para Fernando Fernรกndez
Nota
Leo estas palabras: โSi la gran escritura fuera inimitable, no podrรญa existir la tradiciรณn.โ Es una verdad aguda, no tan evidente. Suele elogiarse a un escritor con esta frase: โTiene un estilo inimitable.โ Lo cierto es que a muchos autores admirados (Borges, Paz, Lรณpez Velarde…) los distingue un estilo que identificamos como solo de ellos; es decir, poseen un estilo imitable. He querido con estos poemas โencabezados por las palabras Cuaderno de Jerezโ hacerle un homenaje a Ramรณn Lรณpez Velarde, con imitaciones de su estilo. Algunas de estas piezas fueron publicadas en 2018 en el cuadernillo After Auden, en las ediciones de Parentalia, de Miguel รngel de la Calleja. Las he revisado y las he modificado, ademรกs de aรฑadir a la serie dos poemas. Es un work in progress. Es posible que nunca deje de hacer versos como estos. Es imposible que no siga leyendo a Lรณpez Velarde hasta el final.
–DH
1
Maรฑana en que tu espรญritu lustral
perfumaba mi ardiente cabezal.
Yo me desperezaba con la unรกnime
certeza de un vivir impuro, exรกnime.
De la noche y sus รกsperos polรญgonos
eran mis vicios รกvidos epรญgonos.
De tus pupilas diurnas recibรญ
una liturgia: mirra y benjuรญ.
De cuando en cuando la ocasiรณn mirรกbame:
no hice caso. Perdรญ la voz y el รกnimo.
Mas en tu luz benigna e inconsรบtil
reconciliรฉme con mi vida inรบtil.
2
Una vez mรกs he visto
โcual un infante prรณdigo y bienquistoโ,
colgando de las cรบpulas insomnes,
el candil en que antaรฑo conocรญa
mi talante, mi ardor, mi sacrificio.
Preso de un voluptuoso maleficio
quise acercarme a la constante vรญa
en que mi pecadora fantasรญa
se aclara y se entenebrece
con el tรณsigo del mundo:
hallรฉ en el candil รญntimo,
dentro de sus cristales
โen cuyo tintineo
escucho la plegaria incesanteโ,
mi devociรณn, el ritmo inmรณvil
de mi predicamento: luto y lampo enlazados.
Y descubrรญ asimismo,
en su luminiscente pedrerรญa,
el signo de Sรฏรณn
y desde este radioso y erizado
artificio rotundo,
recibรญ en medio del pensar consciente
y en la bรกrbara frente
el ungido misterio del perdรณn.
ยกOh, candil: nada sรฉ!
ยกOh, candil: he olvidado el cรณmo, el quรฉ!
Pero escucho en tu aria,
silenciosa y feraz, la hospitalaria
mรบsica del desierto. Nada pido,
sino en gotas simรฉtricas de luz,
candil, sobre mi pecho y mi testuz,
la redenciรณn, el viรกtico, el olvido.
3
Yo quisiera decirte con voz รกvida
el enigma del polvo y la libรฉlula:
solo tengo por ti la endecha pรกlida
sobre la sombra de una santa mรฉdula.
ยฟNo has visto en el crepรบsculo el anรณnimo
discurso de tinieblas que un catรณlico
espectro ha difundido entre los รกrboles
cual un fantasma de mortales diรกstoles?
El pueblo se recata entre la sรกbana
y en la noche confusa de la trรกpala.
Una interrogaciรณn vuela en recรณndita,
cรณncava soledad. Es la despรณtica
duda de un luto agรณnico y erรณtico
sobre mi corazรณn: testigo insรณlito.
4
Al verso de Lugones me confรญo
como a sagrado. De mis poemas huyo
y en la sombra benรฉvola
del maestro me encuentro
mรกs allรก de la turba y de la rรกfaga,
del vocinglero afรกn y del carnal apremio,
en que mi ser contrito se acendraba
en llamas y en maderos y en cilicios
evanescentes, dolorosos, fรบlgidos.
En su verso he bebido como en fuente bendita.
Y en su prosodia mi escritura afina
sus instrumentos lรกbiles, la cรญtara y el cรญmbalo
que quisiera escuchar desde los antros
de mi estrofa sinuosa y altanera.
Con รฉl aprendo, cual modesto pรกrvulo,
a ver, a disentir, a examinar, a oรญr,
y de su voz extraigo cual de un tรบnel minero
el metal y los brillos que mi alma solicita
para seguir viviendo. Y menos no le debo
que a mis difuntos padres.
Es mi capilla en la hora poรฉtica y oceรกnica
de titubeo, de angustia, de tiniebla.
รl tiene una porciรณn en mis aciertos
y nada se le alcanza de mis rรบsticas fallas.
5
Rezo ante el frรญo de tus pupilas
y yo no sรฉ si miras
de mi vida
la llamarada, el humo, la ceniza.
ยฟEn mi muerte adivinas
la hoz mellada y las espigas,
las flores fugitivas,
la negativa miel de la semilla?
ยฟEn mi desolaciรณn tocas la rรญgida
concavidad en que mi Fe se abisma
y en mi cuerpo descifras
el contrariado espasmo del eremita
y la ataraxia del califa?
Rezo porque me olvidas
y para que en lo hondo de mi escudilla
quede como una cifra compasiva
esta limosna consabida.
6
ยฟNo escucho en el albo fragor de la eucarรญstica
melodรญa el rumor tenaz del cosmos รกvido?
ยฟNo estรก incrustada en esa melopรฉica
forma trascendental y metafรญsica
una sospecha de รณbolo salvรญfico?
ยฟNo hay en ese portento un pulso mรกgico,
una hilera de eternas y antifรณnicas
voces que entre sollozos de aire yรกmbico
murmuran un consuelo paradรณjico?
Inclino la cabeza y en la convexa mรฉdula
del minuto desรฉrtico, la sombra de un edรฉnico
aliento me desborda. Al fin, he aquรญ la insรณlita
seรฑal de Jesucristo, el llanto de la รnica. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1949-2022) fue poeta, editor, ensayista y traductor.