Han Kang: el horror de lo humano

Tras conocer el anuncio del Nobel de Literatura, la escritora surcoreana Han Kang se mostró reticente a celebrar mientras existieran guerras en el mundo. Su postura era menos un desplante que un eco de los grandes temas –entre ellos, el horror en la vida privada y los grandes hechos históricos– presentes en toda su obra.
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El pasado 10 de octubre, Han Kang (Gwangju, 1970) se enteró de que recibiría el Premio Nobel de Literatura 2024 pero, desde entonces, se ha negado a celebrarlo. Su padre, el novelista Han Seung-won, organizó una conferencia de prensa a la que ella no asistió porque consideraba que no había razones para celebrar mientras hubiera guerra en el mundo. A pesar de las críticas que se le han hecho, esta decisión es congruente con el contenido de su obra.

Han Kang nació en la provincia de Gwangju al sur de Corea del Sur y proviene de una familia de escritores, pues no solo su padre sino también sus dos hermanos escriben. Desde 2018, ella se dedica solo a sus libros y a regentar una librería en Seúl que ha estado cerrada desde el anuncio del Nobel. Sobre su obra –que incluye poesía, novela, cuento y ensayo– ella ha dicho que suele comenzar con una pregunta, pero no escribe para encontrar la respuesta, sino para explorar el tema hasta sus últimas consecuencias. El final suele propulsarla hacia algún nuevo interrogante, pero a lo largo de sus novelas se vislumbra una preocupación: ¿cómo podemos vivir los seres humanos unos con los otros y crear una vida propia entre el horror y la belleza de nuestra misma condición?

Al acercarnos a la obra de Han Kang, no podemos olvidar que, a pesar de su reconocimiento internacional, no es representativa de lo que se considera en Corea como la literatura nacional, que normalmente ha sido escrita por hombres y se enfoca en los grandes hechos históricos y la resiliencia colectiva del pueblo. Por otro lado, las obras de esta autora, aunque están inscritas en el contexto coreano, hablan desde lo particular y personal y, por eso, han estado al margen en su propio país.

Su fama en el resto del mundo comenzó cuando ella y su traductora Deborah Smith ganaron el premio Booker Internacional en 2016 con La vegetariana. No obstante, es importante mencionar que el libro se tradujo primero al español. La traductora de este libro, y de las otras cuatro novelas disponibles, es Sunme Yoon, quien nació en Corea, pero se mudó a Buenos Aires a los cinco años. Al leer La vegetariana, Sunme se quedó tan impresionada que convenció a la editorial porteña Bajo la Luna de publicar su traducción en 2012. De hecho, esta edición fue la primera traducción en Occidente de la obra de Han Kang, quien en 2013 asistió a la Feria del Libro de Buenos Aires y quedó conmovida con la respuesta del público.

La vegetariana,1 que se ha traducido a más de veinte idiomas y es tal vez su libro más conocido, narra la historia de una ama de casa, Yeong-hye, que una noche comienza a soñar con imágenes de matanzas de animales y, por eso, deja de comer carne. Esta decisión lleva a que su familia la castigue y la repudie. La novela está contada a través de los ojos de tres personajes que no son la protagonista; su marido, su cuñado y su hermana la observan, la objetivan y la juzgan. Este libro –que se mueve entre el horror, la belleza y el deseo– deja al descubierto las terribles formas en que la sociedad impone expectativas y directrices sobre los cuerpos feminizados.

La clase de griego2 es la más esperanzadora de sus novelas. En ella se narra, por un lado, la historia de una mujer que, como Yeong-hye, siente rabia con su situación vital, puesto que después de la muerte de su madre y su divorcio ha perdido la capacidad de hablar. Esto causa que no pueda defenderse en el juicio de custodia y que la despojen de su hijo de nueve años. Para tratar de recuperar el habla, se apunta a clases de griego antiguo. El profesor, que es el segundo personaje de la novela, es un hombre que acaba de volver a Corea después de una larga temporada en Alemania y que está quedándose ciego. A través del ir y venir entre los dos puntos de vista, el libro explora la capacidad humana para formar conexiones íntimas, a pesar de la soledad y la alienación. Es una historia sobre la posibilidad de encuentro, pero también sobre la fragilidad y el colapso del lenguaje.

