Al entrar a la cooperativa de Seattle Green Buddha, en el estado de Washington, me pregunto quรฉ es lo que me impresiona mรกs. ¿Es el olor acre de docenas de porciones de mariguana verde claro cuidadosamente limpiada y colocada con pulcritud en bolsitas de dosis de 3.5 gramos? ¿Son los extraรฑos nombres de las variedades de brotes, desde Skunk Red Hair, Sky Dog y Super Haze, en la secciรณn S, hasta Hypno, Hindu Kush y Himalaya Gold en la secciรณn H? ¿O es el etiquetado clรญnico de niveles de THC en las cepas y sus correspondientes porcentajes de las especies รญndica y sativa?
Al final decido que es esto รบltimo. He olido suficiente hierba antes: desde fiestas de adolescentes en mi nativa Brighton, Inglaterra, hasta campos enteros quemados por soldados mexicanos en la Sierra Madre. Tambiรฉn he escuchado demasiados nombres raros de drogas, siendo el mรกs gracioso quizรกs una pรญldora de รฉxtasis llamada Gorbachov. Pero es una novedad ver los componentes quรญmicos del cannabis tan claramente etiquetados.
Esta ciencia me la explica la directora del Green Buddha, Muraco Kyashna-tocha. (Naciรณ con un nombre mucho menos exรณtico, Holly McClintock, pero se rebautizรณ a sรญ misma despuรฉs de un divorcio.) THC significa tetrahidrocannabinol, el ingrediente psicoactivo en las plantas de mariguana. Bรกsicamente, entre mรกs alto es este nivel, mรกs drogado te pondrรกs. Pero tambiรฉn hay ingredientes en la mariguana con otros efectos, como aliviar el dolor.
Quienes siembran mariguana han cultivado cepas que casi no tienen THC, pero poseen efectos altamente atenuantes del dolor, las cuales recomiendan para “pacientes” con dolor crรณnico de espalda u otros padecimientos similares. La misma Muraco ha sufrido durante mucho tiempo de una enfermedad degenerativa de los discos y los huesos y utiliza la mariguana por motivos medicinales. Hace quince aรฑos fue detenida por posesiรณn de mariguana que utilizaba para aliviar el dolor, una experiencia que ella describe como proveniente de “la Alemania nazi”.
Muraco me explica que incluso la mariguana con altos niveles de thc puede drogarte de distintas maneras. La cepa รญndica adormece, atonta, hace que se te olvide hasta tu propio nombre. La cepa sativa eleva a la gente en una forma mรกs creativa, mรกs estimulante, como tomar una guitarra y componer una canciรณn. La clave estรก en crear el equilibrio correcto para cada persona. “Muchos hombres rudos de veinticinco aรฑos quieren algo de รญndica fuerte para poder desconectarse”, dice Muraco. “Muchas personas mayores con problemas de salud solo quieren aliviar su sufrimiento pero continuar con la mente clara.”
La Hindu Kush es una cepa รญndica; una variedad llamada Sexberry Kush es un tรฉrmino medio, con 50% de cada cepa; la Himalaya Gold es extremadamente sativa: provoca el tipo de inspiraciรณn que tuvo John Lennon cuando compuso “Yo soy la morsa”. Los conocedores de mariguana tienen mucho que decir sobre esto. Actualmente hay mรกs de 960 nombres de cepas de mariguana en el mercado, con varias combinaciones de THC, de sativa e รญndica, y todo el tiempo aparecen nuevos tipos.
Esta gran variedad de cannabis florece al tiempo que el movimiento de defensa de la mariguana obtiene la mayor victoria polรญtica en su historia, cuando los residentes de los estados de Washington y de Colorado votaron por la legalizaciรณn del cannabis el 6 de noviembre de 2012. La Iniciativa 502 de Washington fue aprobada rotundamente con un 55.7% a favor y un 44.3% en contra. El humo inundรณ las celebraciones desde aquรญ, Seattle, hasta Sydney, Australia. “Esperรฉ toda mi vida para esto”, dice Muraco. “Es como la caรญda del primer ladrillo del Muro de Berlรญn.”
