Carlos Elizondo Mayer-Serra
Los de adelante corren mucho. Desigualdad, privilegios y democracia
Ciudad de México, Debate, 2017, 350 pp.
Se ha escrito y publicado mucho en años recientes sobre la continuidad, y aun el incremento, de la desigualdad a escala planetaria. Baste ver lo que algunas superestrellas de los estudios sobre la economía global han venido dando a casas editoriales de gran alcance y renombre: se podría empezar con Thomas Piketty, que en 2013 irrumpió en el panorama internacional con El capital en el siglo XXI, un libro que se ha vuelto ya referen- te al momento de hablar del desigual retorno del capital y del trabajo; seguir con Angus Deaton, que en El gran escape (2013) se propuso estudiar el progreso económico y su dispar distribución mundial en términos de ingreso y de indicadores de salud poblacional, y terminar con Joseph Stiglitz, cuya visión de un mundo dividido por las disparidades globales apunta más hacia las consecuencias de la polarización entre la extrema opulencia del 1% y la creciente pobreza del 99% restante. Pudiera pensarse que el de la desigualdad es un tema que ha vuelto a ponerse de moda en la reciente literatura económica, pero, en realidad, ha estado permanentemente en el centro de las discusiones sobre las visiones igualitaristas que, desde el siglo XIX, abordan la desigualdad económica desde una perspectiva filosófica, moral y política.
Eso lo sabe muy bien Carlos Elizondo Mayer-Serra. El título de su libro más reciente –Los de adelante corren mucho, que remite al estribillo de la conocida ronda infantil mexicana– es efectivo en su propósito de dejar en claro lo que ocurre en México, América Latina y Estados Unidos en materia de Estado de derecho, movilidad social, distribución del ingreso y conformación institucional. A la luz de un conjunto abundante de hechos, cifras, referencias bibliográficas y documentales, así como de ejercicios comparativos que acuden a contextos del pasado y el presente, Elizondo Mayer-Serra retrata a la oronda élite político-económica que existe en México y el resto de América, cuyo poder es suficiente para comprar protección, impunidad, privilegios y voluntades. En su peso desmedido para imponer agendas, socavar los esfuerzos redistributivos del Estado e incrementar la distancia insalvable que lo separa de una mayoría cada vez más rezagada, este reducido grupo acaba por torcer y desquiciar cualquier intento encaminado a consolidar un régimen pleno de libertades, oportunidades para todos e igualdad ante la ley.
El autor enfatiza las peculiaridades históricas y coyunturales de nuestro continente, que, a diferencia de lo que ocurre en Europa (cuyos Estados han sido más efectivos para redistribuir la riqueza entre sus ciudadanos) y en unos cuantos países asiáticos “emergentes” (Corea del Sur, Turquía), se hunde en un complejísimo entramado de intereses, rasgos culturales y debilidad institucional. Esta caracterización de lo que sucede en nuestras sociedades constituye la principal aportación del volumen.
La profunda y creciente desigualdad que existe en México, explica Elizondo Mayer-Serra, solo se entiende como parte de la honda desigualdad que impera en ese conjunto abigarrado de países que llamamos América Latina. Existe una conexión entre la dependencia que la región ha mantenido históricamente con Estados Unidos y los vínculos entre sus élites. No se puede entender nuestra desigualdad sin los resortes políticos, financieros y comerciales que –provenientes de nuestra vecindad y de nuestra intrincada relación con el país que creyó alguna vez en su destino manifiesto– han aupado a esas élites. Tampoco se explica sin un Estado blandengue como el mexicano. “Los retos que enfrenta un pobre para poder construir una vida productiva son enormes en cualquier país –escribe el autor–. Lo son más en uno donde las instituciones públicas funcionan mal.”
¿Los de atrás se quedarán? No es fácil responder a esa pregunta. En un país, como México, donde el 1% más acaudalado concentra alrededor del 20% del ingreso nacional, donde la connivencia entre autoridades y oligarcas impide el arribo de nuevos actores a la generación y al reparto de la riqueza, donde el Estado cohonesta actos que atentan contra la legalidad y el “piso parejo”, los desfavorecidos corren como nunca el riesgo de quedarse atrás.
A Elizondo Mayer-Serra se le puede agradecer la mirada panorámica del contexto americano, el gran mosaico en el que se insertan las disparidades mexicanas. Recuento de posturas, de hallazgos en la investigación económica, sociológica y politológica en torno a las implicaciones de la concentración excluyente y riesgosa de la riqueza, Los de adelante corren mucho pretende poner al alcance del lector general una importante discusión que –en torno a lo que puede entenderse por justicia en el mundo globalizado– es precedida en centurias por aquella que comenzó antes de la aparición de las obras de filósofos como Platón, Aristóteles, Rawls y Habermas, y que no tiene por qué parar. Debe durar siempre. Tanto como la voluntad de oponerse a que la distancia desmedida y asfixiante entre mayorías y minorías se constituya –inevitablemente– en nuestra condición fatal. ~