Antonio Gálvez

Fuentes consultadas para el capítulo sobre Octavio Paz, “El poeta y la Revolución”, del libro Redentores (Debate, 2011)

   
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Octavio Paz se abstuvo de escribir una autobiografía formal: lo disuadió, según me dijo alguna vez, su difícil vida amorosa antes de conocer a Marie Jo, su segunda mujer. No obstante, refirió a su vida familiar y, con mayor detalle, a su vida literaria, diplomática, artística y política en Itinerario, Fondo de Cultura Económica, 1993; también en varias entrevistas reunidas en Pasión crítica, Seix Barral, 1985; y de manera cifrada en varios poemas, notablemente en “Nocturno de San Ildefonso” (1976) y sobre todo en “Pasado en claro” (1975). Tampoco existe una biografía completa de Octavio Paz, pero sí varios acercamientos meritorios. El más completo y, para mí, sin duda el más útil (sobre todo para la etapa 1929-1943) es el libro de Guillermo Sheridan: Poeta con paisaje. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz, México, Era, 2004. Otras fuentes de interés son el prólogo de Enrico Mario Santí a Primeras letras, México, Vuelta, 1988 (libro –publicado también en Barcelona por Seix Barral ese mismo año– que reúne buena parte de los ensayos críticos y artículos periodísticos de Paz anteriores a 1944) y su estudio introductorio a El laberinto de la soledad, Madrid, Cátedra, 1993. Las antologías poéticas que utilicé de Paz son Libertad bajo palabra –en dos ediciones: México, Tezontle, 1949 y México, fce, 1960– y Obra poética (1935-1988), Barcelona, Seix Barral, 1990. Para los principales poemas de Octavio Paz posteriores a 1957 consulté también la excelente versión bilingüe de The collected poems of Octavio Paz (1957-1987), editada por Eliot Weinberger, Nueva York, New Directions, 1991, 688 pp.

La principal antología de ensayos que utilicé fue Octavio Paz: México en la obra de Octavio Paz, México, Fondo de Cultura Económica, 1987. Se trata de una compilación en tres tomos: El peregrino en su patria, Generaciones y semblanzas yLos privilegios de la vista. Me fue utilísima, por supuesto, la excelente Bibliografía crítica de Octavio Paz (1931-1996), elaborada por Hugo Verani (El Colegio Nacional, 1997), así como las Obras completas reunidas por el propio Octavio Paz y publicadas por el Fondo de Cultura Económica en quince tomos. Con todo, por lo general preferí utilizar las ediciones anteriores de sus libros que tenía leídas y anotadas. A lo largo de mi ensayo recojo recuerdos y anécdotas sobre su vida que el propio Paz me narró a lo largo de los veintitrés años de nuestra relación de trabajo y amistad. Salvo una entrevista formal, fueron comentarios incidentales de los que no conservo grabación.

El poema introductorio “Canción mexicana” pertenece a “Intermitencias del Oeste” y está en Ladera este (1962-1968), México, Joaquín Mortiz, 1969. No existe tampoco una biografía de su abuelo Ireneo Paz. Existen datos aislados de interés en Napoleón Rodríguez, Ireneo Paz, liberal jalisciense (del cual hay una versión ampliada publicada bajo el título de Ireneo Paz, letra y espada liberal, México, Fontamara, 2002) y sobre todo en Hoguera que fue, compilación de Felipe Gálvez, México, uam, 1986. Pero don Ireneo sí escribió sus memorias, al menos para la larga etapa rebelde de su vida. Por iniciativa de su nieto, el libro se publicó con un revelador prólogo suyo con el título original de Algunas campañas, México, El Colegio Nacional/Fondo de Cultura Económica, 1997. Los datos que obtuve de don Ireneo provienen también de diversas fuentes periodísticas, como el facsímil de la revista El Padre Cobos y el periódico La Patria, sobre todo del periodo entre 1904 y 1911. El propio Octavio Paz recordó la vida con su abuelo enItinerario, así como en sus poemas autobiográficos y en su texto “Estrofas para un jardín imaginado (Ejercicio de memorias)” en Vuelta, agosto 1989.

