Los evangelizadores indios

Los evangelizadores indios

Lenguas de fuego en la evangelizaciรณn de Mรฉxico (siglos XVI-XVIII)

Nancy Farriss

Traducciรณn por Marรญa Palomar Zamora

El Colegio de Michoacรกn/El Colegio de Mรฉxico/University of Pennsylvania

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Todos los historiadores que han abordado el estudio de la evangelizaciรณn de los indios de la Nueva Espaรฑa han tenido que dedicar muchas pรกginas al problema de la traducciรณn de los principales dogmas del catolicismo a las lenguas mesoamericanas. Pero, hasta donde sรฉ,ย Lenguas de fuego en la evangelizaciรณn de Mรฉxico (siglosย XVI-XVIII), de Nancy Farriss, magnรญficamente traducido al espaรฑol, es el primer libro que se propone dar cuenta sistemรกticamente de todas las formas en que los religiosos intentaron salvar la brecha lingรผรญstica que los separaba de los naturales.

El resultado mรกs notable de esta obra es que el centro de atenciรณn se desplaza de los frailes evangelizadores hacia sus auxiliares indios, cuya contribuciรณn habรญa sido a menudo menospreciada. Este giro recuerda al que se ha producido en los estudios sobre la conquista militar, que recalcan cada vez mรกs el papel fundamental de las tropas indias, al extremo de ver la conquista espaรฑola como un รบltimo episodio de las guerras mesoamericanas. La gran diferencia entre los auxiliares militares y los colaboradores de los frailes radica en que los habitantes de estas tierras sabรญan combatir desde tiempos muy remotos, mientras que nunca habรญan hecho proselitismo religioso, lo que les exigiรณ un inmenso esfuerzo creativo.

Estos colaboradores fueron muy diversos. Entre ellos, se cuentan los naturales que aprendieron rรกpidamente el castellano y pudieron servir de intรฉrpretes a los primeros evangelizadores. Muchos niรฑos educados por los frailes desempeรฑaron un papel nada desdeรฑable al enseรฑarles a estos sus lenguas maternas. Aรฑos despuรฉs, varios de estos alumnos llegaron a dominar no solo el castellano, sino tambiรฉn el latรญn y se convirtieron en unos ayudantes imprescindibles en la elaboraciรณn de diccionarios bilingรผes (โ€œvocabulariosโ€), gramรกticas (โ€œartes de la lenguaโ€), sermonarios y confesionarios. Por lo general, estos eruditos indios eran mรกs cabalmente bilingรผes que la mayorรญa de los religiosos, a tal grado que deberรญamos considerarlos por lo menos como coautores de dichas obras. De hecho, varios de ellos llegaron a trabajar por cuenta propia e hicieron traducciones de textos devotos, cuyos manuscritos circulaban entre las รฉlites indias. Otros fueron mรกs allรก y pusieron sus habilidades al servicio de las tradiciones prehispรกnicas. Gracias a ellos, podemos disfrutar hoy en dรญa, por ejemplo, del Popol-Vuh o de los Chilam Balam.

Finalmente, a lo largo de tres siglos, los auxiliares indios de los pรกrrocos, en especial los fiscales, desempeรฑaron un papel crucial no solo en la vida religiosa de los pueblos, sino en las luchas internas por el poder. Ademรกs de llevar los libros de bautizo, matrimonio y defunciรณn de la parroquia, enseรฑaban el catecismo a los niรฑos. Esta รบltima responsabilidad los hizo a menudo difusores de creencias poco ortodoxas.

No por resaltar el papel de estos indios, Nancy Farriss les resta mรฉritos a los frailes evangelizadores, solo que sus indudables logros lingรผรญsticos dejan de aparecer como milagrosos. Muchos de los diccionarios bilingรผes de lenguas mesoamericanas se adelantaron a la elaboraciรณn de diccionarios en lenguas europeas, con la รบnica excepciรณn del castellano. Aunque al principio los frailes se inspiraron en la gramรกtica latina de Nebrija, no tardaron en darse cuenta de que las lenguas mesoamericanas no cabรญan en ese molde. Como lo han seรฑalado acertadamente Rosa Lucas y Cristina Monzรณn para el caso del purรฉpecha, se vieron en la necesidad de forjar conceptos novedosos que los lingรผistas europeos descubrirรกn hasta fines del siglo XIX.

