Blanco, como si el recuerdo de la nieve
debiera ser el color del norte.
Negro es el oeste,
latigazos sobre la piel morena que soporta dolor
como los latigazos sobre la piel negra
que guardan un recuerdo del futuro
cuando los conquistadores reemplazarían
el trabajo de los que habían asesinado
con esclavos del otro lado del mar.
El rojo nombra al este, color de la sangre
derramada por los enemigos
y también de cosecha propia:
brutal vientre de sabiduría.
Amarillo en el sur
para mantenernos adivinando
cuando faltan tantas pistas,
tantas piezas que desaparecieron
bajo el suelo del bosque.
Verde era el Centro,
sigue siendo el Centro:
dirección del quinto color que crece salvaje
en esta jungla de matices vertiginosos.
A menos que prefieras el lenguaje
de los números, engranajes entrelazados
en ruedas de calendario
todavía girando en 4, 9, 13,
hacia un futuro de supervivencia de la sangre. ~
Versión del inglés de Karen Villeda.