Tampoco existe una biografía formal del padre del poeta, Octavio Paz Solórzano, aunque la recopilación de Felipe Gálvez es muy útil no solo por las noticias de su vida sino por la colección de textos de Paz Solórzano sobre la revolución zapatista. El padre de Paz publicó varios artículos no reunidos y algunos libros. Entre ellos destaca una biografía de Zapata que el hijo hizo publicar en 1986: Octavio Paz Solórzano, Zapata. Tres revolucionarios, tres testimonios, tomo ii (México, eosa, prólogo de Octavio Paz [Lozano]). Entre los artículos de Paz Solórzano que aproveché por su contenido ideológico y autobiográfico están: “Los motivos fundamentales de la revolución” en Crisol, 7 de enero de 1929; “Emiliano Zapata. 10 de abril de 1919” en La Prensa, 10 de abril de 1932; “Quién era Zapata” en El Heraldo de México, 1922; “Quién era Zapata, por qué se lanzo a la Revolución” en Magazine para Todos, El Universal, 23 de junio de 1929. Las cartas cruzadas entre Octavio Paz y el cuartel de Emiliano Zapata provienen del Archivo Condumex. Los datos sobre la muerte de Paz Solórzano, el 8 de marzo de 1936, provienen de “El Licenciado Paz muerto bajo las ruedas de un tren” enEl Universal, 13 de marzo de 1936. Del periódico La Patria,entre mayo de 1911 y junio 1914, extraje varios hechos significativos sobre la rebelde vida de Paz Solórzano. Las alusiones al padre son escasas en Itinerario y muy dramáticas y reveladoras en la poesía. Al aludir a ellas, indico en el cuerpo del texto el título del poema. Para la etapa infantil y primera juventud de Paz, me fueron útiles los recuerdos familiares recogidos por Gálvez y mis propias conversaciones con descendientes de parientes, como Mercedes Pesqueira.

Para la etapa del estudiante hasta el momento en que abandona la Escuela de Leyes y vive en Yucatán, consulté las revistas editadas por Paz: Barandal, reimpresión Fondo de Cultura Económica, 1983; y Cuadernos del Valle de México, reimpresión Fondo de Cultura Económica, 1983. Sus artículos principales están en Primeras letras. Me fueron muy útiles los testimonios de amigos y maestros como Pedro de Alba, “Octavio Paz y otros en el mundo de Pedro de Alba” en México en la Cultura, Novedades, 6 de octubre 1963; Efraín Huerta, Aquellas conferencias, aquellas charlas, México, unam, Textos de Humanidades, 1983; José Alvarado, “Bajo el signo de Octavio Paz” en Excélsior, 22 de junio de 1966; Manuel Lerin, “El grupo de Barandal y Cuadernos del Valle de México” en El Nacional, 5 de junio de 1966. El propio Paz escribió con amplitud sobre esa etapa en Itinerario; también en Xavier Villaurrutia en persona y en obra, México, Fondo de Cultura Económica, 1977, así como en los textos tardíos sobre sus colegas, camaradas y amigos de la época como “Saludo a Rafael Alberti” en Vuelta, núm. 166, septiembre 1990; “Rafael Alberti, visto y entrevisto” en Vuelta, núm. 92, julio de 1984, y “Efraín Huerta (1914-1982)” en Vuelta, núm. 64, marzo de 1982.

Para la relación amorosa de Octavio Paz con su primera esposa, la fuente principal son, desde luego, las inéditas cartas de amor a Elena Garro, del 22 de junio de 1935 al 10 de agosto de 1935. También es útil –por los textos de Garro que transcribe– el libro de Patricia Rosas Lopátegui, Testimonios sobre Elena Garro, Monterrey, Ediciones Castillo, 1998. Para la visita desairada de Breton a nuestro país: Fabienne Bradu, Breton en México, México, Editorial Vuelta, 1996. El poema de Huerta está en Poesía completa, México, Fondo de Cultura Económica, 1988. Las referencias biográficas sobre Revueltas provienen sobre todo de Álvaro Ruiz Abreu, José Revueltas. Los muros de la utopía, México, Cal y Arena, 1993. Algunos datos sobre Paz en Yucatán provienen de mis conversaciones con Octavio Novaro Peñalosa, hijo de su amigo en esos días. Las referencias a Cuesta (su influencia, sus ideas) provienen de la obra citada Guillermo Sheridan, Poeta con paisaje. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz. Sobre los “Contemporáneos” consulté una vasta bibliografía (Louis Panabière, Sheridan), y de José Luis Martínez “El momento literario de los Contemporáneos” en Letras Libres, núm. 15, marzo de 2000.

