Para León Felipe.
Va a empezar la fiesta, la que se ha organizado para recordarle hoy a noventa años de su nacimiento.
¿Un poeta? Sí; un héroe de la vida, un atleta de la verdad y de la justicia, un hombre, que con la verdad y la belleza, resistió las embestidas de la mentira y de la indignidad. Tuvo en la mirada de su corazón, la luz suficiente para alumbrar y quemar, todo amor y violencia junto a la ventana que da al jardín y a la tempestad. Vivió muchos años en estas tierras de América, cuyas grandes culturas fueron substituidas por la de Europa a través de España, tierras que el poeta amó como suyas, a las que entregó su corazón disperso en su palabra que escuchamos siempre con urgencia y con amor. Por fallas de la condición humana, no es fácil encontrar a un hombre ilustre que iguale el pensamiento con la vida. Y éste es uno de los varios motivos de esta fiesta. La vida de León Felipe, es un ejemplo magnífico de lucha por la justicia que es fuente de toda verdad. El hombre frente al hombre, reclamando los derechos de los demás; el hombre poeta, que toma el lugar que le corresponde por su capacidad sensible a toda injusticia, ya que el arte es la síntesis de lo justo, aún en medio de la tempestad. El poeta puede señalar caminos en la penumbra del diálogo o en el medio día de la muchedumbre. No importan la calumnia ni la prisión. Pero sería injusto pedirle al poeta, al artista en general, que su obra esté condicionada a determinada conducta. Sí considero que el hombre, por su naturaleza misma, está obligado a no ser indiferente a luchar en todo momento por la justicia social.
El lenguaje de León Felipe, es sencillo y claro y hermoso y valiente. Como en los sitios volcánicos, hay siempre una flor entre las rocas. El cervatillo entre los grandes árboles, la mariposa sobre el mar.
Fue un gran cristiano que se alejó con todo lo que une a los pueblos. Habla para el hombre en todos los climas. Nos convida, nos pide, nos exige la fraternidad, tan fácil y tan difícil que la creemos a causa de nuestro insaciable egoísmo. Hemos invitado a escritores de muchas partes del mundo a esta fiesta de fraternidad. Aquí están casi todos, acompañándonos en torno al recuerdo del gran hombre poeta que fue, que es León Felipe. Leer a León Felipe es hermoso y saludable. La estatua tan llena de belleza que hoy se le consagra es obra de un artista español que llegó a México siendo niño, gracias al corazón de Lázaro Cárdenas, amigo, como todo buen mexicano, de la República Española. La estatua de León Felipe, es un testimonio más de todo lo que nos une a España. España en el corazón. Dediquémonos y también en homenaje a León Felipe, por elemental decencia, a luchar siempre por la justicia social, la bondad es el motivo de esta fiesta. Creo que ahora, como siempre hasta hoy, el hombre necesita más del corazón que del cerebro. Sí: más del corazón que del cerebro. Gracias, León Felipe.
Carlos Pellicer
Lomas de Chapultepec, 10 de abril de 1974
El original del discurso se encuentra en al archivo de Carlos Pellicer en la Biblioteca Nacional.
Transcripción de Adolfo Castañón.