Rafael Garcรญa Maldonado
Si yo de ti me olvidara, Jerusalรฉn
Sevilla, Anantes, 2021, 228 pp.
La literatura que nos escuece y nos hace rebullir incรณmodos en el sillรณn es la que saca las cosas de quicio. Luego hay otra literatura, estimable a veces, reconfortante casi siempre, que discurre por los cauces mil veces visitados de la cultura vigente (esa que hay que aplicarle al indiferente), la que confirma y no cuestiona, la literatura โtonalโ, de la que podemos fรกcilmente adivinar el desenlace de una escena, la evoluciรณn de un personaje o el adjetivo que estรก al caer, igual que de la tonadita de moda podemos saber quรฉ nota seguirรก a cualquier nota o quรฉ acorde a cualquier acorde, sencillamente porque obedece las reglas de la mรบsica tonal, que es la que tenemos oรญda desde que nacemos. Sacudidas, las justas.
Si yo de ti me olvidara, Jerusalรฉn, de Rafael Garcรญa Maldonado es del primer grupo, de la literatura picapica, molesta a su manera, impertinente en su empeรฑo de llevarnos descalzos por sendas sintรกcticas pedregosas y rรญspidas. Son quince relatos exigentes con sus lectores, pero la exigencia se nos plantea con naturalidad, sin altanerรญa ni desdรฉn, sin paternalismo.
La Biblia es el subtexto sobre el que rgm construye su libro, pero en Si yo de ti me olvidara, Jerusalรฉn hay ecos, ya asordinados, ya descarados, de otras literaturas. La figura de Faulkner recorre casi cada pรกgina. Ya el tรญtulo de este libro es a la vez bรญblico y faulkneriano y alude a la novela Las palmeras salvajes, que el americano habรญa imaginado titular If I forget thee Jerusalem, siguiendo el Salmo 137: โSi yo de ti me olvidare, Jerusalรฉn, mi diestra sea olvidada. / Mi lengua se apegue a mi paladar, si no me acordare de ti, / si no hiciere subir a Jerusalรฉn en el principio de mi alegrรญa.โ
Asรญ pues Faulkner y la Biblia. Pero tambiรฉn Benet, con esa sintaxis desbocada que se siente bullir bajo la de Maldonado, como si buscara, enfebrecida, una grieta por la que colarse y aflorar. (En un par de ocasiones โes menester consignarloโ logra aflorar y se echa de menos esa mano domadora que, por fortuna, rgm demuestra las mรกs de las veces.) Pero hay aรบn mรกs homenajes y mรกs influencias. A Herman Melville lo encontramos en la obsesiรณn por el lobo que padece el industrial del cuento โยกDetente, Abraham!โ y que nos recuerda la de Ahab por Moby Dick. Las Confesiones de san Agustรญn acechan en โRahab en Jericรณโ, cuando el protagonista reconoce que โtenรญamos miedo: de las hembras, del pecadoโ. La intertextualidad, en fin, entra ya como una torrentera en el emocionante final de este mismo cuento, con dos pรกginas que son un homenaje al monรณlogo de Molly Bloom.
Las oraciones de rgm son de largo respiro y la prosa, por sรญ sola, justifica cada una de las quince historias, que a veces parecen (aunque no lo sean) un pretexto para que aquella se pavonee ante el lector, como si el lenguaje desalojara las tramas a codazos. ยกPero quรฉ codazos!
En la contracubierta de la cuidada ediciรณn se listan los principales temas que el libro escruta: la guerra, el deseo, la muerte, la locura, el decadentismoโฆ Yo veo bajo todos ellos el crujido del tiempo, del pasado, de los recuerdos o de la imposibilidad de los recuerdos, como ese personaje que habรญa perdido โla capacidad de volver a la dicha de la infancia y la primera juventud en busca de consuelo [y] ya solo permanecรญa encerrado entre los barrotes de un tiempo nuevo y falazโ.
La sintaxis fabricada por rgm desenfoca las cosas y en las pocas ocasiones en las que no lo hace, las cosas parecen seguir desenfocadas por la inercia de todo el texto, como cuando alguien, confuso y aletargado en uno de los cuentos, se reclina en la silla y busca enfocar con la mirada a una anciana que a รฉl solo le parecรญa un โborrรณn hecho de despojos humanos y congojaโ. Como ese personaje, tambiรฉn el lector de este libro tiene que esforzarse en enfocar bien los relatos, debe tener a mano los quevedos, los pince-nez. No hay tregua para los lectores de Garcรญa Maldonado.
En este festรญn estilรญstico hay abundancia de platos. La mesa estรก repleta de fuentes y las fuentes, rebosantes de alimentos. Algunos estรกn cocinados y otros crudos. Conviene, como en todo gran banquete, colgarse del cuello la servilleta, porque a veces nos salpica la grasa colorada del tremendismo, como cuando una tierna niรฑa correteaba por la plaza haciendo con su chicle โunas pompas del tamaรฑo de cabezas de avanzado aborto clandestinoโ. Pero justo al lado de este trazo naturalista, ยกzas!, la pura nota estilรญstica, al hablar de unos niรฑos โinvadidos por un sentimiento malsano donde dominaba (enseรฑoreรกndose) el miedoโ. Ese enseรฑoreรกndose entre parรฉntesis es puramente estilรญstico; no aรฑade gran cosa, semรกnticamente hablando, y estรก ahรญ por razones de ritmo, de pausa, de puro regodeo sonoro en las redondeces fรณnicas de la palabra. Que el escritor lo haya puesto ahรญ con conciencia de estas razones o por puro instinto, poco importa; el resultado en el conjunto de la pรกgina es maravilloso. El tremendismo que aflora aquรญ y allรก en este libro queda siempre sobriamente atemperado por el estilo.
Si yo de ti me olvidara, Jerusalรฉn es rico en recursos narrativos. Entretejidas en las narraciones de las distintas historias aparecen, desde un subsuelo misterioso, voces en cursiva que contrapuntean o matizan o corrigen o subrayan. Otras veces, como en โLa otra guerra de Salomรณnโ, donde anda de por medio la guerra civil espaรฑola del siglo XX, el escritor encapsula una batalla entre docenas de ellas y al hacerlo magnifica el horror del todo, de la guerra entera, de todas las guerras, a partir del horror mรกs abarcable de una de sus partes.
Si yo de ti me olvidara, Jerusalรฉn es un libro para elegidos, como lo eran los israelitas del Antiguo Testamento; es un libro de orfebre; es un libro para quienes esperan que la literatura, ademรกs de con sus invenciones argumentales, sus personajes y sus exploraciones morales, los conmueva con el lenguaje, con la elecciรณn cuidadosa de las palabras, con la arquitectura y sonoridad y ritmo de las oraciones.
Un รบltimo argumento: un libro en el que hay un personaje que se llama Jezabel Ranz hay que leerlo. ~