10 grabaciones notables de 2024

Una selección ecléctica de discos que merecen la atención de todo aficionado a la música con orejas ávidas y aventureras.
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Para Lily Sacal, compañera de expedición

El problema de ser un melómano ecléctico –escuchar música de concierto, jazz, rock, pop, world music y, a fin de cuentas, todo lo que estimule al sentido del oído– es que cuando te solicitan una lista de lo mejor del año, el resultado es variopinto; hay de dulce, de chile y de manteca. Aquí se proponen diez grabaciones notables –podrían ser quince o veinte– de muy diversos géneros. No es un ranking por orden de genialidad, brillantez y mucho menos popularidad, cantidad de descargas o ventas. Son diez álbumes, enlistados por orden alfabético, asequibles física y digitalmente, que en opinión de este comentarista merecen la atención de todo aficionado a la música sin prejuicios y con orejas ávidas, abiertas y aventureras. Buen provecho.

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Cage2, de Bertrand Chamayou

Pianista galo versado no solo en Saint-Saëns, Mendelssohn, Schubert y Chopin, sino también en Ravel, Satie y Messiaen, Chamayou acometió este Cage al cuadrado que reafirma la vigencia e influencia del compositor estadounidense. Galardonado en diversas ocasiones en los premios Victoires de la musique classique francesa, el intérprete aporta imaginativos argumentos para seguir considerando al piano preparado –uno cuyo sonido ha sido alterado colocando diversos objetos en sus cuerdas– no solo como una de las más lúdicas invenciones musicales del siglo XX, sino también de las más importantes. El nombre del álbum remite al vínculo de un pianista y un bailarín y a cuatro pianos preparados de diferentes maneras. Los ecos de la vanguardia musical del siglo pasado siguen resonando.

Concertos, de Avi Avital

Esta grabación del virtuoso mandolinista israelí Avi Avital se publicó en noviembre de 2023 y le permitió hacer realidad su sueño de grabar con Il Giardino Armonico y Giovanni Antonini, respetados cultivadores de la música de época. A las transcripciones del Concierto en Si menor RV 580 de Vivaldi y del Concierto en Do menor BWV 1060 de Bach, se suman conciertos originales para mandolina de Barbella, Paisiello y Hummer. Por su devoción a su instrumento, Avital es comparado con el guitarrista español Andrés Segovia y con el violinista lituano Jascha Heifetz. Aspecto sobresaliente de este álbum del sello Deutsche Grammophon es la grabación multitrack del concierto de Vivaldi, que le permite a Avital tocar cuatro mandolinas y dos mandolas. La tecnología al servicio del arte.

Funeral for justice, de Mdou Moctar

Decir que Moctar es “el Jimi Hendrix de Níger” es simple y reduccionista. No porque el referente no sea justo; lo es porque este blusista del desierto, zurdo como Hendrix, brillante espécimen de música tuareg, despliega un estilo más tribal y elementalmente africano. Por supuesto, hay afinidad en el ímpetu eléctrico y en los instantes de acidez y distorsión. El golpe de Estado en Níger en 2023, la pobreza y los efectos del cambio climático hallan sitio, de una u otra manera, en este álbum, claro alegato cuyos tracks notables se escucharon en vivo en el Festival Hipnosis de la Ciudad de México el pasado 2 de noviembre. Imparables, Moctar y su grupo ya anunciaron su próximo álbum, Tears of injustice –no quitan el dedo del renglón–, para el 28 de febrero de 2025.

Hit me hard and soft, de Billie Eilish

Quienes restringen sus experiencias musicales por consideraciones demográficas pueden seguir ignorando a esta californiana de 23 años abiertamente bisexual. En su tercer álbum, cocinado de nuevo en compañía de su hermano Finneas, también productor, Eilish prosigue su experimentación de su clase de “pop de recámara” y se regodea en la búsqueda del amor. “Podría comerme a esa chica para el almuerzo”, canta en “Lunch”, uno de los más pegajosos dulcesitos del año que termina. A Billie Eilish Pirate Baird O’Connell no puede negársele la ambición de perseguir una música popular de sentimientos y detalles, electropop con el uso preciso de los sintetizadores de Finneas y hasta el recurso, cuando viene al caso, de las cuerdas del Attaca Quartet. “Te amaré hasta el día en que me muera”, canta en la deliciosa “Birds of feather”, corte de total incendio pasional.

Lives outgrown, de Beth Gibbons

Gibbons ya había demostrado que hay vida más allá de Portishead con Out of season (2002) y sus grabaciones de Henryk Górecki con la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca. Su primer álbum estrictamente en solitario la confirma como peculiar malabarista de un folk atmosférico que no rehuye influencias ni recursos sonoros. Su gran constante temática es el paso del tiempo, la vida en flujo inevitable hacia la muerte. También se intuyen asuntos del corazón. No es éste un sitio para la reminiscencia trip-hopera, que no se extraña: campea la guitarra acústica, los arreglos de cuerdas y los alientos. Otoñal, pastoral, es un álbum sabio, intimista, reflexivo. Una mujer que el 4 de enero llegará a los 60 hace su recuento de vida y lo comparte.