Muchos todavรญa tienen que comprender quรฉ tan trascendente fue esta decisiรณn. Ningรบn otro lugar del mundo ha legalizado la mariguana desde que Richard Nixon declarรณ la guerra contra las drogas hace mรกs de cuatro dรฉcadas. Otros paรญses, como Portugal y Mรฉxico, solo han despenalizado la posesiรณn de pequeรฑas cantidades de cannabis, lo cual significa que no serรกs castigado si te atrapan con un toque, pero su cultivo y venta siguen en manos de los criminales. Incluso en รmsterdam solo se permitiรณ su consumo en sus famosas cafeterรญas a travรฉs de una polรญtica ambigua de tolerancia bajo la cual vender mariguana tรฉcnicamente sigue siendo ilegal. Otros estados en Estados Unidos tambiรฉn han aprobado la mariguana medicinal, pero esto solo permite una compra limitada de la hierba con receta mรฉdica.
Al legalizar por completo la mariguana, los votantes de los estados de Washington y Colorado han conmocionado a los lรญderes de la guerra contra las drogas. Han desafiado directamente a la ley federal de Estados Unidos, que declara que la mariguana es ilegal, asรญ como a los tratados de las Naciones Unidas que obligan a los paรญses signatarios a combatir el cannabis y otras drogas. Como la ley fue aprobada por voto popular y no solo por algunos legisladores, es muy difรญcil para cualquier presidente estadounidense oponerse a ella. (El presidente Barack Obama parece haber adoptado una lรญnea tolerante en sus comentarios iniciales, pero su polรญtica integral aรบn no se ha revelado.)
Asimismo las votaciones en esos estados dan inicio a un efecto de bola de nieve de iniciativas de legalizaciรณn. En diciembre, la revista Rolling Stone publicรณ una lista de “Los prรณximos siete estados que legalizarรกn la mota”, en la que se especula que serรกn California, Oregon, Nevada, Rhode Island, Maine, Alaska y Vermont. Los reformistas de la polรญtica de drogas han prometido prรณximas mociones para legalizar el cannabis en todos esos estados, ya sea en legislaciones estatales o en votaciones pรบblicas. Tambiรฉn hay esfuerzos por legalizar la mariguana en otros paรญses a lo largo del hemisferio, desde Canadรก hasta un proyecto de ley presentado en Mรฉxico por el perredista Fernando Belaunzarรกn y una mociรณn respaldada por el presidente uruguayo Josรฉ Mujica.
El debate sobre la mariguana ha cambiado de manera radical. Ya no se puede decir que la legalizaciรณn sea un caso perdido, frase recurrente en las discusiones en Estados Unidos incluso semanas antes de la votaciรณn en Washington y Colorado. Los polรญticos ya no consideran el apoyo a la legalizaciรณn como un suicidio polรญtico. Varias encuestas han puesto en evidencia que mรกs del 50% de los estadounidenses estรกn de acuerdo con la legalizaciรณn de la mariguana a nivel nacional. En febrero, dos legisladores federales, Jared Polis de Colorado y Earl Blumenauer de Oregon, presentaron un proyecto de ley sin precedentes al Congreso de Estados Unidos proponiendo que se incluya un impuesto federal sobre la venta y un impuesto de importaciรณn si otros paรญses (es decir, Canadรก y Mรฉxico) quieren vender de manera legal su hierba a los fumadores estadounidenses.
No solo los polรญticos han salido del clรณset de la mariguana. Una serie de celebridades –desde actores, como Morgan Freeman y Brad Pitt, hasta billonarios que incluyen al cofundador de Facebook, Sean Parker, y el inversionista George Soros– apoya la legalizaciรณn de la mariguana. Expertos de los medios de comunicaciรณn como el conservador Glenn Beck y la liberal Arianna Huffington (deThe Huffington Post) tambiรฉn aplauden este cambio de polรญtica.
