณn…โ, dice el libro que ocupa al monje en el retrato.
El crรญtico Jerry Saltz destaca al famoso autorretrato de Parmigianino ante un espejo convexo como su โprotoselfieโ favorito. La mano extendida, deformada por la proximidad al espejo, casi como si extraรฑara el telรฉfono portรกtil, lo vuelven una afortunada anacronรญa.
En la urbe imperial de Nรบremberg, Adam Kraft se incluyรณ como pilar que sostiene una casa sacramental de veinte metros de alto. El retrato tamaรฑo real de este trabajador de la construcciรณn asume el mismo gesto que Atlas salvo por el esfuerzo en las facciones: casi como si no se enterara de que encima tiene una estructura sรณlida, la carga con un rostro cercano a la placidez.
En un tiempo en que las mujeres por decreto tenรญan que limitarse a pintar solo gรฉneros menores, y en algunos casos ni eso, la pintora Sofonisba Anguissola era una celebridad: maestra de pintura en la corte de Felipe II, elogiada por Vasari y tenaz autorretratista.
Es de casi todos conocido que Caravaggio incluyรณ su rostro en la cabeza cortada de Goliat.
El pelirrojo Giovanni Caroto, en su perturbador autorretrato, se muestra sonriendo y orgulloso con un dibujo en la mano. En el folio, un dibujo infantil โtodo cubos, lรญneas y desproporciรณnโ idรฉntico a los que ahora tapizan refrigeradores.
Arcimboldo, famoso por las rรฉplicas que ha inspirado, se pintรณ a sรญ mismo como un โhombre de papelโ.
Los mรกs de cuarenta autorretratos que Rembrandt realizรณ en cuatro dรฉcadas, escribe Hall, โcrearon su fama tanto como la reflejabanโ.
Van Gogh es quizรก el mรกs obvio de los autorretratistas, y su retrato con el vendaje sobre la oreja, un lugar comรบn. Menos conocida es la taza chorreada con la imagen de su rostro que Gauguin, contraparte del deseo de Vincent, realizรณ despuรฉs de la fallida estadรญa en Arles.
Y podrรญamos seguir.
5.
Hall denuncia el โmito del espejo renacentistaโ: esa idea que sostiene que antes de la apariciรณn de tales superficies reflejantes โentonces hechas de vidrios curvos o metales pulidosโ apenas si existรญa el autorretrato. Su anรกlisis de los ejemplos medievales hace tambalear el mito: si bien limitado, sรญ era una prรกctica vigorosa y, casi, hasta entusiasta. El espejo, aรบn asรญ, fue un parteaguas en la prรกctica de la exploraciรณn de uno mismo. El primer telรฉfono celular con cรกmara, por decir algo, apareciรณ en el aรฑo 2000 en Japรณn, tras varios adelantos decisivos hacia el final de la dรฉcada de los noventa.
6.
La imagen mรกs sencilla de todas es la de Narciso; se repite tanto que pierde fuerza. Se usa para explicar el fenรณmeno con tal asiduidad; es tan perfecto sinรณnimo que su pertinencia da un pellizco de sospecha. El Narciso bello, bucรณlico y entregado a sรญ mismo se antoja algo rebasado. Quizรก no haya mejor variante actual de ese iluso que se enamora de su reflejo que la de quien una noche de 2002, embriagado, se abriรณ el labio al tropezar y decidiรณ que serรญa una buena idea sacar una foto y compartirla. ~
(ciudad de Mรฉxico, 1980) es ensayista y traductor.