Para algunos españoles el doble exilio no constituyó, en las décadas de 1930 y 1940, una experiencia en nada excepcional –menos todavía para otros muchos europeos, como los alemanes o austríacos–. Fueron obligados a abandonar España en 1936 o en 1939 rumbo a Francia, perseguidos por ser considerados revolucionarios o contrarrevolucionarios, y, en no pocos casos, por ambas cosas y por ambos bandos. La Segunda Guerra Mundial y la caída de Francia, en 1940, a manos de las tropas de Adolf Hitler forzaron su salida del país vecino. No todos lo consiguieron. América del norte, central y del sur, la Unión Soviética o Gran Bretaña se presentaron como nuevos destinos. El gran periodista y escritor Manuel Chaves Nogales (1897-1944), nacido en Sevilla, dejó tierras españolas a finales de 1936 y se instaló en Francia, huyendo tanto de “la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de Falange” como de “la de los analfabetos anarquistas o comunistas”, como explicitaba en A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937). No era fácil ser liberal y relativamente centrado en tiempos de extremos. Chaves Nogales se vio también en la perentoriedad de dejar atrás a su familia y su vivienda de Montrouge, al lado de París, en junio de 1940. Entre este mes fatídico y su fallecimiento en mayo de 1944 vivió en Londres.
El periodo pasado por Manuel Chaves Nogales en las islas británicas es, sin lugar a dudas, el menos conocido de su intensa, aunque corta, vida. La filóloga y profesora de la Universidad de Sevilla Yolanda Morató intenta remediar con éxito esta carencia en Manuel Chaves Nogales: los años perdidos (Londres, 1940-1944), que ha visto la luz en este año de 2023. Se insiste, desde la primera página de la obra, en lo poco y lo mal conocido de la etapa 1940-1944 en la biografía del que fuera director, durante la Segunda República española, del diario Ahora. Para el lector queda meridianamente claro, aunque la reiteración de la autora en este punto no se me antoja totalmente pertinente. Cierto es que las aportaciones de su libro modifican de manera muy sensible las páginas dedicadas por María Isabel Cintas Guillén al lustro terminal de la existencia de Chaves Nogales en la única y destacada biografía completa del periodista y escritor: Chaves Nogales. El oficio de contar (2011) –que yo mismo reseñé en esta revista en 2012, en el número 132–, reeditada y ampliada, una década después, en Manuel Chaves Nogales. Andar y contar. Las referencias constantes, sin embargo, a los errores y olvidos y al no correcto trabajo de la biógrafa resultan algo excesivas. La investigación es siempre acumulativa y revisionista, en el buen y principal sentido de dicho término. Comoquiera que sea, una vez señalada esta cuestión de forma o estilo, solamente se puede agregar que el libro de Yolanda Morató es una obra no solamente excelente, sino novedosa y apasionante.
Resulta novedosa, en especial, por los muchos datos y detalles presentados –el trabajo de investigación es amplio y notorio–, así como por aportar medio millar de artículos escritos y publicados por Chaves Nogales entre 1940 y 1944 y no recopilados hasta ahora. Al lado de algunos en inglés y español, destacan los aparecidos en portugués en la prensa brasileña, desde el Diario de Pernambuco, de Recife, hasta el Diario Carioca, sin olvidar, entre otros, el Jornal do Commercio (Río de Janeiro), el Diário da noite (São Paulo) o el Correio da Manhã (Río de Janeiro). A través de la agencia Reuters, sus textos llegaban a los integrantes del importante grupo mediático Diários Associados, del magnate Francisco de Assis Chateaubriand Bandeira de Melo. En la lista que nos ofrece Morató destacan los 205 artículos aparecidos en el año 1942. El último texto localizado es de marzo de 1944: “O pensamento da França”, que vio la luz el 8 en el Diario de Pernambuco. En la etapa londinense, el autor de Juan Belmonte, matador de toros se había convertido en un infatigable periodista de mesa –ya no de pata, como antes, para decirlo a la manera barojiana–, un “agente en la sombra del cuarto poder”, sostiene Morató, que escribía desde el punto de vista de los intereses británicos en la guerra que se estaba librando. Las piezas sobre España dejaron paso, cada vez de forma más clara con el avance del conflicto, a otras de temática mundial. La autora reproduce también la última entrevista a Chaves Nogales, concedida antes de fallecer y editada póstumamente, a principios de julio de 1944, en O Jornal y en Diario de Pernambuco. Se la hizo el periodista brasileño Murilo Marroquim de Souza, enviado especial en Londres del grupo Diários Associados y buen colega del entrevistado.
