Esta zona se abre al fervor y a la curiosidad de los lectores interesados en la obra y la vida de Octavio Paz.
Está abierta a quienes deseen participar a otros interesados su información, sus hallazgos o sus preguntas. Es una zona todo lo sabemos entre todos en la que hay sitio para la información de todo género, para compartir la curiosidad que provoca un tema particular, la palabra inaudita, la imagen poética compleja o graciosa, el error o la errata, la confusión y la celebración.
Una zona en la que alguien comunica a otros la exposición o la conferencia que viene, o comenta las que ya ocurrieron; donde fulana explica que significa tener “cara de Juan, cara de todos”, mengano discrepa de la interpretación de Paz del mito de Xólotl, y zutano se enfada con tal o cual interpretación política y un perentorio y prolongado etcétera.
(No se trata, claro está –pues el medio no es el adecuado– de remitir la abundante tesis académica, pero sí de comunicar su existencia y, si es posible, el enlace para acceder a ella.)
La zona puede registrar también los enlaces a páginas en la internet; donde puede irse inventariando el material iconográfico o videográfico que abunda en ella; donde puede compartirse el dato biográfico, la fotografía, la gran idea o la enorme minucia; donde podemos entre todos continuar la Bibliografía crítica del tenaz Hugo Verani; donde podemos celebrar los hallazgos o corregir los errores de los críticos y de los biógrafos.
Hace quince años Gabriel Zaid publicó un artículo titulado “El futuro de Octavio Paz”en el que se opuso a imaginar la posteridad “como una especie de Juicio Final donde, por fin, se haga justicia” y argumentó que “el simple paso del tiempo no asegura una mejor recepción de las obras”:
Por el contrario, la tendencia mecánica del tiempo, contra la cual hay que luchar, es la incuria, la tontería, la desfiguración, el olvido y la destrucción de todo lo que queda a la intemperie. Libros, bibliotecas, archivos, partituras, cuadros, esculturas, monumentos, fotografías, películas, grabaciones, lenguas y culturas han desaparecido de la faz de la tierra. ¿Quedará algo de Octavio Paz?
La respuesta de Zaid es la única posible: depende de nosotros.