Isla: palabra tan delgada y sola
Emilio de Armas
Isleño soy.
En el principio
fue el horizonte: la llanura
verde en agosto, seca ya en noviembre.
Y luego el mar y su confín de niebla,
donde desaparecen las gaviotas
y empieza el más allá.
En tierra nunca firme,
en ese inquieto limbo cotidiano
que es el destierro, existo,
rodeado de fantasmas y despojos
de lo que un día fuera la esperanza.
Crece aún la hierba y rompe el oleaje
contra un dique de piedra
que vuelve irreal toda distancia.
En el principio,
bajo el lento holocausto de las nubes,
fue el horizonte.
ii
(Instantánea)
Adolescente niño
con la frente roza la ventanilla
del avión, ya muy lejos de la tierra;
solo, rumbo a un exilio
sin rostro. Y en la bruma del cristal
llora.
Del otro lado,
oscura y sola en el azul
la isla. ~
(Camagüey, Cuba, 1953) es poeta y traductor. Su libro más reciente de poemas es La tarde tiene
prisa (El Zunzún Viajero, 2017)