La obra de Sheridan es excelente para los meses que Paz pasó en la Guerra Civil en España, pero también Itinerario tiene varios datos de interés. Con todo, para mí lo más revelador fue la obra que Elena Garro publicó en 1992: Memorias de España 1937, México, Siglo XXI Editores, 1992. Estoy persuadido de que es una fuente primaria y en general confiable (salvo en las alusiones íntimas) sobre esa etapa fundamental en el desarrollo intelectual de Paz. Muy útil fue también Octavio Paz en España, 1937, antología de textos y poemas prologada por Danubio Torres Fierro, México, Fondo de Cultura Económica, 2007.

Entre 1938, cuando regresa de España, y 1944, cuando parte a San Francisco, que sería la primera estación de un largo exilio, Paz publicó ensayos y artículos en varios periódicos (El Popular, Novedades), revistas de amigos mexicanos (Futuro, Letras de México, Tierra Nueva), en Sur, la revista literaria argentina, y en dos importantes revistas mexicanas que dirigió: Taller (1938-1941) y El Hijo Pródigo, que Paz dirigió en sus primeros números (1943). Una parte de esos textos está recogida en Primeras letras. Para el tono de la época alrededor de la Segunda Guerra Mundial, además de los artículos combativos de Paz en El Popular (como “Las enseñanzas de una juventud”, 23 de julio y 3 de agosto de 1938), aproveché editoriales de ese periódico y textos de amigos de Paz en ese mismo diario: Octavio Novaro, “La nueva educación en Alemania”, 24 de julio de 1938; Ángel Miolán, “Habla León Felipe”, 29 de agosto de 1938; José Alvarado, “Generación de impostores”, 23 de agosto de 1939; Alberto Quintero Álvarez, “La paz por la juventud”, 24 de julio de 1938, y “Resonante triunfo de la urss en beneficio de la paz mundial”, titular del 23 de agosto de 1939. Un retrato significativo del joven Paz en esos años es “Imagen primera del poeta”, de José Luis Martínez, en Luz espejeante. Octavio Paz ante la crítica, selección y prólogo de Enrico Mario Santí, México, unam/Ediciones Era, 2009. La trayectoria de Paz como maestro y en la burocracia la compulsé en el Archivo Histórico de la Comisión Nacional Bancaria y en el Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública.

El encuadre de la cultura y la vida literaria a partir de 1941 (en tiempos de Manuel Ávila Camacho) proviene de varias fuentes escritas y orales, entre ellas mi libro Daniel Cosío Villegas. Una biografía intelectual (México, Joaquín Mortiz, 1980, y Tusquets, 2001) y el ensayo “Cuatro estaciones de la cultura mexicana”, Mexicanos eminentes, México, Tusquets, 1999. Entre las crónicas más útiles para la época está la de José Luis Martínez “La literatura mexicana en 1942”, Literatura Mexicana, siglo xx, 1910-1949, México, Antigua Librería Robredo, 1949. Otras fuentes: Elena Poniatowska, Juan Soriano, niño de mil años, México, Plaza y Janés, 1998; los artículos de Paz sobre Soriano (reunidos en Los privilegios de la vista); y sus puntuales balances editoriales en “Antevíspera: Taller, 1938-1941” y “Poesía e historia (Laurel y nosotros)”, ambos enSombras de obras, Barcelona, Seix Barral, 1983. El affaire Neruda/Paz está sabrosamente narrado en la obra citada de Sheridan y en Gerardo Ochoa Sandy, “Cuando los intelectuales llegan a las manos. Los pleitos a bofetadas de Neruda-Paz, Novo-Usigli, Arreola-Rulfo, Cuevas-Icaza y García Márquez-Vargas Llosa” en Proceso, 26 de diciembre de 1992. La película “El rebelde” de 1943, basada en un guión de Jean Malaquais y dirigida por Jaime Salvador, contiene dos sorprendentes canciones de Paz y se puede conseguir con facilidad. El testimonio más revelador sobre su actitud crítica ante el establishment cultural y político mexicano está en su correspondencia con Octavio Barreda. Para su posición intelectual y política (ya en una primera transición heterodoxa), la carta a Víctor Serge del 6 octubre de 1944 (que me proporcionó Adolfo Gilly). Sus artículos sobre Revueltas, Vasconcelos, Pellicer, Cernuda, José María Velasco, “Poesía de comunión y poesía de soledad”, etcétera, están recogidos en Primeras letras.