Algunos observadores internacionales han quedado perplejos ante esta nueva posiciรณn en Estados Unidos, paรญs que inventรณ la guerra contra las drogas y presionรณ a otros paรญses para llevarla a cabo. ¿Cรณmo es que ha ocurrido este cambio? ¿Quรฉ le pasรณ a los estridentes guerreros estadounidenses que durante dรฉcadas vociferaban contra los males de estas sustancias? ¿Dรณnde estรกn los famosos predicadores evangรฉlicos de Estados Unidos frente a este pecado?
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Para entender este cambio de 180 grados ayuda recordar el accidentado camino de la polรญtica hacia las drogas en Estados Unidos. La prohibiciรณn en el paรญs estรก arraigada en la Ley Harrison de Impuesto sobre los Narcรณticos, aprobada casi un siglo atrรกs, en 1914, para limitar los opiรกceos y la cocaรญna, los cuales en ese momento eran vistos como un problema mayor. La prohibiciรณn se acompaรฑรณ de propaganda racista, alegando que los hombres chinos usaban el opio para seducir a mujeres blancas, mientras que la cocaรญna inducรญa violentos frenesรญes en los afroamericanos.
La Ley Harrison llevรณ a la creaciรณn del Federal Bureau of Narcotics (FBN), el cual fue encabezado por Harry Anslinger, un fรฉrreo opositor a los drogas, por mรกs de tres dรฉcadas, hasta 1962. Anslinger librรณ una ferviente campaรฑa contra el cannabis, el cual decรญa que podรญa transformar a personas comunes, educadas y trabajadoras, en asesinos dementes; de igual forma avivรณ los miedos respecto a que las mujeres blancas pudieran ser seducidas. “La mariguana provoca que las mujeres blancas busquen relaciones con negroides, prostitutos y cualquier otro”, le dijo Anslinger al Congreso en 1937. Ese aรฑo la Ley del Impuesto sobre la Mariguana criminalizรณ la posesiรณn de cannabis mรกs allรก del รกmbito industrial.
La campaรฑa de Anslinger fue acompaรฑada tambiรฉn por pelรญculas propagandรญsticas tales como Reefer madness (1936), financiada por grupos religiosos. La pelรญcula muestra cรณmo unos estudiantes bien vestidos y correctos luego de fumar mariguana violan, matan y descienden a lo profundo de la locura. Con tan solo un jalรณn, un joven de buenos modales deja salir una macabra carcajada estilo Hollywood. (La pelรญcula se ha convertido en un clรกsico de culto, especialmente entre los defensores de la mariguana.)
Cuando la generaciรณn hippie de finales de los sesenta ignorรณ las leyes y se extendiรณ el uso de la mariguana, el presidente Richard Nixon llevรณ la polรญtica de drogas al primer plano de la administraciรณn estadounidense. “Tenemos que librar –dijo de manera cรฉlebre– una guerra total en contra del enemigo pรบblico nรบmero uno de los Estados Unidos: el problema de las drogas.” Nixon presionรณ a los paรญses productores y de trรกnsito para que dieran un golpe al suministro (lo que derivรณ en fumigaciones aรฉreas de cosechas en Mรฉxico), supervisรณ la estricta Ley de Control de Sustancias, y en 1973 creรณ la burocracia –desde entonces en continuo crecimiento– de la Drug Enforcement Administration o dea.
Nixon se dio cuenta de que la lucha contra las drogas le ganaba el apoyo de los preocupados padres de familia de clase media, al mismo tiempo que corrรญa una cortina de humo sobre la guerra de Vietnam. Aรฑos despuรฉs las grabaciones de sus conversaciones (espiaba con micrรณfonos en sus propias oficinas) revelarรญan que su lucha contra las drogas fue motivada por ideas irracionales que veรญan a los estupefacientes como parte de una conspiraciรณn comunista en contra de los Estados Unidos. “La homosexualidad, la droga, la inmoralidad en general, son los enemigos de las sociedades fuertes. Es por esto que los comunistas y los izquierdistas estรกn impulsando estas conductas; estรกn tratando de destruirnos”, se le escucha decir en una grabaciรณn desclasificada en 2002.
