Acaba de publicarse un nuevo libro sobre el EZLN y las comunidades indígenas que lo apoyan. Además de ser un libro que propone la discusión política, es sobre todo el resultado de una fructífera y amplia investigación sociológica e histórica llevada a cabo por Marco Estrada Saavedra. El libro, publicado por el Colmex, se titula La comunidad armada rebelde y el EZLN. Con el fin de estimular su lectura, resumo aquí algunas de sus tesis.
Marco Estrada explica el nacimiento del EZLN por la confluencia de tres expresiones comunitarias previas:
1. El surgimiento de lo que llama “la nueva comunidad”, constituida por los ejidos que nacen en los años treintas y que son comunidades tojolabales desprendidas de la vieja estructura agraria dominada por las fincas tradicionales. A esto se agrega un proceso paralelo de colonización de la selva, fragmentación de fincas y desarrollo de un sector de rancheros ladinos compuesto de ganaderos emprendedores individualistas ajenos a las comunidades.
2. Al mismo tiempo se amplió enormemente otra comunidad, una comunidad de orientación espiritual y religiosa, que fue tejiendo las redes de civilidad cristiana –civitas christi– conformadas por la labor pastoral de los catequistas.
3. Paralelamente surge lo que Estrada llama la comunidad republicana de masas, compuesta por organizaciones campesinas y uniones de muy diverso signo político (CIOAC, ARIC, etc.)
Durante los años ochentas, años de frustración, desilusión y desencanto entre los tojolabales, las tres comunidades (ejidal, pastoral y de masas organizadas) impulsan una nueva formación, el EZLN. En esta comunidad armada rebelde confluyen líderes indígenas, agentes de pastoral y asesores políticos. Lo que hace Estrada en su libro es estudiar detenidamente, en un meticuloso y laborioso trabajo de campo, la base social del EZLN y no tanto su cúspide, que es el fenómeno que más ha llamado la atención. El resultado es fascinante y nos descubre una situación extremadamente compleja.
Quienes fuimos a la convención zapatista de agosto de 1994, en el llamado “Aguascalientes”, pudimos apreciar durante un par de días un apretado microcosmos de lo que Estrada describe y analiza en detalle. Había allí una peculiar mezcla de autoritarismo y desorden, nuevas pero incoherentes identidades colectivas, prácticas militares rígidas, ridículas y solemnes, mandones obedientes a órdenes y consignas, promotores del folklore turístico revolucionario, disputa de los indígenas por las sobras del gran picnic revolucionario, rigidez política combinada con fragmentación, espíritu de catequistas transfigurados en soldados. Aquella reunión de 1994 fue una alucinante aglomeración de ejemplares de toda la izquierda mexicana en un enorme campo de concentración, todos privados de libertad de circulación en espera del show del subcomandante.
Estrada detalla y observa con cuidado lo que hubo detrás de este espectáculo. Presenta mucha información sobre la organización de las comunidades zapatistas, sus divisiones, sus pleitos internos, el chismorreo que las permea, su disfuncionalidad, la gestación de identidades, su carácter militar, la fragmentación y la exclusión.
Celebro que este libro constituya una refinada aproximación científica a un problema político. Deja atrás la chiapanología superficial, la demagogia de los políticos, la mitología fervorosa de intelectuales y las especulaciones periodísticas. Se trata de una extraordinaria aportación que recomiendo ampliamente a los lectores.
Es doctor en sociología por La Sorbona y se formó en México como etnólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.