La estancia de Paz en San Francisco está cubierta en Crónica trunca de días excepcionales, México, unam, 2007, y en Froylán Enciso, Andar fronteras. El servicio diplomático de Octavio Paz en Francia (1946-1951), México-Buenos Aires-Madrid, Siglo XXI, 2008. Las cartas a Barreda son testimonio de primera mano sobre su estado de espíritu, y sobre todo su carta a Víctor Serge. Para su tránsito por Nueva York y la larga etapa parisina extraje información del libro de Rosas Lopátegui y (con prevención crítica) de las memorias de la hija de Octavio Paz y Elena Garro, Helena Paz Garro: Memorias, México, Océano, 2003. La edición que utilicé para el análisis de El laberinto de la soledad fue la primera, de Cuadernos Americanos, publicada en 1949. Sobre el impacto del libro: José Vasconcelos, “Octavio Paz” en Todo, 6 de abril de 1950; y Alejandro Rossi, “50 años [de]El laberinto de la soledad” en Letras Libres, núm. 120, diciembre de 2008.

Sobre la redacción de El laberinto de la soledad está el citado prólogo de Santí y la entrevista de Claude Fell a Octavio Paz: “Vuelta a El laberinto de la soledad” en Plural, noviembre de 1975. Sobre la vida en París, un testimonio clave son las cartas cruzadas con José Bianco. Hay también información útil en la correspondencia con Alfonso Reyes y en los libros de Garro y de Paz Garro. Sobre su vínculo con Buñuel:Octavio Paz, “Buzón entre dos mundos. De Octavio Paz a Luis Buñuel” en Vuelta, núm. 201, agosto de 1993; y José de la Colina, “Buñuel/Paz: Vasos comunicantes” (manuscrito). Sus principales ensayos de los cincuenta están en Las peras del olmo, Barcelona, Seix Barral, 1957. Su texto sobre los campos de concentración en la urss, que apareció por primera vez en octubre de 1950 en Sur, se recogió en El ogro filantrópico: historia y política (1971-1978), México, Joaquín Mortiz, 1979. Para su vida cotidiana, literaria y diplomática durante los años cincuenta en México las cartas con Bianco son fundamentales. También Elena Poniatowska, Las palabras del árbol, México, Joaquín Mortiz, 2009. Detalles de su vida con Garro en María Zambrano, Esencia y hermosura. Antología, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2010. Sus inquietudes editoriales en los cincuenta están en las cartas a Bianco, y en los sesenta en Octavio Paz-Arnaldo Orfila. Cartas cruzadas, México, Siglo XXI, 2006. Su vínculo editorial con Francia: Octavio Paz, Jardines errantes. Cartas a J. C. Lambert 1952-1992, Barcelona, Seix Barral, 2008. Y con España: Octavio Paz, Memorias y palabras. Cartas a Pere Gimferrer 1966-1997, Barcelona, Seix Barral, 1999. Para su posición en la literatura mexicana de los años sesenta: “De José Gaos a Octavio Paz”, 12 de diciembre de 1963, archivo de El Colegio de México; “Efraín Huerta enjuicia a los escritores mexicanos de hoy” en El Heraldo de México, 8 de mayo de 1966; Juan García Ponce, “Figura de poeta”, en “Homenaje a Octavio Paz” en La Cultura en México, suplemento de Siempre!, México, 16 de agosto de 1967; Elena Poniatowska: “Octavio Paz ante el detector de mentiras” en Siempre!, 18 de octubre 1967. Sobre su latente simpatía revolucionaria en los años cincuenta conversé con José de la Colina. Para su distancia crítica con la Revolución cubana, dos trabajos de Rafael Rojas: “Lecturas cubanas de Octavio Paz” en Vuelta, núm. 259, junio de 1998, y “El gato escaldado. Viaje póstumo de Octavio Paz a La Habana”, Anuario de la Fundación Octavio Paz, núm. 1, 1999. Para su vida cotidiana en los años sesenta en la India consulté la correspondencia inédita de Paz con José Luis Martínez. También conversé con su esposa Marie José. Sus ensayos principales de la época –incluido su texto sobre la rebeldía, la rebelión y la revolución– están en Corriente alterna, México, Siglo XXI, 1967.