La estafeta de Nixon fue retomada por Ronald Reagan, cuya primera dama, Nancy, acuรฑรณ la frase “Simplemente di que no” para librar una guerra mucho mรกs robusta contra las drogas. La campaรฑa de Reagan fue respaldada por un creciente movimiento evangรฉlico politizado, la Moral Majority del pastor Jerry Falwell. Falwell estaba en contra de las escuelas racialmente integradas y dijo que el sida era “el castigo de Dios para la sociedad que tolera la homosexualidad”. Nancy Reagan acostumbraba incluir a celebridades en su actos –como, por ejemplo, Whitney Houston– para que cantaran a favor de “detener la locura” de las drogas. Trรกgicamente, Houston dijo que “sรญ” a las drogas: cuando muriรณ el aรฑo pasado se encontrรณ cocaรญna en su cuerpo.
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De cualquier forma Estados Unidos ha cambiado profundamente desde que emprendiรณ la guerra contra las drogas en el siglo XX. Las generaciones nacidas despuรฉs de los setenta han crecido en un ambiente donde el uso de la mariguana se encuentra extendido. Los mitos racistas que acompaรฑaban las primeras leyes ya no son aceptables en un paรญs gobernado por un presidente afroamericano (que admitiรณ haber fumado mariguana) y donde en algunos aรฑos la poblaciรณn blanca podrรญa convertirse en minorรญa. Mientras que en los ochenta muchos estadounidenses veรญan a las drogas como el problema nรบmero uno que enfrentaba el paรญs, las nuevas generaciones muestran mayor preocupaciรณn por la economรญa, el gasto pรบblico, las guerras y otros asuntos. Muchos se quejan del elevado costo que significa encarcelar a tanta gente por su relaciรณn con las drogas, especialmente en el caso de la mariguana: Estados Unidos gasta mรกs de cuarenta billones de dรณlares al aรฑo en su lucha contra las drogas.
Ha habido tambiรฉn un replanteamiento sustancial respecto a quรฉ tan malo es el consumo personal de mariguana. Las ideas que inspiraron Reefer madness, donde se mostraba cรณmo el cannabis convertรญa a la gente en asesinos, ahora producen risa. En estos dรญas se debate sobre si la mariguana puede ser considerada fรญsicamente adictiva en la misma forma que otras drogas, incluyendo el alcohol. Hay consenso en que fumar hierba puede ocasionar cierto daรฑo a los pulmones, aunque no tan severo como el daรฑo que produce el tabaco. Los cientรญficos discuten acaloradamente acerca del daรฑo a largo plazo que puede causar al cerebro: la mayorรญa considera que puede agravar los problemas de salud mental pero solo en aquellos casos de personas con problemas latentes.
Incluso el movimiento evangelizador estรก cambiando respecto al tema. La lรญnea radical de pastores como Falwell, quien muriรณ en el 2007, estรก dando paso a predicadores que intentan ampliar sus simpatรญas volviendo a la vieja batalla cristiana en contra de la pobreza. Una de las figuras evangรฉlicas de mayor influencia hoy en dรญa, Pat Robertson, causรณ revuelo cuando dio un giro inesperado en marzo del 2012 y respaldรณ las iniciativas de legalizaciรณn de la mariguana en Washington y Colorado. “Es impactante ver cuรกntas personas jรณvenes acaban en prisiรณn y se convierten en criminales solo porque los sorprendieron en posesiรณn de una muy pequeรฑa cantidad de una sustancia controlada”, dijo Robertson en su programa de televisiรณn. “Esto una locura.”
Los defensores de la mariguana estรกn convencidos de que ha llegado el momento de legalizarla. “Hay un sentimiento creciente de que esto es inevitable, la legalizaciรณn terminarรก por imponerse dentro de unos cuantos aรฑos”, dice Tom Angell, presidente de Marijuana Majority. “Va a ser muy difรญcil para nuestros oponentes revertir la marea. Necesitamos asegurarnos cuidadosamente de que la implementaciรณn en Washington y en Colorado marche bien.”