Yolanda Morató reescribe, asimismo, la vida de Manuel Chaves Nogales entre 1939 y 1944. En Francia trabajó para Havas, una agencia de noticias gubernamental, y para Cooperation, perteneciente a Emery Reves –Révész, de origen húngaro, antes de su nacionalización británica en febrero de 1940–. Estar al servicio de los ministerios de Información francés y británico, junto con la línea directa del propietario de Cooperation con el primer ministro Winston Churchill, permitieron una salida a tiempo de Francia tras la invasión nazi. Chaves Nogales dejó atrás París en el automóvil de Reves y, ya en Burdeos, acabó embarcando, junto con otro cuarto de millar de personas en el mercante S. S. Nariva, que atracó el 21 de junio en Milford Haven, en Gales. Con él y Reves estaban, entre otros, Émile Buré, Geneviève Tabouis o André Géraud (Pertinax), periodistas todos de la llamada “gente de la embajada”. De allí viajaron en tren a Londres. En la capital inglesa, Chaves Nogales fue instalado en un pequeño apartamento de Woburn Place y continuó trabajando para Havas, cuya corresponsalía británica se transformó en afi (Agence Française Indépendante), mientras que en Francia fue nacionalizada y convertida por las nuevas autoridades en ofi (Office Français d’Information). El control de la información resultaba esencial en un mundo en guerra. Los dirigentes británicos lo entendieron a la perfección. Los numerosos artículos que redactaba Chaves Nogales para la prensa en español y portugués veían la luz con la indicación de su pertenencia a “afi, para Reuters”. Bajo el paraguas del bois (Bristish Overseas Information Services), en el que, además del Ministerio de Información, participaban la bbc, el British Council y la agencia Reuters, desarrolló sus tareas afi. Sus empleados laboraban en el mismo edificio de Reuters. De esta última dependía asimismo la Atlantic Pacific Press Agency, que nunca fue, a diferencia de lo sostenido habitualmente, la agencia de Chaves Nogales. Destacar la fortaleza de los aliados, en especial de los británicos, y debilitar al enemigo alemán a los ojos de la opinión pública latinoamericana se convirtieron en los principales objetivos de su trabajo. Todo lo indicado hasta aquí permite construir una imagen sensiblemente distinta de la que teníamos hasta ahora de los años ingleses de Manuel Chaves Nogales.
En 2023 se ha publicado también Manuel Chaves Nogales. Barbarie y civilización en el siglo XX, de Francisco Cánovas Sánchez. Este historiador, autor de interesantes trabajos sobre la era isabelina, Benito Pérez Galdós o Santiago Ramón y Cajal, se ocupa, en esta ocasión, del original periodista sevillano. Se trata de una obra sensiblemente distinta, tanto en el contenido como en la forma, de la que he comentado más arriba. No es un libro de investigación, ni tampoco, en puridad, una biografía de Chaves Nogales. Un primer y largo capítulo está dedicado a la semblanza del personaje, desde sus orígenes sevillanos hasta su muerte en Londres, mientras que en los siete siguientes se propone, en forma más o menos ensayística, un acercamiento a la visión de Chaves Nogales de los grandes acontecimientos del siglo XX por él vividos y analizados en sus artículos, relatos y reportajes. El autor expresa abiertamente la voluntad de mostrar la relación dinámica que existe entre vida, obra y época. Considera a Chaves Nogales como uno de los escritores españoles más destacados del siglo XX y uno de los mejores periodistas de su tiempo. Su excelencia derivaba, apunta, de una gran personalidad: “una recia voluntad, una notable capacidad de trabajo y una actitud emprendedora incansable, todo ello acompañado de una sólida cultura, un compromiso con la verdad y una fe insobornable en los ideales democráticos”. Los textos del escritor y periodista sevillano, en los que afloraba una perspectiva humanista, democrática y republicana, destacaban por una escritura cuidada, el ritmo narrativo y la capacidad comunicativa. Insiste Cánovas en la plena vigencia, en los momentos actuales, de los “testimonios lúcidos, valientes y comprometidos” de Chaves Nogales; trascienden su tiempo, como apunta en la conclusión de la obra, y “constituyen un referente para construir hoy una sociedad más habitable, tolerante y solidaria”. No es poca cosa.
