Piedras Muertas
(Fragmento)
¿No pertenecemos ya, ¡oh lengua perforada!,
a la raza de nuestros padres?
El sol rodó en el polvo,
¡oh lengua atada!,
cuando ellos volcaron la litera del inca.
Sangre escarlata sobre el rostro, lengua arrancada
nuestras rodillas cubren las plazas
de alaridos terrosos a fuerza de sufrir.
Nuestra muerte con boca nacida y desnuda
flor y raíz de hierba amarga
caída de una Luna venenosa
con violentos reflejos de armadura
lengua incendiada
lengua suplantada
¡oh lengua ajusticiada!
de la raza de nuestros padres,
las palabras que lloras
ahora sólo son piedras
enemigas
esparcidas en el camino
¡oh camino clavado en la garganta!
Piedras
Han destruido y han reconstruido
la primera piedra la pusieron sobre
la nuca del inca.
Han quemado y sembraron las cenizas
nos pusieron las brasas sobre la lengua.
Han tomado el oro y la tierra, y atado
las piedras sobre nuestros hombros
nos dejaron con el silencio en el corazón.
El silencio, palabra de las piedras.
Tiahuanaco II
Desprendido del horizonte, el cielo liberó el espacio
con sus líneas perfectas
así la punta del grito libera al espíritu
del dolor, cree él,
y la tijera arranca el signo y la forma
a la inercia de la piedra
y el arquitecto ofrece el orden de las terrazas
a la luz
y el honor del pórtico al tiempo contado
pero cada imperio ignora la hora de su perdición.
Y desde ahora caminas, sombra de tu pueblo,
sobre la ciudad arrasada,
el cielo posado sobre nada, apenas una memoria. – Versión de Aurelia Álvarez Urbajtel