El entusiasmo de Paz con el movimiento estudiantil del 68 está reflejado en su correspondencia con José Luis Martínez y sobre todo en sus cartas a Charles Tomlinson (12 de junio, 3 de agosto y 27 de septiembre de 1968, todas en la Universidad de Texas en Austin). Varios textos suyos aluden directamente al tema, en especial en Postdata, México, Siglo XXI, 1970. Su relación con el gobierno mexicano y en particular con la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el archivo Antonio Carrillo Flores en Condumex, recogida en “Un sueño de libertad: Cartas a la Cancillería” en Vuelta, núm. 256, marzo de 1998. Su vínculo con Revueltas en José Revueltas, Las evocaciones requeridas, Obras completas, tomos 25 y 26, Ediciones Era, 1987. Su principal crítica al régimen en esos años apareció en Postdata. Sobre su postura al llegar a México en 1971: Jacobo Zabludovsky, “Echeverría, un hombre que sabe escuchar el rumor de la historia, declara Octavio Paz” en Siempre!, 14 de abril de 1971; y “Respuestas a diez preguntas”, julio de 1971, recogido en El ogro filantrópico.

A partir de la fundación de Plural, incorporo hechos y atmósferas que viví personalmente. En primer lugar como adversario de Paz, a quien Héctor Aguilar Camín y yo criticamos en Siempre! (La Cultura en México, agosto de 1972). La respuesta no se hizo esperar: “La crítica de los papagayos” en Plural, núm. 11, agosto de 1972. Sobre la fundación de Plural hablé con el propio Paz, con Gabriel Zaid, Alejandro Rossi y Julio Scherer. La importante obra crítica de Gabriel Zaid en los años de Plural está en Cómo leer en bicicleta, México, Joaquín Mortiz, 1975, y El progreso improductivo, México, Siglo XXI, 1979. La obra de Alejandro Rossi en Plural se reunió en Manual del distraído, México, Joaquín Mortiz, 1978. Para el trabajo cotidiano en Plural son reveladoras las Cartas a Tomás Segovia (1957-1985), México, Fondo de Cultura Económica, 2008. Para la historia de la revista Plural, John King publicó “Política en Plural (1971-1976)” en Letras Libres, núm. 112, abril de 2008. Casi todos los combativos ensayos y artículos publicados entre 1971 y 1975 en Plural, en diarios o en entrevistas que cito en mi texto, están en El ogro filantrópico. Entre ellos: “Carta a Adolfo Gilly” en 5 de febrero de 1972; “Debate: presente y futuro de México”, marzo de 1972; “¿Por qué Fourier?”, agosto de 1972; “Los escritores y el poder”, octubre de 1972; “La mesa y el lecho”, octubre de 1972; “La letra y el cetro”, octubre de 1972; “El parlón y la parleta”, marzo de 1973; “Aterrados doctores terroristas”, junio de 1973; “Los centuriones de Santiago”, agosto de 1973; “Nueva España: orfandad y legitimidad”, octubre de 1973; “A cinco años de Tlatelolco”, octubre de 1973; “Polvos de aquellos lodos”, marzo de 1974; y “Gulag: Entre Isaías y Job”, diciembre de 1975.

Para la vida de Cosío Villegas repasé mi libro Daniel Cosío Villegas. Una biografía intelectual. El obituario de Paz sobre Cosío: “Las ilusiones y las convicciones” en Plural, abril de 1976. El poema autobiográfico “Nocturno de San Ildefonso” apareció en Plural y en su libro Vuelta, Barcelona, Seix Barral, 1976. Los prolegómenos de la vuelta definitiva de Octavio Paz a México están en el ya referido Memorias y palabras. Cartas a Pere Gimferrer 1966-1997. El mismo tema, tratado poéticamente, está en Pasado en claro, México, Fondo de Cultura Económica, 1975, y en los poemas de Vuelta. Su retrospectiva de El laberinto de la soledad,en la entrevista con Claude Fell, data de esos meses.