Night reign, de Aroof Aftab

Su estilo y voz pueden remitir a Sade, aunque esta cantante pakistaní se educó con Billie Holiday, Mariah Carey y artistas de su tierra. También guitarrista, puede decirse que lo suyo es un folk de profundas raíces, una música atmosférica que tampoco renuncia a vincularse con el jazz (en “Saaqi” se hace acompañar del formidable pianista indio-americano Vijay Iyer, que este 2024 sobresalió con su Compassion). Avecindada en Nueva York y egresada del afamado Berklee College of Music, su música es reflexiva, intimista, nocturna, como bien lo indica el nombre del álbum. Se le disfruta al cantar en urdu, pero es casi imposible no caer rendido ante la singularidad de “Whiskey”, en inglés: “Tu cabeza se pone pesada y se apoya en mi hombro/ Porque bebes demasiado whisky cuando estás conmigo/ Creo que estoy lista para ceder ante tu belleza/ Y dejar que te enamores de mí”.

No name, de Jack White

Prolífico fabricante de riffs, cultivador del blues en su vertiente más áspera y peligrosa, experto en la vena salvaje del rock de Michigan (The Stooges, MC5, The Amboy Dukes, Grand Funk Railroad), su tierra natal, el ex White Stripes sigue haciendo viable un futuro de rocanrol. En su sexto álbum como solista todo es directo, sencillo, sin complicaciones; parecen 13 canciones eternas que alguien, al fin, hubiera pescado de un Mississippi eléctrico o de un callejón en una Ciudad del motor encabronada. “Old scratch blues”, “Archbishop Harold Holmes” y “Tonight (was a long time ago)” son cortes potentes en un álbum de mucha garra y sin desperdicio. El rock no morirá mientras Jack White empuñe una guitarra.

Revolución diamantina, de Gabriela Ortiz con Los Angeles Philarmonic y María Dueñas dirigidos por Gustavo Dudamel

La combinación parece insuperable: obras de la compositora mexicana en su cénit creativo, con la virtuosa y jovencísima violinista española, dirigidas por el rock star venezolano también en su pináculo. “Altar de cuerda”, la sexta comisión para Ortiz de la L.A. Phil, ostenta el admirable estilo sincrético de la destacada discípula de Mario Lavista y Federico Ibarra y permite el pleno lucimiento de Dueñas. “Kauyumari”, con sus resonancias huicholas, refrenda temas e intereses de Ortiz. “Revolución diamantina”, que debe escucharse en el contexto de las movilizaciones feministas de los últimos años en México, remite al mejor minimalismo y a Steve Reich y cautiva con las voces del Los Angeles Master Chorale. Impecable grabación en vivo en el Walt Disney Concert Hall.

The Messtetics and James Brandon Lewis, de The Messtetics y James Brandon Lewis

Asociación sorprendente y gozosa la del saxofonista James Brandon Lewis (celebrado por DownBeat y la más rigurosa crítica jazzística) con The Messtetics, un improbable trío de jazz surgido de la diversidad y ambición de un par de ex integrantes de la legendaria banda post punk Fugazi, el bajista Joe Lally y el baterista Brendan Canty. Lewis conversa animadamente no solo con la firme base rítmica, sino también con el guitarrista Anthony Pirog, que escupe fuego. The Messtetics han grabado para el sello Dischord, del legendario Ian MacKaye (ex líder de Fugazi), pero esta feliz vinculación, que traza innovadores senderos para los jóvenes jazzistas, se la llevó Impulse! Records, que también grabó a Coltrane, Roach, Blakey y Hubbard, entre otras luminarias de la síncopa.

Y’Y, de Amaro Freitas

En su cuarto álbum, el treintañero pianista brasileño enfatiza que el suyo es, ante todo, un instrumento percusivo. Por momentos la grabación puede hacer pensar en una selva de música concreta: una filarmónica de flora, fauna, naturaleza toda, de la Amazonia entera; aves por doquier, insectos. El titulo se refiere a la forma de designar el agua o el río en lengua Sateré-Mawé. Son 43 minutos que transportan y ambientan. Es jazz, bossa nova, piano preparado, ritmos tribales. Hay invitados estelares, como Shabaka, el ex saxofonista de The Comet is Coming (cuyo Perceive its beauty, acknowledge its grace también es una grabación notable del 2024) y el guitarrista Jeff Parker. Un vívido viaje inmóvil. Una cautivadora oda en favor de la preservación del Amazonas. ~

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Ernesto Flores Vega (Huichapan, Hgo., 1964) es un melómano ecléctico. Ha ejercido el periodismo y la comunicación corporativa.


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