A la Revolución rusa, sus antecedentes y consecuencias dedicó Chaves Nogales tres libros, que recogían textos anteriormente publicados en la prensa: La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929), que recopilaba las crónicas publicadas el año anterior en el Heraldo de Madrid; Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931), un conjunto de reportajes y entrevistas a emigrados rusos –entre ellos, Kérenski–, y, por último, el inclasificable y apasionante El maestro Juan Martínez que estaba allí (1934). Sus comentarios sobre la Unión Soviética eran matizados, quizá demasiado visto lo visto después –él no podía saberlo entonces–, pero muy lúcidos: “En los diez años que han transcurrido después de la revolución, no se ha pensado en el mejoramiento del obrero, sino en el mejoramiento de la producción.” Resaltaba el peso del nacionalismo y el militarismo, la excelente organización policial y los peligros de la llamada dictadura del proletariado (“¿El amor hacia el pueblo debe llevar hasta el extremo de sacrificarlo?”). Chaves Nogales escribió diez crónicas sobre la Alemania de Hitler en 1933, como enviado especial del diario Ahora. Entrevistó a Goebbels, un tipo grotesco de la “estirpe de los sectarios”, predijo una guerra a pocos años vista, incidió en la situación de los judíos –al que residía en Alemania, “la vida se le hace materialmente imposible”– e insistió singularmente en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación a fin de manipular a la población. Trató, lógicamente, desde el diario Ahora los acontecimientos, problemas y desafíos de la Segunda República española, desde la cuestión agraria en Andalucía o los hechos de Casas Viejas hasta la revolución asturiana y la rebelión de Companys en 1934. Destacaron sus originales entrevistas a líderes políticos como Azaña, Alcalá-Zamora, Macià o Largo Caballero. Sobre la guerra civil de 1936-1939, esa “guerra estúpida”, compuso un libro magnífico: A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937). Y, asimismo, al año siguiente, el reportaje novelado Los secretos de la defensa de Madrid. Apunta Cánovas, con acierto, que subestimó al general Franco.
A los cuatro temas anteriores, se agregan otros tres. En primer lugar, la caída de Francia en 1940, que dio lugar al libro La agonía de Francia, publicado en 1941 en Montevideo. En la década de los treinta se vivió en el país vecino, sostenía Chaves Nogales, “una guerra civil en la que los ciudadanos no se asesinaban unos a otros, pero poco a poco iban asesinando entre todos al país”. La lucha consigo misma, la renuncia a los ideales democráticos y el enamoramiento de su verdugo llevaron a Francia “a una de las tragedias más hondas de la historia”. A la batalla de Inglaterra, en segundo lugar, dedicó numerosos artículos. Era el país que le había acogido en 1940 y, como vimos más arriba, en el que moró hasta su fallecimiento en 1944. El último de los temas corresponde al exilio republicano español. En mi opinión, Chaves Nogales no acaba de encajar, sin embargo, en esta categoría. Sea como fuere, en el tratamiento de cada uno de los siete puntos anteriores repite el autor un esquema parecido, fundamentado en la necesidad de la contextualización y combinando la exposición histórica y el estudio de la visión del periodista y escritor. Merece señalarse, asimismo, la cuidada edición de esta interesante obra, en la que encontramos numerosas reproducciones de páginas de prensa y cubiertas y preciosas fotografías de Chaves Nogales, cedidas por María Isabel Cintas Guillén. De la Revolución rusa a la Segunda Guerra Mundial, emerge en los escritos de Manuel Chaves Nogales una mirada original y documentada de unas décadas marcadas, en fin de cuentas, por las colisiones de la barbarie y la civilización. ~
Jordi Canal (Olot, Girona, 1964) es historiador. Es catedrático de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París. Su libro más reciente es '25 de julio de 1992. La vuelta al mundo de España' (Taurus, 2021).