Cuando vimos el número de marzo de Letras Libres, entendimos lo que debió sentir Alan Shepard al escuchar por primera vez el nombre de Yuri Gagarin. Sí, también a nosotros se nos habían adelantado… por muy poquito. Gabriel Zaid publicó en ese número un comentario muy parecido al que estábamos haciendo nosotros sobre el mismo poema de Safo, y eso parecía dar al traste con nuestro proyecto. Pero lo hemos pensado mejor. Aunque es verdad que Zaid ha vuelto redundante una parte de nuestro trabajo, nos quedan aún dos o tres comentarios, y nuestras versiones. ¿Por qué no sumarnos al esfuerzo, si nuestro propio trabajo había comenzado como una suma de esfuerzos? Por un lado, yo había traducido el poema hacía ya tiempo, a partir de no recuerdo qué versión en inglés; por el otro, Alejandra lo había analizado en las clases de griego clásico que da Pedro Tapia en la UNAM. Ella leyó la versión que yo había hecho sin haber visto nunca el texto griego (en versos de 7 y 11 sílabas):
La luna se ha ocultado
y tras ella las Pléyades declinan.
Hace tiempo pasó la media noche.
La juventud no dura.
Estoy sola en la cama.
Lo primero que Alejandra reconoció es que había aquí cinco versos, cuando en el original sólo hay cuatro. Los cito a continuación, acompañados de una transliteración:
Déduke men a selána
kai Pleíades, mésai de
núktes, pará d’érjet óra,
égo de móna katéudo.
Pero Alejandra notó además que había algo ahí que no estaba en el original –eso de que las Pléyades declinan– y me explicó que la partícula men se usaba, entre muchas otras cosas, para comenzar una enumeración, y que las cosas citadas después de la primera llevaban la partícula de. En este caso de implica la introducción de un nuevo verbo… que no aparece en el poema. Esto nos permite suponer que se trata de ser, pues este verbo solía omitirse cuando el sentido de la oración era claro. Así tenemos: Se ha ocultado la luna/ y las Pléyades, y (es) “media noche”… Si pongo entre comillas “media noche” es por otra observación de Alejandra: los griegos dividían la noche en tres lapsos iguales, y por eso a veces, para referirse a la noche completa, la mencionaban en plural; de ahí que el poema diga, literalmente, “medias noches”. Safo se refiere al periodo medio de la noche, que va más o menos de las 10 p.m. a las 2 a.m. (la “mera medianoche” de Zaid). En Homero se nota que era el lapso más pesado, el que más temían los centinelas. Sobre óra, Alejandra decía más o menos lo mismo que Zaid: puede ser simplemente ‘hora’, o ‘juventud’, o ‘tiempo propicio’, etcétera. Son acepciones comunes también para la hora española. Pero agregaba dos cosas interesantes sobre el último verso. Por un lado, que la explicitación del sujeto (égo, ‘yo’) es enfática, pues Safo bien pudo haberlo omitido, como omitió antes el verbo ser. Por el otro, que el verbo de ese sujeto (katéudo) es ‘acostarse a dormir, dormir, pasar la noche’, e incluso ‘estar acostado sin dormir, insomne’.
A manera de resumen, Alejandra me daba una versión literalísima:
La luna se ha ocultado
y las Pléyades, y (es) la noche
media, y la hora (al lado) pasa,
y yo sola duermo.
Poniendo algún ritmo en eso, teníamos:
La luna se ha puesto, y las Pléyades.
Es más de media noche.
Ha pasado la hora.
Estoy sola en la cama.
Esta es la versión más concisa del poema, apreciado justamente en razón de esa misma concisión, que Ernst Morwitz subrayaba haciendo notar que en él no hay un solo adjetivo. Cuatro oraciones simples en cuatro versos no tan simples. A Kenneth Rexroth lo sorprendería la economía de Safo cuando apenas tenía quince años, y fue sin duda ella la que lo puso en el camino de traducir los poemas breves de Japón y China. He aquí su límpida versión al inglés:
The moon has set,
And the Pleiades. It is
Midnight. Time passes.
I sleep alone.
Como es sabido, Ezra Pound hacía de Safo una valedora más de su movimiento imagista, y sin duda habría podido escribir sobre este poema un comentario contundente, como el que hizo en Cathay al “Lamento de la escalera de gemas” de Li Po. Pero ya en 1966 Paul Roche se quejaba del exceso de traducir a Safo según la estética del modernismo estadounidense (“bastard Chinese”), que él veía traicionada por la poetisa cada dos pasos. He aquí su versión al inglés:
The moon has gone
The Pleiads gone
In dead of night
I lie alone
Aunque el poema de Safo va sin rimas, Roche introduce aquí una, que suena en tres de los cuatro versos. No lo hace sólo por añadir sonoridad a una traducción que no da pie a las aliteraciones sino también –tal vez sobre todo– por quitarle a su versión ese tufillo orientalizante de los traductores creadores al estilo de Pound, a los que él detestaba tanto como Juan Ferraté, traductor de Safo y otros líricos griegos arcaicos. En cualquier caso, fueron sin duda consideraciones de este tipo las que lo llevaron a reducir Pleiades (tres sílabas) a Pleiads (dos sílabas) y así mantener el metro en los cuatro versos. También a Alejandra y a mí nos ocupó un rato la revisión del metro griego, pero no vamos a atorrar a los lectores con nuestras disquisiciones técnicas ni con las versiones que fuimos ensayando mientras discutíamos el asunto. Baste decir que al final intentamos reproducir el esquema rítmico del poema en octosílabos castellanos, que es a lo que a nosotros nos suena el poema:
Ya se ha ocultado la luna,
y las Pléyades. Es media
noche. La hora ha pasado.
Duermo yo sola en la cama.
Creo que esta es, de todas nuestras versiones, la que más se acerca al original. Sin embargo también nosotros, como Zaid, nos atreveremos a ofrecer todavía un pilón (esta vez en eneasílabos), aunque sólo sea porque en él nos ha cabido rimar, como a Roche:
Se ocultó la luna y tras ella
las Pléyades. Es más de media
noche. Pasa veloz la hora.
Yo me acuesto en la cama, sola. ~