Conocí a Octavio Paz la mañana del 10 de marzo de 1976 en el funeral de Daniel Cosío Villegas, que había sido mi maestro. A raíz del fin de Plural –revista en la que yo ya escribía– me acerqué al grupo que planeó con Paz la publicación de Vuelta. Mi incorporación a esa revista como secretario de redacción ocurrió a principios de 1976. Mi relación con la revista y con Paz duró hasta su muerte en abril de 1998. Muchos datos y episodios que narro aquí son de primera mano.

Sus primeros textos polémicos en Vuelta los reunió en El ogro filantrópico. Entre estos textos destacan “Vuelta”, diciembre de 1976; “Discurso en Jerusalén”, julio de 1977; “La universidad, los partidos y los intelectuales”, septiembre de 1977; y el ensayo “El ogro filantrópico”, agosto de 1978. Todos ellos y la entrevista que le hizo Julio Scherer (“Suma y sigue” en Proceso, 5 y 12 de diciembre de 1977) provocaron la sonada polémica con los intelectuales de izquierda, en particular con Carlos Monsiváis. Los textos de Monsiváis y Paz aparecieron en Proceso, semana a semana, entre el 19 de diciembre de 1977 y el 23 de enero de 1978. También, el texto de Héctor Aguilar Camín, “El apocalipsis de Octavio Paz” en Nexos, octubre de 1978. El episodio de la amenaza guerrillera está en “Los motivos del lobo” en Vuelta, 18 de septiembre de 1978. El libro de Xavier Rodríguez Ledesma, El pensamiento político de Octavio Paz, México, unam/Plaza y Valdés, 1996, recoge con amplitud la polémica.

El libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe lo publicaron Seix Barral en 1982 y el Fondo de Cultura Económica en 1983. El ensayo “Cristianismo y revolución”, sobre José Revueltas, está en Hombres en su siglo, Barcelona, Seix Barral, 1984. Los ensayos de Gabriel Zaid sobre la guerrilla en El Salvador y la falta de elecciones en Nicaragua, que provocaron las grandes polémicas con la izquierda en los años ochenta, están en De los libros al poder, México, Grijalbo, 1988. Los ensayos políticos de Paz en la misma etapa (“pri: Hora cumplida”, su discurso en la Feria del Libro de Frankfurt) están reunidos en México en la obra de Octavio Paz: El peregrino en su patria. Mi texto “Por una democracia sin adjetivos”, que también provocó polémicas, apareció en Vuelta, núm. 86, enero de 1984. Las principales polémicas se dieron entre las revistas Nexos y Vuelta, y se reflejaron fielmente en la revista Proceso y en otras publicaciones como Unomásuno y La Jornada. La visión internacional de Paz a punto de cumplir los setenta años está en Tiempo nublado, Barcelona, Seix Barral, 1983. Aproveché la reseña que escribí sobre ese libro, que apareció traducida al inglés en Salmagundi (primavera-verano de 1986). Mi entrevista biográfica con Paz ocurrió en marzo de 1984, y la recogí en Travesía liberal, México-Barcelona, Tusquets, 2003. Los textos incidentales de Paz sobre el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y la caída del Muro de Berlín están en Pequeña crónica de grandes días, México, Fondo de Cultura Económica, 1990. Su discurso con ocasión del Premio Tocqueville, “Poesía, mito, revolución”, en Vuelta, núm. 152, julio de 1989. Del “Encuentro Vuelta: La experiencia de la libertad” se publicaron memorias en siete volúmenes (México, Vuelta, Fundación Cultural Televisa/Espejo de Obsidiana Ediciones, 1991). También la introducción de Paz: “El siglo xx: La experiencia de la libertad” en Vuelta, núm. 167, octubre de 1990. Sobre el levantamiento del ezln, Paz escribió en Vuelta: “Chiapas, ¿nudo ciego o tabla de salvación?”, febrero de 1994; “Chiapas: hechos, dichos, gestos”, marzo de 1994, y “La selva lacandona”, febrero de 1996. Sus palabras a Marie Jo, las escuché personalmente. ~

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.


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