Hace casi tres meses escuchamos un mensaje que le dio la vuelta al mundo. “Es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”, concluyó el más reciente informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Esa sola palabra, “inequívoco”, encierra las innovaciones en la metodología y certidumbre científica detrás de este famoso reporte.
Algunos de los nuevos ladrillos que permitieron edificar un conocimiento más preciso sobre los cambios que presenta y tendrá el clima del planeta son los estudios de atribución y los cambios observados a nivel regional. “Ahora podemos presentar información sobre los aumentos de temperatura y precipitación con mayor margen de certeza que los informes anteriores”, menciona Lucas Ruiz, autor líder argentino del IPCC e investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales.
El IPCC es un brazo técnico de la ONU. La comunidad científica que lo integra no realiza nuevas investigaciones, sino que evalúa las que ya se han producido a nivel internacional. Para la primera entrega de su Sexto Informe de Evaluación, publicado el pasado 9 de agosto, 234 autores revisaron más de catorce mil artículos científicos para evaluar las bases físicas del cambio climático.
Algunos resultados generales del reporte indican que la temperatura de la superficie terrestre ya se ha calentado alrededor de 1.1 grados centígrados más desde la época preindustrial. Otro es que los cambios recientes en el sistema climático no tienen precedentes en varios cientos a miles de años y gran parte de ellos son irreversibles, como el aumento del nivel del mar. De hecho, se establece que la influencia humana ha calentado el clima a una velocidad inaudita en los últimos dos mil años.
La ciencia de la atribución: ¿un evento se debe o no al cambio climático?
El IPCC señala que se ha fortalecido la evidencia de los cambios observados en los fenómenos extremos, como las ondas de calor, precipitaciones intensas, sequías y ciclones tropicales, “y en particular, su atribución a la influencia humana” desde el anterior reporte publicado en 2014.
Atribuir a la acción humana la aparición de determinados eventos extremos parece una conclusión fácil, pero para llegar a ella se requieren varios estudios. Aunque es común escuchar en las pláticas o en los medios de comunicación que cualquier huracán u onda de calor se debe al cambio climático, comprobarlo científicamente implica analizar un conjunto de información actual y pasada sobre la ocurrencia de esos fenómenos extremos en una zona específica.
Eso se logra mediante estudios de atribución, que reúnen la información proveniente de modelos climáticos y observaciones para conocer la influencia humana en los cambios de temperatura de la superficie terrestre. En estos estudios se analizan los cambios en las concentraciones de gases de efecto invernadero (gases atmosféricos que retienen el calor de la radiación solar y producen el calentamiento global, como el dióxido de carbono o el metano); además de otros factores humanos que inciden en el aumento de temperatura, como el cambio de uso de suelo, producido por la extensión de actividades agropecuarias o por la deforestación. Estos análisis “están basados en estadística y probabilidad, pero a diferencia de lo que pasaba antes, ahora podemos atribuir con mayor certeza el aumento de las ondas de calor, las sequías o las lluvias torrenciales al cambio climático”, asegura Ruiz.
¿Cómo sabemos si el huracán Harvey, que azotó a Texas en 2017, habría ocurrido sin cambio climático?, plantea Paola Arias, autora líder colombiana del informe y profesora asociada de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia. “Hace ocho años, para la elaboración del quinto informe, no había tantos estudios de atribución del cambio climático como hoy. La ciencia de la atribución está en desarrollo y ha tenido muchísimo avance en los últimos tres o cuatro años”, recuerda Arias.
Pero los estudios de atribución han permitido atribuir eventos más complejos al cambio climático. El Sexto Informe de Evaluación revela que la influencia humana posiblemente ha aumentado la oportunidad de que ocurran eventos extremos compuestos, como condiciones meteorológicas de calor, sequía y viento que propician los incendios forestales. Por ejemplo, los incendios que han azotado la costa oeste de Estados Unidos desde hace varios meses.
Mayor precisión sobre los cambios del clima regionales
“El cambio climático inducido por la humanidad ya está afectando a muchos extremos climáticos en cada región del mundo”, se lee en el resumen del informe dirigido a tomadores de decisiones, como gobernantes y líderes empresariales.
Otra de las diferencias del informe actual con las ediciones anteriores es que ahora se describen con mayor detalle los cambios observados en las regiones. “Un tercio del informe está dedicado a hablar de lo que pasa a escala regional en el sistema climático. En Latinoamérica, tenemos dos grandes regiones con glaciares que están cerca del ecuador, incluidos los pequeños glaciares que hay en México, que van a ser de los más impactados por el cambio climático incluso en los escenarios más optimistas de aumento de temperatura atmosférica”, sostiene Ruiz.
Una de las partes innovadoras del informe es una gráfica que ilustra de manera más sencilla los cambios observados a partir de 1950 en los eventos cálidos (como ondas de calor o temperaturas máximas diarias), precipitaciones intensas y sequías agrícolas y ecológicas región por región.
Para México, Centro y Sudamérica se ha observado un aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos cálidos, con un nivel de confianza medio a alto. Sin embargo, saber los cambios en las precipitaciones intensas en esas mismas zonas es casi imposible debido a que no se tienen suficientes datos para realizar las evaluaciones.
La poca disponibilidad de investigaciones científicas impide que los científicos tengan una visión completa de los impactos del cambio climático en Latinoamérica. “Eso no quiere decir que no esté pasando nada, sino que necesitamos información para concluir qué está pasando ahí y saber por qué, ¿se deberá a la actividad humana o será que de forma natural están cambiando los ecosistemas?”, menciona Arias.
Ladrillos científicos para un mundo sostenible
Hace casi tres meses el mensaje que le dio la vuelta al mundo venía acompañado de esperanza. Si hacemos cambios en nuestras actividades y reducimos profundamente la emisión de dióxido de carbono y de gases de efecto invernadero en las próximas décadas podríamos limitar el aumento de temperatura a 1.5 y 2º C durante el siglo XXI.
Algunos de los nuevos ladrillos de la ciencia climática –los estudios de atribución y la información regional– son cimientos para la acción climática. “Nosotros, ciudadanos comunes, podemos ver la información climática y darnos cuenta de cuál es la realidad que estamos viviendo y qué es lo que necesitamos hacer”, concluye Ruiz. ~
es periodista especializada en medio ambiente e integrante de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.