Se cuenta que un espรญa infiltrado en una reuniรณn de los seguidores de Tolstรณi acudiรณ a la Cheka, la organizaciรณn soviรฉtica de inteligencia, con el propรณsito de denunciar a uno de sus miembros ausentes, pero sin duda subversivo, al que todos llamaban Sรณcrates. Desde aquel dรญa, el filรณsofo tuvo su propio expediente en la oficina de la policรญa secreta. Esta anรฉcdota, que parece salida de un cuento de Gรณgol, sirve como ejemplo para ilustrar el clima de tensiรณn que se respiraba en la Rusia soviรฉtica liderada por Vladรญmir Ilich Lenin.
En 1921, el establecimiento de la Nueva Polรญtica Econรณmica (NEP), que permitiรณ cierta libertad a la economรญa de mercado, vino acompaรฑado de una ofensiva contra el frente ideolรณgico abierto por un sector de la cultura, que viendo el cariz que iba tomando la situaciรณn polรญtica comenzรณ a poner en duda el รฉxito del experimento marxista-leninista.
El artรญculo โSobre el significado del materialismo militanteโ, firmado por Lenin y publicado en la revista marxista Pod Znamenem Marxizma, el 12 de marzo de 1922, fue su declaraciรณn de guerra a esta intelligentsia reaccionaria: โLa clase obrera de Rusia ha sido capaz de conquistar el poder, pero no ha aprendido todavรญa a utilizarlo, ya que en caso contrario hace ya mucho tiempo que habrรญa enviado, de la forma mรกs correcta posible, a semejantes pedagogos y miembros de sociedades cientรญficas a los paรญses de la โdemocraciaโ burguesa. Ese es el lugar apropiado para semejantes feudales.โ
A partir de ese momento, pocos meses antes de que su salud se viera resentida, el lรญder de la Revoluciรณn se entregรณ en cuerpo y alma a urdir un plan con el que llevar a cabo las primeras deportaciones colectivas de quienes se creรญan cerebros de la naciรณn y que no eran mรกs que su โmierdaโ, tal y como expresรณ Lenin en una de las cartas que remitiรณ a Mรกximo Gorki.
A mediados de mayo, el dirigente confeccionรณ una lista nominal de filรณsofos, profesores universitarios, escritores, periodistas, abogados, sociรณlogos, economistas, ingenieros, cientรญficos y otros profesionales que no solo no se habรญan adherido a su โrevoluciรณn culturalโ, sino que desde distintos foros de opiniรณn y en diferentes ciudades โMoscรบ, San Petersburgo y Kazรกn, principalmenteโ exigรญan cambios democrรกticos, la erradicaciรณn de la violencia por parte del Estado, la autonomรญa en el ejercicio de sus profesiones, la posibilidad de crear sociedades no estatales, la defensa del pensamiento individual y el derecho a la libertad de expresiรณn.
Tempestades que colmaron el vaso
Poco antes se habรญan dado ciertas circunstancias que habรญan afectado directamente a la intelligentsia antisoviรฉtica. Una de ellas fue la muerte de Aleksandr Blok, el 7 de agosto de 1921. El poeta de la Generaciรณn de Plata fallecรญa despuรฉs de que las autoridades no le permitieron viajar a Finlandia para recibir tratamiento mรฉdico. Otro poeta, Nikolรกi Gumiliov, primer marido de Anna Ajmรกtova, era fusilado a las afueras de San Petersburgo, junto a otros sesenta โcontrarrevolucionariosโ de los รกmbitos acadรฉmico, intelectual y artรญstico.
Ambos hechos conmocionaron a la comunidad literaria. โEs el final… nos quedaremos solos… estamos perdidosโ, escribรญa Nina Berbรฉrova en sus memorias. No le faltaba razรณn. Las continuas apelaciones de Mรกximo Gorki y de Anatoli Lunacharski, comisario de Educaciรณn, Arte y Cultura, ya no surtรญan efecto sobre Lenin.
Otra circunstancia que acelerรณ el desencuentro entre la intelectualidad y el gobierno, en aquel verano de 1921, fue la creaciรณn del Comitรฉ para la Ayuda contra el Hambre que contรณ con la colaboraciรณn de 73 representantes de la vida pรบblica, entre los que figuraban la hija de Tolstรณi, Alexandra, el รบltimo secretario del escritor, Valentรญn Bulgรกkov, el director teatral Konstantรญn Stanislavski o los escritores Boris Zaitsev y Mijaรญl Osorguรญn. La situaciรณn de hambruna que asolaba a la naciรณn entera, especialmente en la zona del Volga, motivรณ que se pusiera en marcha un plan urgente de actuaciรณn con el previo consentimiento de Lenin y la supervisiรณn de su equipo de gobierno.
