Según el Centro de Documentación y Análisis (CEDIA) de la Cámara de Diputados, entre 2000 y 2011 los partidos políticos nacionales que se cubren de gloria recibieron unos 37 mil millones de pesos provenientes de la caridad pública del pueblo mexicano.
El PRI recibió 9 mil 900 millones.
El PAN 9 mil 675.
El PRD 5 mil 500.
El Partido Verde Ecologista 3 mil 70.
El Partido del Trabajo 2 mil 525.
Convergencia 2 mil 187 y el
Partido Nueva Alianza mil 173.
Gracias.
Al parecer tampoco hay motivo de escándalo en el hecho de que, durante el mismo periodo, otros nueve partidos políticos recibieron mil 900 millones que invirtieron en la encomiable tarea de desaparecer, cosa que lograron con éxito, a diferencia de los otros partidos que continúan cobrando.
¿Cuánto costó que el Partido Fuerza Ciudadana viviera once meses, lograra el 0.46% de la votación y demostrara que careció completamente de fuerza ciudadana? Por lo menos 200 millones de pesos. Gracias.
El Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (sic) vivió cuatro años (2005-2009) dedicado, únicamente, a disminuir el tamaño de su nombre, cosa que logró, pasando primero a Partido Alternativa Socialdemócrata y después a Partido Socialdemócrata. (Dos años más y se habría convertido en el Partido Social y, por último, en el Partido a secas.) También logró disminuir sus votos al 1.03% y perder el registro, a cambio de 200 millones de pesos. Gracias.
Qué raro se llaman los partidos políticos. En México (y supongo que en muchas otras partes) esos nombres son las formas más abreviadas de la ficción, una especie de hai-kú de la fantasía voluntarista: ¿qué demonios quiere decir que un partido se llame “México Posible”? ¿Qué clase de imbécil se requiere para redactar esa sinopsis del sinsentido? Alguien que cobró 200 millones. Gracias.
¿Qué quiere decir “Acción Nacional”? Que su acción no es china y está contra la inacción (que es la cordura). El PRI demuestra una morbosa lealtad a la paradoja: ¿cómo se puede ser a la vez “revolucionario” e “institucional”? (a partir del 2012 ya podría cambiar su nombre a un oximoron aún más elocuente: Partido Evolucionario Definitivo). ¿Por qué “de la Revolución Democrática” y no de la “Democracia Revolucionaria”?
Ahora les ha dado por cambiar de nombre. Los partidos del señor AMLO se aglutinan ahora en un “Movimiento para la Regeneración Nacional”, MORENA para los amigos, acrónimo que se disfraza de raza de bronce y se encomienda a la Niña Linda del Tepeyac, gestora involuntaria que orillará al votante ígnar, en el trance de la boleta electoral, a elegir entre los colores de la bandera y un milagro.
El que se llamaba “Convergencia Democrática” (sic) ha mutado a “Movimiento Ciudadano”… ¿No es un exceso apropiarse del sustantivo “ciudadano”, tan colectivo y, por definición, tan sin dueño? Su nuevo lema es genial: “Soluciones Ciudadanas Para Ti”. No sé quién es Ti, pero supongo que Ti son ellos mismos y que los ciudadanos somos su solución. Todo esto lo anunciaron durante un banquete en el que votaban con el tenedor: sopa de espárragos, filete miñón y macedonia de frutas, pagados por el erario. Su programa es otra paradoja: acabar con los monopolios e impedir la privatización de PEMEX. Los movimientos ciudadanos posteriores y postreros fueron, esencialmente, peristálticos. En todo caso, este movimiento ciudadano cuesta 2 mil millones para Ti. Gracias.
Qué fastidio votar por estos próceres onerosos decididos a salvarme con mis propios impuestos. Si alguno se cambiara el nombre a Partido Francamente Queremos Lana (FRAQUELA) le entregaría mi voto sin pensarlo dos veces, sólo en agradecimiento a su sinceridad.
¿Escuchar la voz de la ciudadanía? Juega: la mía dice así: hagan la acción nacional de agarrar democráticamente su partido y trasladarlo sin alternativa y de manera ciudadana hacia su convergencia revolucionaria.
De nada.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.