((Cristina Monzรณn y Rosa Lucas, โ€œLas gramรกticas de Nebrija y las artes del Nuevo Mundo: afinidades y diferenciasโ€, Mรฉxico en el mundo hispรกnico, Ediciรณn de Oscar Mazรญn, Zamora, El Colegio de Michoacรกn, 2000, vol. I, pp. 331-341.))

Farriss se detiene tambiรฉn a seรฑalar los casos de religiosos que, fascinados por la cultura de sus nuevos feligreses, elaboraron grandes sumas de sus tradiciones, creencias e historias. A pesar de que justificaron esos trabajos alegando que eran necesarios para erradicar las idolatrรญas, es obvio que tal propรณsito no requerรญa de indagaciones tan extensas y profundas.

En la รบltima parte de su obra, Farriss, siguiendo las enseรฑanzas de Mijaรญl Bajtรญn, nos recuerda que gran parte de la informaciรณn que se transmite oralmente o por escrito no se encuentra en las palabras que se utilizan, sino en el conocimiento compartido que dota de sentido a los enunciados. Asรญ, el problema de la traducciรณn no se reduce a una cuestiรณn estrictamente lingรผรญstica que pueda resolverse con diccionarios bilingรผes y con gramรกticas, sino que supone la transmisiรณn de todo un universo cultural. Ese serรก el mayor reto de los evangelizadores. ยฟCรณmo hacer comprensibles a los naturales los conceptos mรกs abstractos del catolicismo, que son el resultado de siglos de arduos debates teolรณgicos? ยฟCรณmo lograr, por ejemplo, que asimilaran la idea de un รบnico Dios todopoderoso que resultaba totalmente ajena a las creencias prehispรกnicas, cuando ademรกs los frailes se obstinaban en explicar el misterio de la Santa Trinidad y fomentaban el culto a la Virgen y a los santos?

Los religiosos enfrentaron un problema similar al plantear la oposiciรณn entre un dios todobondadoso y un demonio causa de todos los males terrenales, cuando los dioses mesoamericanos tenรญan un doble rostro, protector y malรฉfico, por lo que habรญa que congraciarse constantemente con ellos llevรกndoles valiosas ofrendas.

La nociรณn del pecado como algo diferente a una falta hacia nuestros semejantes o, incluso, la idea de que algunos pensamientos podรญan considerarse pecaminosos no tenรญa mucho sentido entre los indios para quienes la gravedad de los delitos se medรญa por el grado en que alteraba el orden social y daรฑaba a los otros. Asรญ, por ejemplo, a los dominicos en Chiapas no se les ocurriรณ una mejor traducciรณn al tzeltal de pecado que el tรฉrmino mulil, que significaba originalmente โ€˜placer carnalโ€™, con lo que solo habrรกn hecho mรกs deseable el pecar.

((Mario Humberto Ruz, Copanaguastla en un espejo. Un pueblo tzeltal en el virreinato, San Cristรณbal de las Casas, Centro de Estudios Indรญgenas-Universidad Autรณnoma de Chiapas, 1985, p. 110.))

Finalmente, la idea de un alma individual e inmortal se oponรญa a la creencia mesoamericana de que el cuerpo aloja varias entidades anรญmicas, algunas de las cuales se comparten con otros seres vivos o con fenรณmenos atmosfรฉricos.

((Pedro Pitarch Ramรณn, Ch’ulel: Una etnografรญa de las almas tzeltales, Mรฉxico, Fondo de Cultura Econรณmica, 1996.))

Los rasgos tan peculiares del catolicismo popular mexicano y la existencia de creencias que se inscriben claramente en la tradiciรณn prehispรกnica y que siguen orientando las acciones de las personas, incluso mรกs allรก de las regiones indรญgenas, muestran claramente los lรญmites de la llamada conquista espiritual.

Lenguas de fuego constituye una valiosa sรญntesis para todo estudioso del pasado virreinal, pero que al mismo tiempo estรก pensada y escrita para un pรบblico mucho mรกs amplio, que podrรก descubrir las complejidades del mundo indio a travรฉs de una narraciรณn clara y muy bien estructurada que desde las primeras pรกginas cautiva al lector. ~


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