Mรกximo Gorki lanzรณ una peticiรณn de auxilio a Europa y Amรฉrica: era urgente que el mundo salvara a los millones de personas que vivรญan en la patria de Tolstรณi. Esa ayuda exterior fue atendida entre otras instituciones por la American Relief Administration, dirigida entonces por Herbert Hoover. El futuro presidente de Estados Unidos puso dos condiciones a las autoridades comunistas: la liberaciรณn de todos los ciudadanos estadounidenses encarcelados y completa libertad de movimiento dentro del territorio ruso para los miembros de su organizaciรณn. El Kremlin aceptรณ, pero una vez asegurada la ayuda Lenin ordenรณ el arresto de todos los miembros del comitรฉ que no fueran comunistas, con el pretexto de que estos habรญan aprovechado la situaciรณn para promocionarse en el exterior, asรญ como para lanzar mensajes anticomunistas en Occidente. Con el fin de no levantar polรฉmicas internacionales, la pena de muerte a la que fueron condenados los acusados se trocรณ en un exilio interior que para algunos terminรณ con la expulsiรณn del paรญs. La disoluciรณn de este comitรฉ, que funcionรณ durante cinco meses, fue otro intento fracasado de Gorki por reconciliar a la intelligentsia con la autoridad bolchevique.
Por otro lado, en Moscรบ y en San Petersburgo se clausuraron revistas y editoriales. Las instituciones de escritores y artistas que habรญan paliado la falta de trabajo y el hambre del gremio tambiรฉn desaparecieron. Se creรณ, sin embargo, la conocida y temida Glavlit, el รณrgano de censura de la URSS que mantuvo aislada a la sociedad de los virus contrarios al bolchevismo.
Muchos escritores se exiliaron voluntariamente, a otros se les โinvitรณโ a viajar por โprescripciรณn mรฉdicaโ. El propio Gorki aceptรณ seguir la recomendaciรณn de su amigo Lenin y abandonรณ Rusia aquel mes de octubre. Quienes se quedaron, pero se negaron a convertirse en โcompaรฑeros de viajeโ de la โrevoluciรณn culturalโ, fueron relegados al silencio o resultaron vรญctimas de los complots orquestados por la maquinaria del terror que Stalin puso a funcionar en cuanto llegรณ al poder.
Pero Lenin tuvo ademรกs otros escenarios en los que posar su atenta mirada. Diferentes universidades y escuelas tรฉcnicas de Moscรบ, San Petersburgo y Kazรกn se declararon en huelga pidiendo el regreso de la libertad curricular y la mejora de salarios y condiciones laborales de los profesores. Tambiรฉn una parte del gremio de mรฉdicos denunciรณ las importantes deficiencias que sufrรญa el sistema sanitario y la falta de autonomรญa organizativa del sector. Como los facultativos resultaban imprescindibles en aquel momento de hambruna y enfermedad, se decidiรณ enviarlos a zonas inhรณspitas del Turquestรกn.
Lenin fue tomando nota de las voces discordantes. El 19 de mayo de 1922 enviรณ su lista de proscritos al camarada Fรฉlix Dzerzhinski, jefe de la GPU (policรญa de asuntos polรญticos), junto con la orden de que se procediera a recopilar la informaciรณn necesaria para inculpar a los implicados y se fuera organizando el transporte de estos fuera de Rusia.
La firma en abril del Tratado de Rapallo con Alemania significรณ un paso estratรฉgico en el plan previsto. El acuerdo supuso el acercamiento de las dos naciones perdedoras de la Primera Guerra Mundial. Alemania reconociรณ de iure al Estado soviรฉtico y ambos paรญses acordaron cancelar todas las deudas prebรฉlicas. El gobierno de Weimar saliรณ especialmente beneficiado con ciertos acuerdos comerciales; por esa razรณn, cuando el Kremlin pidiรณ que colaborase en aquellas deportaciones colectivas, el paรญs germano no pudo negarse. Proporcionรณ los รบnicos dos barcos para el transporte, asรญ como la expediciรณn de los visados de entrada al paรญs a quienes lo pidieran. Sin embargo, dada la avalancha de solicitudes โsolo en Berlรญn vivรญan alrededor de 250,000 refugiados rusosโ, Alemania se vio obligada a introducir restricciones en diciembre.
Una modificaciรณn en el cรณdigo penal resolverรญa el รบltimo escollo administrativo que quedaba pendiente. La nueva clรกusula permitรญa la conmutaciรณn de la pena de muerte por un exilio de tres aรฑos como mรกximo en el extranjero, y los acusados no tenรญan necesidad de someterse a un juicio previo. Si el condenado regresaba sin autorizaciรณn, se le fusilarรญa.
A partir de ese momento, todo estuvo dispuesto: โVamos a limpiar Rusia de una vez por todasโ, escribiรณ Lenin a Stalin, reciรฉn nombrado secretario general del Comitรฉ Central del Partido Comunista.