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La campaรฑa por la legalizaciรณn de la mariguana en el estado de Washington enfrentรณ retos difรญciles. Algunos de los esfuerzos previos por cambiar las leyes sobre las drogas en Estados Unidos habรญan tenido un apoyo insuficiente, sobre todo de los tradicionales defensores de la mariguana. En contraste, la Iniciativa 502 fue liderada por la carismรกtica y pulcra abogada Alison Holcomb y apoyada por quince legisladores estatales. Holcomb no consume mariguana pero, como parte de la American Civil Liberties Union, defiende el derecho de la gente a consumirla sin ser penalizados por ello. Las drogas pueden ser malas, dice ella, pero la prohibiciรณn no detiene su consumo y solo crea mayores problemas.
“Como abogada defensora, conocรญ gente que habรญa sido arrestada y habรญa perdido su casa por enfrentar cargos de posesiรณn de mariguana. Pude ver el nocivo efecto de esta polรญtica en individuos que en todos los demรกs aspectos eran ciudadanos respetuosos de la ley”, declarรณ Holcomb. “Yo he bebido alcohol y eso no ha afectado mi vida. ¿Por quรฉ la gente que confesaba haber fumado mariguana recibรญa condenas que cambiarรญan para siempre el curso de las suyas?”
Holcomb dirigiรณ una enรฉrgica campaรฑa que alcanzรณ a todas las รกreas de la comunidad. Los lรญderes religiosos en barrios afroamericanos al principio desconfiaban de la iniciativa, ya que enfrentaban graves problemas de drogas en sus congregaciones. Pero Holcomb los convenciรณ de que la guerra contra las drogas era mรกs perjudicial si se seguรญa enviando a los jรณvenes afroamericanos a la cรกrcel. Asรญ, varios prominentes pastores negros decidieron apoyar su iniciativa. Incluso la policรญa no tomรณ una postura pรบblica en contra, pues algunos de sus miembros estaban convencidos de que la legalizaciรณn era la mejor forma de seguir adelante.
Holcomb asegurรณ que la iniciativa regularรญa la mariguana cuidadosamente, y abogรณ por un 25% de impuesto sobre su producciรณn, procesamiento y venta. La propuesta tambiรฉn contemplaba la restricciรณn de su uso pรบblico y la posibilidad de que la policรญa sancionara a aquellos que manejaran drogados. Los impuestos tambiรฉn apoyarรญan programas de tratamiento de desintoxicaciรณn. De manera paradรณjica, esto provocรณ algunas de las quejas mรกs enรฉrgicas por parte de experimentados fumadores de mariguana que no querรญan regulaciรณn alguna. Sin embargo, la mayorรญa de ellos decidiรณ apoyar la iniciativa al verla como un avance.
Aun asรญ, pocas personas creรญan que la iniciativa serรญa aprobada incluso a dos meses de la votaciรณn. Holcomb dijo que supo finalmente que el cambio estaba prรณximo tras reunirse con un experimentado consultor polรญtico que habรญa trabajado en campaรฑas de gobernadores. “รl me mirรณ y me dijo: ‘Vas a ganar esta.’ Ese fue el momento en que lo supe”, reconociรณ Holcomb.
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El estado de Washington aรบn tiene un largo camino por recorrer para implementar la ley. En lo inmediato los jueces dejaron de lado cientos de casos en contra de personas con cargos por mariguana y la policรญa ya no arresta a gente en posesiรณn de la hierba. Sin embargo, los funcionarios del Estado aรบn estรกn redactando las reglas que regirรกn la emisiรณn de nuevas licencias para que los negocios puedan cultivar, procesar y vender mariguana. Se han abierto listas de personas interesadas en obtener licencias y se estรก recibiendo una multitud de solicitudes, lo que muestra la cantidad de gente que ha advertido los aspectos positivos del negocio.
