mezcla de testimonios reales y una historia de ficción, Yo, puta intenta abarcar los matices de la prostitución; cae, desde la primera escena, en los clichés y la doble moral que en teoría también denuncia. Ejemplo del problema: la elección de Denise Richards como álter ego de la periodista, una estudiante de antropología que moja los pies en las aguas de su investigación. Sexy y virgen a los veinticuatro años, seria pero muy arriesgada, Richards es una de las fantasías baratas que echa por tierra cualquier ínfula de investigación. La otra es Daryl Hannah en el papel de su vecina y amiga, nada menos que una puta fina con mucha disposición de ayudar. Los testimonios también tienden trampas, logradas con mañosa edición. – F.S.
Relato del ensayo del poema
A menudo se atribuye la precisa relojería de los ensayos de Gabriel Zaid a su profesión de ingeniero; se ha estudiado menos, en cambio, el diálogo constante entre su prosa y su poesía.
Velemir Jlébnikov
Pocos saben que Una bofetada al gusto público, el manifiesto futurista que ubicó a Maiakovski como el poeta vanguardista por antonomasia, estaba también escrito y firmado…
Casandra en la cocina
Hierven las papas. Entre nubesde vapor lo veo, lo escuchohablar con una suerte de retóricamal estudiada pero convincente.(Sonrío al pensaren lo que diría Demóstenes,mi vecino.)Más allá de la…
Poetas reprobados
Un profesor descalifica como antólogos de poesía a los poetas que no hayan sido aprobados, doctorandos, como portadores de la Sagrada Ampolla que lleva “la teoría literaria”.
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