Los โbarcos de los filรณsofosโ
Los arrestos e interrogatorios de mรกs de un centenar de intelectuales se efectuaron la noche del 16 al 17 de agosto en Moscรบ y San Petersburgo, y un dรญa mรกs tarde en otras ciudades de Ucrania. La tergiversaciรณn de las pruebas, la manipulaciรณn de los sospechosos y, sobre todo, las amenazas de muerte resultaron efectivas. Tras el informe correspondiente, la GPU tenรญa potestad para informar a los inculpados de la expulsiรณn definitiva como consecuencia de su participaciรณn en actividades antisoviรฉticas. โLos escritores gustamos tanto que nos exportanโ, llegรณ a comentar con ironรญa Yevgueni Zamiatin. El autor de Nosotros โla novela que servirรญa de inspiraciรณn a Orwell cuando escribรญa 1984โ fue uno de los pocos de la lista que no recibiรณ la orden de salida.
La prensa oficial orquestรณ una campaรฑa de desprestigio. A finales de agosto, Leรณn Trotski comunicaba a Occidente el gesto de humanidad que encerraba la decisiรณn de su gobierno. En una entrevista publicada en Pravda, concedida a una periodista norteamericana simpatizante, el comisario de Asuntos Exteriores declaraba: โEsos elementos que se enviarรกn al extranjero son desde el punto de vista polรญtico intrascendentes en sรญ mismos […] Espero no se niegue a reconocer nuestra prudente humanidad.โ
Al dรญa siguiente, el mismo diario ampliaba la noticia, y aunque no mencionaba los nombres de las personas afectadas sรญ explicaba que dicha expulsiรณn constituรญa el โprimer avisoโ a la intelligentsia antisoviรฉtica.
El 29 de septiembre de 1922, el barco alemรกn Oberbรผrgermeister Haken partรญa del muelle de Kronstadt de San Petersburgo rumbo a la ciudad de Stettin. El Preussen, el segundo vapor, hacรญa el mismo trayecto el 16 de noviembre. A bordo, una importante representaciรณn de la cultura abandonaba Rusia, la mayorรญa para siempre.
El trabajo de los investigadores en los archivos de la antigua Uniรณn Soviรฉtica ha revelado la identidad de algunos pasajeros. Entre las personalidades mรกs destacadas se encontraban los filรณsofos Nikolรกi Berdiรกyev, Semiรณn Frank, Nikolรกi Loski, Ivรกn Ilyin; el escritor Mijaรญl Osorguรญn; uno de los fundadores del Partido Democrรกtico Constitucional, Aleksandr Kizevetter; el crรญtico literario Yuli Aijenvald; el rector de la Universidad de Moscรบ, Mijaรญl Nรณvikov; el rector de la Universidad de Petrogrado, Lev Platonรณvich Karsavin y su vicerrector Boris Odintsov, y el exdirector de Asuntos Exteriores, Aleksรฉi Arbuzov.
Durante el embarque, la policรญa se asegurรณ de que los viajeros no llevaran consigo ni joyas ni oro ni iconos religiosos. Segรบn el testimonio de Osorguรญn, cada uno tenรญa limitado el nรบmero de objetos personales: un abrigo de invierno y otro de verano, un mรกximo de dos camisas, cuatro pantalones, dos pares de calcetines y una cantidad de dinero equivalente a veinte euros actuales.
Los protagonistas vivieron aquel exilio involuntario entre el alivio y el resentimiento, pero sobre todo dentro de una gran confusiรณn. El periodista Boris Khariton expresรณ aquel sentimiento general: โConsidero nuestra deportaciรณn como uno de los รบltimos excesos revolucionarios y en los excesos no hay nunca ningรบn tipo de lรณgica o sentido.โ No todos los integrantes de la famosa lista de Lenin partieron en aquellos dos cruceros alemanes, la expulsiรณn fue un proceso escalonado. Entre las cuestiones todavรญa por esclarecer estรก el nรบmero de personas que integraron la lista definitiva de la GPU. La cifra mรกs realista apunta que entre ciento sesenta y trescientas personas abandonaron Rusia desde el otoรฑo de 1922 hasta el invierno de 1923, rumbo a Berlรญn, Praga, Parรญs y Estados Unidos. A pesar de las dificultades, los intelectuales continuaron sus carreras profesionales albergando la esperanza de que pronto retornarรญan a su patria. Con el paso de los aรฑos, muchos pensaron que aquella humillante operaciรณn al final les habรญa salvado la vida.
No cabe duda de que aquella amputaciรณn quirรบrgica fue otro capรญtulo trรกgico en la historia de la naciรณn. Pero sobre todo se produjo en el seno de la cultura rusa una ruptura irreconciliable entre los intelectuales que permanecieron y quienes emigraron. ~
Es escritora, editora y periodista cultural. Su libro mรกs reciente es Puro cuento (Baile del Sol, 2016)