Mi novela favorita de Han Kang es Actos humanos,3 que llega a librerías mexicanas este diciembre. La novela pone el dedo en una de las llagas más dolorosas de la historia reciente de Corea: la masacre de Gwangju, el 18 de mayo de 1980. La obra, sin embargo, no se enfoca en el enfrentamiento entre el movimiento prodemocrático y los militares del régimen dictatorial, sino que sigue a seis personajes cuyas vidas se ven trastocadas por la masacre. De esta forma, Han Kang rastrea cómo la violencia marca los cuerpos que estuvieron allí y su eco en la historia de un país. Actos humanos ha causado tanta incomodidad entre los conservadores coreanos que, días después del anuncio del Nobel, un grupo salió a protestar frente a la embajada sueca para pedir que se revocara el premio. De hecho, después de su publicación, Han Kang fue colocada en la lista negra de la cultura, en la que también estuvo el director de Parasite, Bong Joon-ho.

Blanco4 es un libro con una narrativa poco convencional, fragmentaria y poética. A través de una lista de cosas blancas como la nieve, la sal o la leche materna, la narradora –que es una mujer en una residencia de escritura en Varsovia– hila un relato en tono autobiográfico. Al estar tan lejos de casa, en una ciudad cubierta por la nieve y en la que todavía se pueden apreciar las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial, la escritora medita sobre un hecho que no presenció directamente, pero que ha marcado su vida: la muerte de su hermana mayor, que solo vivió dos horas. En el libro, la muerte, el duelo y la pérdida se trenzan con las posibilidades transformadoras de la escritura y la belleza de las imágenes que la acompañan.

Imposible decir adiós5 es la más reciente novela de la autora, que recibió el año pasado el premio Médicis Étranger de Francia. En este libro el punto de partida es otra masacre que sucedió en la isla de Jeju el 3 de abril de 1948 y donde la represión militar de una rebelión dejó más de treinta mil muertos. Como en las otras novelas de Han Kang, esta no se limita a una recreación del hecho histórico, sino que narra la historia de una mujer llamada Gyeong-ha que debe viajar a Jeju para alimentar al pájaro de una amiga, mientras ella se recupera de un accidente. Ya en la isla, Gyeong-ha se encontrará con varios archivos que la llevan a indagar la historia familiar de la madre de su amiga, quien ha buscado durante décadas a su hermano desaparecido.

El 15 de octubre, Han Kang se presentó en la ceremonia del premio a la innovación Pony Chung en Seúl. Esta ha sido su primera y única aparición pública desde la noticia del Nobel. Durante su discurso dijo que esperaba que su vida no cambiara demasiado porque lo único que ella ha querido es vincularse con los lectores a través de sus libros. Espero que se cumplan los deseos de Han Kang, una escritora que observa con cuidado el horror humano en la vida privada y en los grandes hechos históricos, que no oculta la violencia y el dolor, pero tampoco olvida la ternura y la posibilidad de encuentro, que se niega a celebrar un premio internacional mientras ese horror queda al descubierto en las guerras que suceden ahora mismo en el mundo, por todo eso, espero que tengamos muchos más libros y que ella pueda seguir buscando una luz en la oscuridad. ~


  1. 채식주의자 2007; Bajo la Luna, 2012. ↩︎
  2. 희랍어 시간 2011; Random House, 2023. ↩︎
  3. 소년이 온다 2014; Rata, 2018. ↩︎
  4. 흰2016; Rata, 2020.
    ↩︎
  5. 작별하지 않는다2021; Random House, 2024. ↩︎
Andrea Chapela
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