De hecho, la cooperativa Green Buddha de Muraco fue establecida bajo las regulaciones mรกs bien ambiguas de la mariguana medicinal que existรญan en el estado de Washington antes de la votaciรณn, pero su situaciรณn jurรญdica se ha fortalecido desde la legalizaciรณn. Muraco asegurรณ que tal vez aplique por una nueva licencia para cultivar mariguana en vez de venderla, ya que esa es su mayor pasiรณn.
La preocupaciรณn mรกs grande es cรณmo reaccionarรกn las autoridades federales frente a los nuevos negocios legales de mariguana. Si el Estado les da licencias, los agentes de la dea o del FBI podrรญan citar la ley federal para clausurar granjas o tiendas como el Green Buddha. Esto podrรญa significar no solo la pรฉrdida de ganancias para los inversionistas sino el miedo a enfrentar penas federales. Los agentes ya han hecho esto en California –donde la mariguana con fines medicinales es legal–, llevando ante los jueces a vendedores que tienen licencia y pagan impuestos.
Obama se ha mostrado indulgente sobre este tema. “Tenemos peces mรกs grandes que freรญr”, dijo el presidente en diciembre cuando se le preguntรณ al respecto. “No es para nosotros una prioridad el perseguir a consumidores recreativos en estados que han determinado que es legal.” De cualquier forma, el temor no es tanto por el arresto de los consumidores sino de los productores y vendedores con licencia.
El cabildeo antidrogas en Estados Unidos ha disminuido pero aรบn existe. Grupos como la Drug Free America Foundation estรกn presionando a Obama para enviar a agentes a clausurar tiendas de mariguana en cuanto abran. “Si aplican la ley federal de inmigraciรณn entonces deberรญan de aplicar la ley federal de mariguana”, dice David Evans, un asesor especial de la fundaciรณn.
El miedo de los opositores contra las drogas es que la legalizaciรณn de la mariguana abra la puerta a otras drogas mรกs peligrosas como la heroรญna y la cocaรญna. (Los reformistas polรญticos estรกn centrando la discusiรณn actual en el cannabis. Algunos, pero de ninguna forma todos, estรกn de acuerdo en una legalizaciรณn mรกs amplia.) Evans y otros argumentan que la legalizaciรณn de la mariguana automรกticamente llevarรก a que mรกs gente la use. Este puede o no ser el caso. Ya que la mariguana no ha sido legalizada por completo en otros lugares, no hay precedentes para apoyar esta suposiciรณn. La mayorรญa de las encuestas muestran que la despenalizaciรณn de las drogas en Portugal, por ejemplo, no llevรณ a un mayor uso de las mismas.
Por otro lado, la DEA insiste en que la guerra contra las drogas estรก funcionando. Alegan que gracias a la prohibiciรณn un menor porcentaje de estudiantes de preparatoria fuma mariguana hoy en dรญa que en las postrimerรญas de los setenta, un dato fundamentado en varios estudios. “Es una locura decir que la guerra contra las drogas no estรก funcionando porque todavรญa hay drogas”, afirma Evans. “Es como decir que la campaรฑa contra el cรกncer fracasรณ porque todavรญa hay cรกncer. Eso es ridรญculo.”
Los opositores de las drogas quisieran ver a Estados Unidos seguir por dรฉcadas en la batalla por salvar cuerpos y almas de las sustancias alucinantes. Pero, en contraste con tiempos pasados –cuando eran ellos quienes dirigรญan el debate–, ahora son los conservadores los que se estรกn convirtiendo en la minorรญa malhumorada. Evans lamenta el apoyo que los inversionistas billonarios y gran parte de los medios de comunicaciรณn brindan a la campaรฑa por la legalizaciรณn de la mariguana. Ahora son los gritos a favor de la prohibiciรณn los que estรกn siendo ahogados por los intensos olores agridulces que casi me noquean cuando di un paso dentro del Green Buddha de Seattle. ~
Traducciรณn de Elisa Corona Aguilar
(Brighton, Reino Unido) es periodista, escritor y productor de televisiรณn. Su libro mรกs reciente es Blood Gun Money: How America Arms Gangs and Cartels (2021).